Una de las razones más importantes para convencernos de preservar la naturaleza es, literalmente, por nuestro propio bien. Nuestra creciente dependencia de la tecnología, combinada con la tendencia hacia la vida urbana, significa que muchos de nosotros pasamos cada vez menos tiempo al aire libre. Incluso cuando esto actúa contra nuestro propio bienestar físico y mental.
Se ha descubierto que pasar tiempo en la naturaleza ayuda con problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. Un ejemplo de ello es que investigaciones sobre la llamada ecoterapia (un tipo de tratamiento formal que implica realizar actividades al aire libre en la naturaleza) han demostrado que puede ayudar con la depresión leve a moderada. Esto podría deberse a la combinación de actividad física regular y contacto social con la naturaleza.
Estar al aire libre bajo la luz natural también puede ser útil si se padece trastorno afectivo estacional (TAE), un tipo de depresión que afecta a las personas durante determinadas estaciones o épocas del año.
Beneficios cognitivos
Pasar tiempo en la naturaleza puede ser altamente positivo para nuestras mentes constantemente ocupadas. Tanto la investigación correlacional como la experimental han demostrado que la interacción con la naturaleza tiene beneficios cognitivos. Los investigadores han demostrado que los espacios verdes cerca de las escuelas promueven el desarrollo cognitivo en los niños y que las vistas verdes cerca de los hogares infantiles promueven conductas de autocontrol.
Otra función que se beneficia del contacto con la naturaleza es, según un estudio hecho por Kathryn Schertz y Marc Berman, las personas que vivían en lugares con más espacios verdes mostraron un mejor funcionamiento atencional que aquellos en lugares con menos acceso a entornos naturales. Además, diversos experimentos han descubierto que la exposición a entornos naturales mejora la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva y el control atencional, mientras que la exposición a entornos urbanos se relaciona con déficits de atención.
Factores positivos
Por otro lado, la hipótesis del concepto llamado biofilia sostiene que, dado que nuestros ancestros evolucionaron en entornos silvestres y dependían del medio ambiente para sobrevivir, tenemos un impulso innato de conectar con la naturaleza. De manera que el obligarnos a nosotros mismos, ya sea por preferencia u obligación, a vivir constantemente en un entorno urbano no es solo nocivo, sino que es antinatural.
Incluso los sonidos de la naturaleza pueden tener un efecto recuperador, ya que el exponernos a sonidos como los grillos, el romper de las olas o el canto de los pájaros puede ayudar a regular nuestro sistema nervioso y hacernos sentir más tranquilos, al igual que mejorar nuestra concentración.
Los investigadores examinaron datos de más de 900,000 residentes nacidos entre 1985 y 2003. Descubrieron que los niños que vivían en barrios con más espacios verdes presentaban un menor riesgo de padecer diversos trastornos psiquiátricos en etapas posteriores de la vida, como depresión, trastornos del estado de ánimo, esquizofrenia, trastornos alimentarios y trastornos por consumo de sustancias. En quienes tuvieron una menor exposición a espacios verdes durante la infancia, el riesgo de desarrollar enfermedades mentales era un 55% mayor que en quienes crecieron con abundantes espacios verdes.
La naturaleza reduce la ansiedad
Otro factor que puede beneficiarse de pasar tiempo en la naturaleza es, irónicamente, la ecoansiedad. A pesar de que este sentimiento se deriva de la falta de control sobre el estado de ataque constante a nuestro planeta, el poder convivir con la naturaleza ayuda a enfocarnos en los ambientes que podemos controlar y en cómo cuidarlos.
Al mismo tiempo podemos contribuir a cualquier tipo de ansiedad si intentamos cuidar un ecosistema o un ser vivo. Muchas personas que padecen de ansiedad han encontrado efectos altamente positivos derivados de cuidar plantas y animales, diciendo que el hacerlo los ha invitado a cuidarse más y mejor a ellos mismos también.
La hipótesis de la reducción del estrés postula que pasar tiempo en la naturaleza desencadena una respuesta fisiológica que reduce los niveles de estrés y a su vez la ansiedad también.
Es por eso que, si no nos habíamos dado cuenta antes, no hay manera de acabar con la naturaleza sin acabar con nosotros mismos también. Es por eso que es sumamente importante comenzar a abogar por los espacios verdes públicos en cualquier ciudad, ya que probablemente sean los únicos que nos eviten severos daños a nuestra salud mental.
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