92 ballenas grises muertas en Baja California Sur

92 ballenas grises muertas en Baja California Sur

El 24 de febrero de 2025, una ballena gris fue hallada sin vida en una zona despoblada de las costas de El Mogote, en La Paz, al noroeste de México. Su cuerpo, de más de 13 metros, yacía en un avanzado estado de descomposición.

La ballena había viajado desde el mar de Bering, frente a Canadá, donde se alimentaba cada año, hasta su zona de reproducción en Baja California Sur (BCS). Lo que preocupa, es que ese viaje migratorio no fue el último solo para este ejemplar, sino para decenas de otras ballenas grises.

El hallazgo en El Mogote es uno de 92 casos de ballenas varadas registrados en la última temporada de reproducción en Baja California Sur, que abarca desde diciembre de 2024 a abril de 2025,  de acuerdo con datos de la NOAA Fisheries (NMFS por sus siglas en inglés). La agencia científica estadounidense, que mantiene un seguimiento de esta población a lo largo de su ruta migratoria, asegura que se trata de una de las temporadas más mortíferas para esta especie en la historia reciente.

Según Francisco Javier Gómez Díaz, director del Museo de la Ballena en La Paz y miembro activo de la Red de Varamientos de BCS, no hay indicios de intervención humana en estas ballenas varadas. Muchas, probablemente, murieron en alta mar y fueron arrastradas por las corrientes costeras, precisó.

Además, los registros detallan una disminución drástica en el número de avistamientos; una baja significativa en nacimientos; y un incremento preocupante de ejemplares en condiciones corporales deficientes, es decir, animales flacos, con reservas de grasa tan reducidas que,  en ocasiones, los huesos se marcan bajo la piel. Expertos mantienen la hipótesis de que la disminución de alimento en el Ártico, producto de la pérdida de hielo marino, sumado a cambios en la temperatura del agua, influyó en el debilitamiento de las ballenas y en su muerte.

“Lo que hemos visto nos hace pensar que llegaron desnutridas, lo que las hizo mucho más vulnerables y propensas a vararse”, dice Lorena Viloria Gomorra, investigadora del Programa de Investigación y Monitoreo de Mamíferos Marinos (PRIMMA).

Una temporada crítica en Baja California Sur

El último censo de NOAA Fisheries en BCS, que se llevó a cabo con el apoyo en campo del Programa de Investigación y Monitoreo de Mamíferos Marinos (PRIMMA) de la Universidad Autónoma de BCS, se desarrolló durante febrero de 2025 en los principales santuarios de reproducción y crianza del estado: Laguna San Ignacio, Bahía Magdalena, Puerto Chale, Punta Abreojos y la zona Pacífico Norte. Allí, los especialistas realizaron fotoidentificación para distinguir a los diferentes individuos, elevaron drones para observar sus movimientos, colocaron marcas en algunos ejemplares para poder rastrearlos (CATS) y registraron los  varamientos, detalla Viloria Gomorra, jefa de investigación en Bahía Magdalena e integrante del PRIMMA.

Viloria Gomorra destacó que ninguno de los ejemplares analizados mostró signos de golpes por embarcaciones o enredos en redes. “Ninguna tenía cortes ni señales de enredos”, explica.

Aunque la mayoría de los varamientos ocurrieron en la Laguna Ojo de Liebre, principal zona de congregación de los mamíferos, este año se reportaron también varamientos más al sur, en lugares como Bahía Magdalena, San Felipe, Guaymas, Mazatlán, Loreto y La Paz.

“Este cambio de patrones en la distribución puede estar relacionado con alteraciones en las rutas migratorias debido a la búsqueda de alimentos”, señala Jorge Urbán Ramírez, investigador del Departamento Académico de Biología Marina de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y coordinador del PRIMMA.

Un evento de mortalidad inusual

La situación que hoy alarma a los científicos no es la primera crisis de la ballena gris.  Urbán Ramírez confirmó que en 2019, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) declaró un evento de mortalidad inusual (UME, por sus siglas en inglés) para esta especie.

Durante el UME se registraron 83 decesos en 2019 y 88 en 2020, considerados los años más críticos del evento. La mortalidad se mantuvo elevada hasta 2022 y en la temporada de 2023, el UME fue oficialmente concluido cuando se observó una disminución de 29 ballenas varadas en las costas mexicanas.

De acuerdo con el investigador, este antecedente creó la expectativa de que la población se estabilizaría y comenzaría a recuperarse. Sin embargo, el nuevo repunte de ballenas muertas registrado en 2025 encendió nuevamente las alarmas.

Según estimaciones del Centro de Ciencias Pesqueras del Suroeste de la NOAA Fisheries, la población de ballena gris del Pacífico Norte Oriental ha sufrido una reducción significativa desde 2016, cuando se contabilizaron casi 27 000 ejemplares, una de las cifras más altas registradas desde que comenzaron los conteos en 1967. Sin embargo, tras una serie de eventos adversos en sus zonas de alimentación ártica y subártica, esta cifra ha decaído de forma drástica.

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