Turismo y tráfico de vida silvestre

Turismo y tráfico de vida silvestre

En la época vacacional además de pensar en respetar los ecosistemas que visitemos como turistas, es importante reflexionar sobre cómo nuestras actividades y gastos pueden estar fomentando el tráfico de vida silvestre.

 

Existen vínculos claros entre el turismo y el comercio internacional de vida silvestre, especialmente en países con altos niveles de biodiversidad y un gran número de turistas internacionales (que muchas veces suele coincidir con países del sur global). En ausencia de regulaciones claras y la implementación de las políticas existentes, los turistas pueden, sin darse cuenta, tener un impacto negativo en el medio ambiente, incluso a través de artículos comprados como souvenirs.

 

Sin embargo, detrás de estas actividades y objetos se esconde una enorme amenaza: el tráfico ilegal de vida silvestre. Los destinos turísticos de muchos países, que albergan una vasta diversidad de ambientes naturales y especies silvestres, son lamentablemente también escenarios donde muchas de estas criaturas se encuentran bajo seria amenaza y son víctimas de un comercio clandestino que las arrastra hacia la extinción.

 

Y es que el impacto del tráfico de vida silvestre se refleja en mucho más que los animales en sí, sino en todos los productos derivados de animales que podemos comprar. Al adquirir un animal o planta nativa o incluso un objeto elaborado con partes de animales (ya sea cuero, hueso, plumas o caparazones), aunque muchas veces no lo sepamos, podemos estar contribuyendo a un mercado ilegal que causa un daño profundo a la biodiversidad.

 

Cómo el turismo animal impulsa el comercio de vida salvaje

Comencemos por definir qué entendemos por comercio de vida silvestre. El comercio de vida silvestre es una industria multimillonaria que vende animales salvajes como mercancías. Esto puede incluir la captura de animales en la naturaleza o su cría en cautiverio.

 

Los animales involucrados se utilizan para diversos fines, como entretenimiento, carne de lujo y medicina, e incluso mascotas. La vida silvestre se comercializa a escala mundial. Por ejemplo, tener animales salvajes como mascotas es extremadamente popular en Estados Unidos, mientras que las partes de animales para la medicina son muy valoradas en algunas partes de Asia.

 

Este comercio clandestino va mucho más allá de la mera transacción económica No solo destruye hábitats naturales de manera irreversible y empuja a numerosas especies al borde de la extinción, sino que también altera gravemente los delicados equilibrios ecológicos de los ecosistemas.

Además, la extracción de animales de su ambiente natural conlleva un riesgo sanitario inminente: pueden ser portadores o transmitir enfermedades zoonóticas que, al ser introducidas en nuevos entornos o al entrar en contacto con personas, representan una amenaza concreta para la salud pública y ambiental.

 

¿Cuál es el problema con el comercio de vida silvestre?

Cuando comerciamos con animales como mercancías, no solo trasladamos un objeto de un lugar a otro. Condenamos a un ser vivo al miedo y al sufrimiento.

 

Algunos animales extraídos de la naturaleza como parte del comercio mundial de vida silvestre son sacrificados para su uso en alimentos de lujo, medicamentos, productos de moda como cuero o pieles, o adornos. O pueden ser llevados a mercados de vida silvestre, donde a menudo se mantienen en condiciones de hacinamiento e insalubridad.

 

Los animales salvajes mantenidos para entretenimiento o como mascotas podrían escapar de este destino, pero sus circunstancias aún distan mucho de ser aceptables. Los animales utilizados para entretenimiento suelen ser sometidos a métodos de entrenamiento crueles y dolorosos. Incluso los animales salvajes mantenidos en lugares de entretenimiento de vida silvestre con mayor bienestar no pueden prosperar como lo hacen en la naturaleza.

 

La amenaza el medio ambiente

El comercio de vida silvestre no solo representa un problema de explotación y bienestar animal. También representa una amenaza para la salud humana y el medio ambiente.

Cada etapa de la cadena de comercio de vida silvestre conlleva el riesgo de propagar enfermedades zoonóticas desde la recolección de especies -desde la naturaleza o su cría en cautiverio-, pasando por el transporte hasta su destino final, ya sea el consumidor o el matadero. 

 

Por ejemplo, los mercados de vida silvestre acercan especies animales que normalmente nunca ocuparían el mismo espacio. Esto crea un entorno ideal para la propagación de enfermedades zoonóticas, incluyendo la posibilidad de nuevas infecciones que pueden afectar a los humanos.

 

Es por eso que además de regulaciones adecuadas que protejan y respeten a los animales, es imperativo que las mismas personas dejen de contribuir económicamente a este tipo de actividades. Y no solo las de bajo perfil (que quizá se dan en mercados o en el comercio informal) sino también aquellas en grandes resorts o parques de diversiones. Es importante que comencemos a denunciarla y a bajar su popularidad mostrando el daño que causa a los ecosistemas y las especies. Solo así podremos detenerla.

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