En Cali, la cumbre, conocida oficialmente como la 16ª Conferencia de las Partes en el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, concluyó tras 12 días de intensos debates entre 170 delegaciones, según el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia. El objetivo central del Convenio, adoptado por 196 países en 1992, es promover medidas que conduzcan a un futuro sostenible.
Acuerdos de la COP 16
Los diplomáticos de 180 países dieron fin a dos semanas de conversaciones sobre medio ambiente tras acordar un nuevo fondo que trasladaría parte de las ganancias del ADN de la naturaleza a los esfuerzos de conservación global.
El acuerdo prevé que las empresas que ganan dinero con la información genética almacenada en bases de datos, conocida como información de secuencias digitales, paguen a un fondo que funciona como una especie de tasa por el uso de la biodiversidad. De alguna manera, ahora tendrán que retribuir su huella ambiental de una manera más concreta.
Este acuerdo establece los detalles sobre cuánto deben pagar: el 1% de sus ganancias o el 0,1% de sus ingresos, como guía. Se “invita” a los gobiernos a tomar medidas legislativas o de otro tipo para exigir a las empresas que contribuyan.
Un fondo de ese tipo podría recaudar quizás mil millones de dólares por año para la conservación de la biodiversidad, según una investigación encargada por la secretaría que rige el tratado.
Los avances científicos han hecho que sea más fácil y barato para los investigadores secuenciar material genético. Eso significa que ahora hay grandes cantidades disponibles en bases de datos para que las empresas farmacéuticas, cosméticas, biotecnológicas y otras las analicen en su búsqueda de desarrollar nuevos productos.
Logros importantes
La reunión terminó con algunos logros importantes como la aprobación del “Fondo de Cali” para la Información de Secuencias Digitales (DSI, por sus siglas en inglés) sobre recursos genéticos. Se trata de un mecanismo de financiación único orientado a distribuir equitativamente los beneficios económicos del uso de esos recursos, muchas veces descubiertos y aprovechados inicialmente por comunidades indígenas o locales, y sus secuencias digitales.
También se logró el reconocimiento de los afrodescendientes dentro del CDB y la creación de un órgano subsidiario para los pueblos indígenas y las comunidades locales dentro del convenio. Esto quiere decir que tendrán un puesto permanente en las negociaciones, el cual no dependerá de la voluntad de los gobiernos de turno. “Se reconoce el papel único de los pueblos indígenas y las comunidades locales, sus innovaciones, prácticas y conocimientos tradicionales en la implementación del Convenio sobre la Diversidad Biológica, en sus protocolos y en el Marco Mundial sobre la Biodiversidad de Kunming-Montreal”, indica el documento oficial donde se creó el órgano subsidiario.
Estas dos decisiones se tomaron en la madrugada del 2 de noviembre y se sumaron a la aprobación de un acuerdo sobre las áreas marinas de importancia ecológica o biológica (EBSA, por sus siglas en inglés) situadas en aguas internacionales, que establece un proceso científico y técnico para identificar esos espacios que están fuera de la jurisdicción marítima de cualquier país. Este tema se venía debatiendo desde la COP13 en 2016 y es esencial para implementar varios objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal, al tiempo que respalda el Tratado de Alta Mar, que aún espera por ratificación.
La COP 16 también acordó un nuevo proceso para identificar áreas marinas de importancia ecológica o biológica (EBSA, por sus siglas en inglés). Las Partes acordaron mecanismos para identificar nuevas EBSA y actualizar las existentes, asegurando que la catalogación de la información de estas áreas pueda respaldar la planificación y la gestión con la ciencia y los conocimientos más avanzados disponibles.
Las conversaciones se prolongaron más allá de la fecha límite del viernes por la tarde y terminaron abruptamente el sábado, cuando los delegados comenzaron a salir hacia el aeropuerto y se perdió el quórum. Algunos temas de la agenda, incluido uno polémico sobre cómo movilizar y distribuir 200 mil millones de dólares al año para 2030, un objetivo establecido en la ronda anterior de conversaciones sobre biodiversidad en Montreal, quedó sin resolver.
Todos los acuerdos de esta cumbre son valiosos e importantes, y, si se siguen correctamente, darán pie a un avance importante. Sin embargo, la realidad es que este tipo de discusiones deberían de abordarse con mucha mayor urgencia, incluyendo más holgura de tiempo (debido a la complejidad que los acuerdos implican) y contar con mayor presupuesto para cumplir metas más ambiciosas. A pesar de que probablemente no fue a causa de la negligencia de los delegados, no existe una excusa para posponer acuerdos de este calibre por dos años más. A final de cuentas, nuestro futuro depende -literalmente- de ello.
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