Detrás del cautiverio de mamíferos

Detrás del cautiverio de mamíferos

Recientemente se aprobó una reforma histórica en el Congreso de México a la Ley General de Vida Silvestre para prohibir el uso de delfines, orcas y otros mamíferos marinos en espectáculos de entretenimiento. Conocida como Ley Mincho, esta iniciativa fue avalada por unanimidad en la Cámara de Diputados y turnada al Ejecutivo para su promulgación.

 

La nueva legislación representa un avance en materia de bienestar animal y conservación marina, alineando al país con estándares internacionales que buscan eliminar el uso de animales silvestres en actividades recreativas.

 

¿Cómo afecta a los mamíferos el entretenimiento?

Los mamíferos marinos se encuentran entre los animales más inteligentes, sociales y con mayor alcance de la Tierra. Sin embargo, en todo el mundo, los mamíferos marinos en cautiverio sufren en función del entretenimiento humano.

 

Los shows y convivencias con mamíferos se han vuelto una costumbre alrededor del mundo, dando pie a grandes parques y centros turísticos. SeaWorld, el Miami Seaquarium y Marineland de Canadá forman parte de una industria multimillonaria construida sobre el sufrimiento de seres sociales inteligentes a quienes se les niega una vida con elementos que son naturales para su existencia.

 

Pero si bien pertenecen a la naturaleza, muchos animales marinos en cautiverio están confinados en tanques o recintos miles de veces más pequeños que su hábitat natural, despojados de autonomía y obligados a vivir rutinas antinaturales.

 

Un poco sobre las orcas en el entretenimiento

Las orcas salvajes y otros delfines viven en grupos sociales grandes y complejos y nadan grandes distancias a diario en mar abierto. En los parques marinos, solo pueden nadar en círculos dentro de tanques que, para ellos, son el equivalente a bañeras, y se les niega la oportunidad de realizar prácticamente cualquier comportamiento natural. Se ven obligados a realizar trucos sin sentido y, a menudo, son separados de sus familias cuando son trasladados de un parque a otro. Muchos mueren mucho antes de alcanzar la esperanza de vida natural de su especie.

 

Innumerables animales marinos (incluso el Shamu original) fueron sacados de sus hogares originales y colocados en tanques. Tilikum, la orca que atacó y mató a la entrenadora de SeaWorld, Dawn Brancheau y a otras dos personas, murió en una prisión de concreto 33 años después de ser separado de su familia islandesa. Lolita, separada de su familia cuando era apenas un bebé, pasó más de medio siglo en el mismo tanque del Miami Seaquarium antes de fallecer. 

 

No podemos olvidar la historia de la ballena celebridad Keiko, que fue un ícono de los años ochenta y noventa en México. Cualquier persona que creció durante esa época en el país puede atestiguar la fama e importancia que llegó a tener en la cultura de la Ciudad de México y del país. En el parque Reino Aventura (hoy Six Flags) fueron varios años de shows estelares con la ballena y tenerla como el centro del entretenimiento del parque. En aquel entonces el parque estaba preparado para recibir aproximadamente 12,000 personas al día y con los shows de Keiko llegaban a recibir hasta 35,000 personas al día. Esto es una enorme cantidad considerando que durante este tiempo solo se hacía publicidad con los medios tradicionales y las actividades de entretenimiento masivo no eran tan comunes.

 

A pesar de que el parque hacía todo lo posible por darle las mejores condiciones de vida a Keiko, simplemente no tenían los medios para mantenerla lo más sana posible.


El parque no era un parque millonario, y además de eso estaba en un clima muy diferente al origen de Keiko sin siquiera tener un tanque de las dimensiones necesarias para una ballena de tres toneladas. Keiko solía estar por lo menos 1000 kilos por debajo de su peso necesario porque el agua tibia le quitaba el apetito. La ballena también estaba enferma del virus del papiloma y no tenía las condiciones para sumergirse por completo en el tanque pequeño al que tenía acceso en el parque.

 

Keiko terminó siendo una súper estrella en la película Liberen a Willy (una película cuya trama trataba de un niño que liberaba a una ballena que vivía en un acuario) y de pronto miles de personas comenzaron a abogar por su liberación.


Entendiendo el cautiverio

El problema de los animales en cautiverio (como lo fueron Lolita, Tilikum y Keiko) es mucho más profundo de lo que podemos ver. Va más allá de la explotación para el entretenimiento de los humanos. Es algo así como quitarle su “animalidad” a los animales. Como este ejemplo, las orcas son animales sumamente complejos. Son cazadores natos (de ahí el nombre “ballenas asesinas”) y, en estos lugares, no solo no se les permite cazar sino que se les da peces que ya están muertos. Cuando estos animales fueron capturados desde muy jóvenes, normalmente ni siquiera sabrían qué hacer si ven un pez vivo frente a ellos.

 

Por otro lado, las orcas se comunican mediante un complejo sistema de chasquidos, silbidos y llamadas pulsadas. Cada manada, o grupo familiar, posee un dialecto o repertorio único de sonidos, que se aprenden y transmiten de generación en generación, de forma similar al lenguaje humano. De manera que es imposible que las orcas recuerden este dialecto si vuelven al mar, ya que no tuvieron la oportunidad de practicarlo en la adultez, haciéndolas así inútiles en condiciones naturales. Las orcas en cautiverio ni siquiera tienen oportunidad de vocalizar.

 

Uno de los problemas más importantes de los animales en cautiverio es que de alguna manera pierden la capacidad de “pensar” por sí mismos (por usar una palabra. El instinto se conserva, pero en menor medida a que si estuvieran en su ambiente natural. De tanto repetir comportamientos entrenados como los que se acostumbran en los espectáculos. Entonces, más allá de que solo los saquen del entorno en el que están tienen que volver a conectar con su instinto animal si van a tener una oportunidad de sobrevivir en su hábitat.

 

Como fue el caso con Keiko, muchos animales en cautiverio reciben amor y todos los cuidados dentro de las posibilidades de la empresa que los tiene. No quiere decir que todos sufran maltratos continuamente.

 

El problema es que se usa la vida de los animales por dinero, no con el fin de su óptimo desarrollo como seres vivos sino como seres que sirven el propósito de entretener. Y, al mismo tiempo, es evidente que las instalaciones, por mejores que sean, no lograrán equipararse a las condiciones que tendrían estando en el mar. Es por eso que no hay posibilidad en la que los animales puedan tener una vida como merecen fuera del mar. Y es necesario seguir aprobando leyes que les eviten de encontrar este destino.

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