Hoy en día una de las principales preocupaciones de cualquier mercado es cómo atender la semana de los miles de millones de seres humanos que habitan el planeta. Y cómo hacer que recursos finitos puedan estar al día con una demanda que parece infinita.
En la rama de la tecnología, tanto los elementos que se usan como la manera de extraerlos suele ser extremadamente contaminante. Es por eso que los países y compañías han intentado buscar diferentes fuentes para estar al día con la demanda y al mismo tiempo hacer que la extracción sea más sustentable.
En el marco del mercado de la energía limpia a punto de expandirse aún más, los científicos buscan nuevos materiales alternativos que puedan alimentar nuestro planeta sin aumentar su temperatura. Sin embargo, se necesitará más tiempo e inversión antes de que los metales abundantes puedan reemplazar a los preciosos.
Dado que la lista de minerales críticos es larga y diversa, conviene reducirla. Y un mineral destaca: el litio. Es un elemento químico metálico, blanco plateado y muy reactivo, el más ligero de todos los metales. Se utiliza en diversas aplicaciones, desde baterías hasta medicamentos. Es muy fácil de manipular porque es blando y ligero
La demanda del futuro
Se estima que la mitad del crecimiento de la demanda de minerales para energía limpia provendrá de vehículos eléctricos y baterías, principalmente debido a su necesidad de este metal. Dependiendo del esfuerzo mundial por descarbonizar, se proyecta que el uso de litio aumentará hasta 51 veces sus niveles actuales para 2040, más de 10 millones de toneladas métricas al año.
Esto se debe a que el litio sigue siendo el mejor material para almacenar y liberar energía en baterías para diversas aplicaciones, desde las pequeñas celdas de los audífonos inalámbricos hasta los conjuntos de miles de celdas que forman las baterías gigantes de la red eléctrica. A medida que más automóviles sustituyen los motores de gasolina por motores eléctricos y que más energía eólica y solar intermitente se conectan a la red eléctrica, más necesitamos formas alternativas de almacenar energía.
Si bien el litio no es particularmente escaso, extraerlo de la tierra no es fácil. Solo unos pocos lugares en el mundo cuentan actualmente con la infraestructura para extraerlo a gran escala y a un precio lo suficientemente bajo como para que valga la pena, incluso con una demanda en constante aumento.
Buscando en lugares alternativos
Por otro lado, existe una carrera mundial por asegurar más suministros minerales desde lugares remotos, incluso en el fondo del océano. En partes del fondo del mar existen vastos yacimientos de nódulos compuestos por níquel, cobalto, litio y manganeso. Para las empresas mineras, el argumento es que la minería del lecho marino podría ser menos dañina para el medio ambiente que la perforación o la extracción de salmuera en tierra.
Sin embargo, esta afirmación está lejos de ser cierta. Solo porque no hay humanos en el fondo del mar esto no significa que es un lugar apto para actividades disruptivas como la minería. El fondo del océano es todo menos un lugar desolado; existen todo tipo de especies en la zona, incluyendo especies aún por descubrir. Una de las zonas más lucrativas para la minería marina, la Zona Clarion-Clipperton en el Océano Pacífico, se extiende por 4,5 millones de kilómetros cuadrados (1,7 millones de millas cuadradas) entre Hawái y México. Hoy sabemos que alberga un rico ecosistema de esponjas, anémonas y pepinos de mar.
Otro factor a considerar es que extraer rocas del fondo marino es inevitablemente costoso. La Zona Clarion-Clipperton puede alcanzar los 5,500 metros de profundidad. Transportar esos minerales, enviarlos a la costa y refinarlos aumenta su precio.
Parece mentira, pero a estas alturas hay empresas que han propuesto extraer minerales críticos de asteroides. Una empresa llamada AstroForge, ya ha lanzado una nave espacial de prueba al espacio profundo. Esta es una propuesta comercial aún más arriesgada, ya que trabajar en el espacio es incluso más caro que intentar extraer el fondo del océano. Pero la tecnología de minería espacial es un proyecto ambicioso que está a décadas de distancia de siquiera obtener una muestra.
Las empresas que impulsan estas propuestas afirman que la demanda de la humanidad por estos minerales no hace más que crecer y que es prudente empezar a tomar medidas ahora para aumentar el suministro de materias primas en el espacio. Pero por el momento, no hay una solución fácil: impulsar un mundo más verde implica que seguiremos necesitando extraer muchos más minerales críticos para abandonar los combustibles fósiles y optar por energías limpias. De lo contrario, la humanidad seguirá extrayendo y quemando carbón, petróleo y gas natural, lo que seguirá calentando el planeta.
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