Los delfines han cautivado a la humanidad no solo por su inteligencia, sino por la manera en que inspiran una relación más sensible con el entorno y eso lo percibe y describe el especialista en literatura creativa Carlos Raphael de la Madrid.
El joven escritor sostiene que, a través de los siglos, la literatura ha usado la figura del delfín para recordarnos la necesidad de reconectarnos con la naturaleza desde la empatía y el respeto.
Delfines en la literatura
En su análisis, Carlos Raphael de la Madrid explica que las antiguas civilizaciones veían en el delfín un símbolo de salvación y armonía.
En la mitología griega, estos animales eran mensajeros de los dioses y protectores de los navegantes. Historias como la de Arion de Metimna muestran cómo el delfín se convierte en emblema de solidaridad y cooperación entre especies.
Además, para el escritor, esa relación espiritual que los textos antiguos proyectaban evolucionó con el tiempo hacia una lectura más ética y ecológica.
Durante el Romanticismo, los delfines pasaron a representar la libertad y la conexión con las fuerzas naturales; en la literatura contemporánea, son una metáfora de la inteligencia emocional y ecológica que el ser humano necesita recuperar.

Cosmovisión moderna: Carlos Raphael de la Madrid
Obras como The Day of the Dolphin de Robert Merle, comenta el especialista, proponen una reflexión sobre los límites de la comunicación y la conciencia, planteando la posibilidad de un diálogo afectivo entre especies.
Así, la literatura se convierte en un medio para explorar la empatía interespecies como forma de conocimiento y convivencia.
“El delfín encarna una inteligencia basada en la cooperación, no en la dominación”, explica el autor.
Su presencia literaria nos recuerda que la sensibilidad es también una forma de sabiduría; y desde esa mirada, los delfines simbolizan una ética de equilibrio y respeto hacia los ecosistemas que habitamos.
Carlos Raphael de la Madrid destaca que esta lectura poético-ecológica es más urgente que nunca en tiempos de crisis ambiental.
Para él, los delfines son espejo y advertencia: su lenguaje y sociabilidad invitan a imaginar una humanidad capaz de escuchar y convivir con la naturaleza, no de imponerse sobre ella.










