En todo el mundo, la escala a la que la gente recolecta peces del mar varía según la capacidad de la industria. En un extremo se encuentra la pesca industrial, con sus grandes barcos de potentes motores, voluminosas redes, largos viajes y capturas masivas. Por el otro, la pesca artesanal o de pequeña escala, con embarcaciones más pequeñas, equipos de menor tecnología, viajes más cortos y capturas modestas.
También existen otras diferencias entre los dos sectores pesqueros, como el destino de sus capturas: típicamente mercados de exportación, incluidos los de alimentos para animales, para los pescadores industriales, y típicamente mercados locales o regionales para el consumo humano para los pescadores artesanales.
Pesca industrial y artesanal
La pesca industrial y la artesanal también difieren en su impacto relativo sobre el medio marino. No es sólo el tamaño de sus capturas lo que marca la diferencia, sino también la cantidad de pescado que cada sector descarta, entre otros factores.
Los dos sectores han entrado en conflicto en muchas partes del mundo, como África occidental, Madagascar y Brasil, donde los pescadores artesanales a menudo acusan a los industriales de capturar demasiado pescado o de incursionar en zonas reservadas para ellos.
Aún así, no es tan simple como decir que la pesca industrial es demasiado grande para continuar, mientras que la pesca artesanal es el camino a seguir. Por un lado, la demanda mundial de pescado es enorme; por otro, cada sector es diverso y existe margen de mejora en ambos.
Los países que encabezan la producción de pesca en el mundo son China, Indonesia, Perú, Rusia e India. México actualmente ocupa el lugar #17 en el mundo.
Sonora es el estado con mayor producción pesquera. Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Colima, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán también cuentan con flotas pesqueras y una industria acuícola, aunque no todas fabrican una contribución económica y productiva igual.
El problema de la sobrepesca
La pesca es uno de los factores más importantes de la disminución de las poblaciones de vida silvestre en los océanos. La captura de peces no es intrínsecamente mala para el océano, excepto cuando los barcos capturan peces más rápido de lo que las poblaciones pueden reponerse, algo que se llama sobrepesca.
El número de poblaciones de peces sobreexplotadas a nivel mundial se ha triplicado en medio siglo y hoy en día un tercio de las pesquerías evaluadas del mundo están actualmente explotadas más allá de sus límites biológicos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
La sobrepesca está estrechamente relacionada con la captura incidental: la captura de vida marina no deseada mientras se pesca una especie diferente. Esta también es una grave amenaza marina que provoca la pérdida innecesaria de miles de millones de peces, junto con cientos de miles de tortugas marinas y cetáceos.
La sobrepesca sistémica sólo empeora con las capturas y el comercio ilegales. De hecho, algunos de los peores impactos en los océanos son causados por la pesca ilegal generalizada, que se estima en hasta el 30% de la captura o más para especies de alto valor. Los expertos estiman que los delitos cometidos con redes de pesca ilegales, no declaradas y no reglamentadas ascienden a 36,400 millones de dólares cada año.
Estas capturas ilegales se mueven a través de cadenas de suministro que no son transparentes debido a la falta de sistemas para rastrear el pescado desde la captura hasta el consumidor (algo llamado trazabilidad), y controles de importación en gran parte del sector.
Los subsidios, o el apoyo brindado a la industria pesquera para compensar los costos de hacer negocios, son otro factor clave de la sobrepesca. Los subsidios pueden llevar a un exceso de capacidad de los buques pesqueros y a un sesgo de los costos de producción de modo que las operaciones pesqueras continúen cuando de otro modo no tendrían sentido económico.
Se estima que la flota pesquera mundial actual tiene hasta dos veces y media la capacidad necesaria para capturar lo que realmente necesitamos. Esto solo empeora con el sobreconsumo y el alto índice de desperdicio de alimentos a nivel mundial.
La sobrepesca puede afectar ecosistemas enteros. Puede cambiar el tamaño de los peces que quedan, así como la forma en que se reproducen y la velocidad a la que maduran. Cuando se sacan demasiados peces del océano, se crea un desequilibrio que puede erosionar la red alimentaria y provocar la pérdida de otras especies marinas importantes, incluidas especies vulnerables como las tortugas marinas y los corales.
Un estudio publicado en la revista científica Nature encuentra que aproximadamente el 75% de la pesca industrial es actualmente indetectable para las autoridades. Es extremadamente importante exigir a las autoridades ambientales y gobiernos más modernidad y seriedad para controlar la sobrepesca en los océanos, pues en esta amenaza se está jugando la diversidad del océano y la conservación de las especies marinas.
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