La deforestación en Costa Rica provocó que casi la mitad de su cubierta forestal perdiera en 1987. Pero gracias a una iniciativa liderada por el gobierno que paga a las comunidades locales para ayudar a proteger el ecosistema natural, se convirtió en el primer país tropical en haber detenido y, posteriormente, revertido la deforestación.
Entendiendo la iniciativa
En la década de 1940, el 75% de Costa Rica estaba cubierto de selva tropical. Tras la llegada de los madereros, gran parte de la tierra fue talada para cultivar y criar ganado. No está claro cuánta tierra se perdió exactamente, pero se cree que entre la mitad y un tercio de la cubierta forestal fue destruida en 1987.
Después de esta devastación, el gobierno intervino para restaurar y preservar los bosques. En 1996, el gobierno costarricense declaró ilegal la tala de bosques sin la aprobación de las autoridades y al año siguiente introdujo el Programa de Pagos por Servicios Ambientales (PSA).
Actualmente, cerca del 60% de la tierra es nuevamente bosque y el paisaje alberga alrededor de medio millón de especies de plantas y animales.
El logro significativo del país es una clara disparidad con el resto de los trópicos donde las tasas de deforestación siguen aumentando. Según datos de la Universidad de Maryland, en 2019 las regiones tropicales perdieron cerca de 12 millones de hectáreas, el equivalente a 30 campos de fútbol por minuto, y casi un tercio de la pérdida se produjo en bosques primarios más antiguos y ricos en carbono.
El éxito de Costa Rica fue impulsado por la economía. La combinación de la prohibición de la deforestación con la introducción de PSA, que paga a los agricultores para proteger las cuencas hidrográficas, conservar la biodiversidad o mitigar las emisiones de dióxido de carbono, es la razón del éxito.
Sin inversión no hay retorno
Carlos Manuel Rodríguez, ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, reconoció que las personas son más propensas a cuidar el medio ambiente si se les proporciona un ingreso. Es cierto que las personas deberíamos de cuidar el medio ambiente como si nuestra vida dependiera de ello (porque literalmente así es) pero el reconocer que es necesario invertir para ver una cooperación real de las personas es una triste pero dura verdad sobre cómo debemos de aprender a cuidar el medio ambiente. Según FONAFIFO, el fondo industrial del país, el plan PES paga un promedio de 64 dólares por hectárea al año para la protección básica de los bosques.
El plan permite a los agricultores generar ingresos adicionales mediante la cosecha selectiva de madera de las áreas reforestadas. Flores buscó la orientación de Fundecor, una ONG de silvicultura sostenible, para asegurarse de no alterar ni dañar el ecosistema de ninguna manera.
El plan gubernamental, financiado predominantemente por un impuesto a los combustibles fósiles, ha financiado un total de 500 millones de dólares a los propietarios de tierras durante los últimos 20 años, según FONAFIFO. Ha salvado más de 1 millón de hectáreas de bosque, lo que equivale a una quinta parte de la superficie total del país, y ha plantado más de 7 millones de árboles.
Las claves del éxito costarricense para revertir la deforestación fueron:
- Normativas estrictas: Leyes claras y exigentes que protegen los ecosistemas naturales.
- Estímulos económicos: Pago por servicios ambientales que incentivan la reforestación y la conservación.
- Colaboración internacional: Acuerdos con organismos como el Banco Mundial, el Fondo Verde del Clima y la coalición LEAF, que aportan financiamiento a cambio de la captura de carbono en los bosques costarricenses.
Gracias a este enfoque, Costa Rica ha logrado construir una economía basada en principios sostenibles, diferenciándose de otros países que dependen de la explotación de recursos naturales. Este modelo es un ejemplo esperanzador en un contexto global donde la crisis climática afecta cada vez más. Sin embargo, este modelo sigue siendo la excepción y no la regla.
Deforestación que persiste
En América Latina, la deforestación sigue siendo uno de los principales retos ambientales. Impulsada por actividades humanas como la agricultura intensiva, la minería y la urbanización descontrolada, esta problemática tiene efectos irreparables en el medio ambiente.
El reporte Deforestation Fronts: Drivers and Responses in a Changing World, publicado por WWF indica que, de los 24 frentes monitoreados, 9 se encuentran en América Latina, una región que ha experimentado una disminución del 94% en las poblaciones de vida silvestre monitoreadas. Esta alarmante disminución de la biodiversidad se atribuye, en gran parte, a la pérdida y degradación del hábitat causada por los cambios en el uso de la tierra. E
Los datos presentados en el informe indican que la deforestación estaba ocurriendo a tasas más altas en la Amazonía brasileña, la Amazonía boliviana, Paraguay, Argentina, Madagascar y Sumatra y Borneo, en Indonesia y Malasia.
El modelo de Costa Rica demuestra que es posible revertir esta tendencia, enviando un mensaje contundente al resto del mundo sobre la importancia de tomar acciones concretas y sostenibles frente al cambio climático. Sin embargo, lo más importante para poder implementar estas medidas es dejar de pensar que podremos cumplir los (enormes) objetivos necesarios sin invertir cantidades igualmente significativas de dinero. Si hemos invertido tanto dinero en dañar el medio ambiente, necesitamos invertir igual o más para intentar reparar todos los daños que ya hicimos.
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