Sombra climática: la medida que sí importa

Sombra climática: la medida que sí importa

En medio del cambio climático y sus consecuencias desastrosas, hemos visto diferentes tendencias para tomar acciones tanto individuales como colectivas.  La sombra climática promete ser la mejor manera de medir nuestro impacto individual y colectivo en el medio ambiente.

La huella de carbono: ¿sigue siendo la mejor medida?

Es de aquí que provienen los métodos para calcular nuestra huella de carbono, es decir, la cantidad de gases efecto invernadero que nuestras actividades emiten: desde comprar ropa hasta ir en coche todos los días al trabajo. Existen diferentes herramientas en internet que nos permiten calcular nuestra huella de carbono.

Sin embargo, varios expertos argumentan que la huella de carbono no es une medida relevante para calcular con exactitud si nuestro estilo de vida contribuye mucho o poco al cambio climático. Es de ahí que surge una medida alternativa llamada la sombra climática.

¿Qué es la sombra climática?

La sombra climática es un concepto más complejo que la huella de carbono pues habla de nuestra iniciativa real de generar un cambio más allá de nuestras iniciativas individuales. De manera que no solo toma en cuenta nuestras acciones sino cómo nuestro estilo de vida y manera de dirigirnos hacia los demás los inspira a también tomar acciones que contribuyen positivamente al medio ambiente. Y no solamente eso, sino que son capaces de, gradualmente, contrarrestar los hábitos negativos que hemos podido tener.

Por ejemplo, mientras que llevar un popote de aluminio y un vaso reusable cuando salimos a una cafetería puede reducir nuestra huella de carbono, nuestra sombra climática puede crecer cuando platicamos con nuestros amigos sobre por qué es importante intentar reducir el uso plásticos y envases de un solo uso. Incluso el impacto social de ser recurrentes con el uso de envases reusables puede ayudar a influir en el tamaño de nuestra sombra climática.

¿Cómo expandir nuestra sombra climática?

En otras palabras, en lugar de incentivar acciones puramente individuales, nuestra sombra climática crece cuando esas acciones inspiran a otros, a sabiendas o no. Esto se debe a que debemos de apuntar hacia generar una cadena de acciones positivas en lugar de concentrarnos únicamente en lo que podemos hacer individualmente.

Emma Pattee, quien acuñó el término, declaró que la sombra climática se ve afectada por factores cuántos hijos elegimos tener, cómo y por quién votamos, dónde trabajamos, cómo invertimos nuestro dinero, cuánto hablamos sobre el cambio climático y si nuestra palabras amplifican la urgencia, la apatía o la negación.

Por otro lado, la sombra climática llega como una medida más adecuada pues ve más allá de medidas duras. Especialmente en una época como la que vivimos ahora en la que las decisiones ambientales son politizadas fácilmente, desde qué marcas consumimos hasta si decidimos tener una dieta vegana.

Y esto no está de más, pues las decisiones que impactan al medio ambiente -especialmente las que se toman a nivel gubernamental y por parte de los corporativos- siempre son políticas.

El problema de la huella de carbono

Por la naturaleza de la medida, las calculadoras de huella de carbono resaltan acciones individuales e ignoran el impacto de las grandes industrias o el papel que desempeñan los gobiernos para limitarlas. Los críticos de las calculadoras de huella de carbono argumentan, por ejemplo, que han sido cooptadas por las compañías petroleras para canalizar la culpa y la atención hacia los consumidores cotidianos.

Al mismo tiempo, muchas de las decisiones que impactan nuestra huella de carbono pueden depender más de los gobiernos y empresas que influyen en nuestra vida cotidiana de lo que dependen de nosotros mismos. Es decir, no tenemos tanta libertad de decidir cómo nos gustaría.

Un ejemplo de esto es una persona que tiene que manejar varias horas al día para llegar al trabajo, pues la manera en la que la ciudad está construida no le permite caminar ni tomar el transporte público.

En conclusión, la buena noticia es que, si existían cosas que no podíamos controlar en nuestra huella de carbono ahora existen muchas más que sí podemos controlar en nuestra sombra climática. Y por lo tanto cabe a nosotros expandirla de la manera más positiva posible.

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