No cabe duda que vivimos un tiempo de incertidumbre en todos los aspectos. Y uno de los más notorios es lo que podemos esperar de la nueva intensidad de los desastres naturales a la luz de la crisis climática. Y, al mismo tiempo, es cada vez más importante estar preparados para lo inesperado y aspirar a contar con los recursos básicos para poder enfrentar crisis de este tipo, para lo cual debemos de hacer todo por garantizar también la seguridad alimentaria
Tuvimos la oportunidad de hablar con dos de los representantes de la Alianza para la Seguridad Alimentaria de Baja California (también conocida como ASA), una asociación sin fines de lucro y sin afiliaciones políticas fundada en 2014, que trabaja en la seguridad alimentaria y recaudando fondos para la respuesta a desastres climáticos en el estado de Baja California. En su visión consideran necesario abordar la problemática desde una perspectiva sistémica para lograr un cambio significativo y perdurable en el tiempo.
En sus labores trabajan con actores clave y agentes de cambio para co-crear un sistema alimentario equitativo, sano y resiliente para Baja California Sur. Conversamos con Claudia Velo, Directora de vinculación de ASA y Cristian Zavala, Gerente del Programa de Resiliencia Climática.
ASA trabaja bajo 4 pilares para fortalecer el sistema alimentario, y uno de los principales es el Plan Estatal para Respuesta a Emergencias Alimentarias (PEREA), que dirige Cristian Zavala. En palabras de Claudia, “Nosotros como ASA trabajamos con comunidades y redes, e invitamos a todos a la mesa para que a través del poder transformador de la comida podamos fortalecer a las comunidades y tener un estado más resiliente.”
Respondiendo a la crisis climática
Existen teorías que dicen que “no hay nada natural en un desastre” sin embargo, independientemente de nuestras creencias personales, la realidad es que los fenómenos naturales son cada vez más grandes y catastróficos, y nos exigen cada vez más en términos de preparación.
ASA está completamente consciente de ello. “Después de la experiencia con Otis, ahora tenemos algunos sistemas que funcionan pero ya no son suficientes. Es importante tener conciencia de que el clima está cambiando y que debemos estar preparados para eso, tomando en cuenta los pronósticos que tenemos a la mano pero no como única herramienta de preparación. Es importante seguir tejiendo esta comunidad, aprendiendo juntos y conectarnos con otros, que es lo que estamos haciendo en ASA” nos comentó Cristian.
Al mismo tiempo, el reflexionar sobre cuál es el papel de los pilares que conforman la sociedad es muy importante. El huracán Otis fue una muestra no solo de la letalidad de los desastres sino del poco (y entorpecido) involucramiento que pueden tener las instituciones gubernamentales en la atención al desastre. “Las instituciones gubernamentales podrían contribuir más integrándose a la conversación, en un diálogo diverso con diferentes sectores que estén sentados en la mesa para poder mover un proceso” comentó Cristian.
También añadió que en PEREA se está trabajando una implementación de la mano con grupos comunitarios, pero también están haciendo enlaces con empresarios y algunas instituciones de gobiernos. “Es importante recalcar que en la protección civil todos tenemos que ser parte de la respuesta, pero sí cae mayormente en las manos del gobierno accionar las herramientas necesarias para responder” comentó.

Por otro lado, una de las labores más importantes de ASA reside en garantizar la seguridad alimentaria en el estado de Baja California, en donde existen muchas comunidades marginadas, y donde los ciclones y huracanes son una realidad que se repite cada año.
Claudia Velo nos comentó que “hay muchas poblaciones que están sobre los arroyos (la arena o tierra donde antes corría un río y que hoy en día puede inundarse en temporada de huracanes). Entonces lo que hacemos es ir a las comunidades a dar talleres de capacitación para que entre ellos puedan coordinarse, incluso antes de que llegue la ayuda, para así estar más seguros.”
Este tipo de fenómenos son un resultado directo de la crisis climática y, a todas luces, la nueva realidad de para qué debemos estar preparados. Incluso cuando no lo creímos posible en el pasado, hoy esto es nuestra realidad.
De manera que la intención de ASA no es solamente poder proveer a las comunidades con recursos para atender la crisis, sino coordinarse para aprender en conjunto con las comunidades y así ayudar a organizar la fortaleza de estas para que puedan prevenir los daños incluso antes de que llegue la ayuda, y así disminuir el impacto.
Fortaleciendo la seguridad alimentaria
Como su nombre lo dice, la seguridad alimentaria es uno de los pilares más importantes de ASA. La organización cuenta con un banco de alimentos, el Banco de Alimentos Californiano. Éste es un centro de acopio que está abierto 6 días a la semana con una sucursal en La Paz y otra en Los Cabos. ASA recibe donativos de diferentes centros de consumo en los que hay comida que ya no está en condiciones óptimas para la venta (únicamente en términos estéticos, ya que sigue estando en condiciones óptimas para consumo humano).
Todo este alimento se recupera y se distribuye a centros comunitarios de apoyo. ASA colabora en coordinación con la red nacional de Bancos de Alimentos e invitan a restaurantes y hoteles en la zona, que son lugares donde tradicionalmente se desperdicia comida, a contribuir al banco de alimentos. Tienen un programa llamado “Al Rescate” para alimentos en óptimas condiciones que no fueron consumidos y se distribuyen a los centros comunitarios y grupos de apoyo.

“Incluso llegando al Banco de Alimentos se hace una clasificación y si hay productos que no son óptimos para el consumo entonces se trasladan a ranchos para convertirse en alimento para animales. De manera que incluso lo que no es apto para consumo humano se aprovecha, ya sea como alimento de animales o composta” nos comentó Claudia.
Estos esfuerzos son sumamente importantes, ya que según reportes de la Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se desperdician en el mundo 2,500 millones de toneladas de comida. Y no cabe duda que el desperdicio de alimentos es una de las causas más importantes de la seguridad alimentaria, principalmente en América Latina.

Seguridad alimentaria y desperdicio de comida
Actualmente, ASA cuenta con una campaña de recaudación para el programa PEREA durante la temporada de huracanes. Tienen una meta de recaudación de 2 millones de pesos, y con ello preparan paquetes alimentarios, activan cocinas emergentes para atender a la población y la facilitan movilización de los Equipos de Respuesta a Emergencias, que trabajan directamente para hacer llegar la ayuda a las comunidades. La campaña está vigente y cualquier persona puede donar la cantidad que le sea posible. “Lo más importante de este fondo es que nos permite responder de inmediato” comentó Claudia.
En medio de la crisis que el planeta enfrenta, la crisis de la falta de humanidad y empatía ante el sufrimiento ajeno es una de las más graves. Y son organizaciones como ASA que atacan directamente este problema fortaleciendo los lazos de la comunidad y dando ayuda a los que más la necesitan.
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