La reciente decisión de Noruega de permitir la minería en aguas profundas en el Ártico ha provocado polémica alrededor del mundo.
A pesar de las crecientes preocupaciones expresadas por científicos, organizaciones de la sociedad civil, pescadores, la agencia ambiental noruega y más de medio millón de ciudadanos que firmaron una petición en línea, Noruega abrirá más de 281,000 km2 de sus aguas a la exploración y explotación de la minería en aguas profundas.
Esta decisión convierte a Noruega en el primer país europeo en legalizar la minería en aguas profundas.
¿Qué es y por qué es peligrosa la minería en aguas profundas?
La minería en aguas profundas es la extracción de minerales del fondo del océano a profundidades desde 200 hasta 6,500 metros de profundidad.
En los fondos oceánicos, existen principalmente tres tipos de recursos de interés económico:
- nódulos polimetálicos
- costras ferromagnesianas
- depósitos masivos de sulfuros
El interés por estos recursos ha tomado fuerza debido a una mayor demanda por parte del sector de las energías renovables no convencionales.
Esta actividad es sumamente disruptiva para el ecosistema marino ya que se realiza en puntos sumamente remotos. Realizar una actividad como la minería en un punto del océano donde la vida es lenta y con pocas interrupciones, implicaría una disrupción total. Esto es debido a las grandes máquinas que trituran hábitats, liberan grandes columnas de lodo tóxico en las corrientes oceánicas y asfixian la vida marina tanto en el área minera como más allá.

Potential impacts from deep-sea mining: doi.org/10.1073/pnas.2011914117
Las operaciones mineras también generan contaminación acústica y lumínica que es peligrosa para los organismos vivos propios de estas partes del océano. Esta actividad plantea una grave amenaza a los ecosistemas marinos, incluida la extinción de especies de aguas profundas, la destrucción irreversible de hábitats, la perturbación de las poblaciones de peces y otros animales acuáticos y la alteración de los ecosistemas.
El daño también interferirá con el papel que desempeñan las profundidades marinas en el delicado ciclo del carbono del océano, provocando una alteración duradera de la estabilidad climática y la salud marina.
Algunos científicos consideran que la recuperación del hábitat podría tomar desde décadas hasta siglos y que, en algunos casos, los daños podrían ser irreversibles.
Polémica internacional
Esta decisión ha causado polémica dentro y fuera del país nórdico, principalmente por el hecho de que Noruega ha tenido un historial de actuar con políticas que priorizan el cuidado del medio ambiente. Por lo menos hasta ahora.
En respuesta a esta medida, el Parlamento Europeo votó a favor de una resolución que plantea preocupaciones sobre las intenciones mineras de Noruega en aguas profundas del Ártico. Entre las preocupaciones se menciona la posibilidad de que la extracción de minerales del fondo marino del Ártico pudiera perturbar la pesca, liberar metano almacenado en ecosistemas subglaciales, y provocar una pérdida general de la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas marinos.
Si bien la resolución en sí no tiene el poder de detener las decisiones de Noruega, sí es una desaprobación importante, principalmente por el hecho de que Noruega es un socio muy cercano.
En el actual contexto de la crisis climática, y el alza de temperaturas en los polos (que consecuentemente están derritiendo los glaciares), el traer una industria tan invasiva al ártico es, a todas luces, sumamente irresponsable.
La propia Agencia de Medio Ambiente de Noruega ha manifestado su preocupación por la evaluación de impacto ambiental del gobierno noruego que contenía “importantes lagunas de conocimiento sobre la naturaleza, la tecnología y los posibles efectos ambientales” de sus actividades de extracción de minerales propuestas.
El hecho de que algunos países busquen maneras alternativas de generar energías renovables es importante para avanzar hacia las metas carbono neutrales y las energías limpias. Sin embargo, esta es probablemente una de las peores y más peligrosas maneras de buscar esa meta. Y si el propósito es reducir el impacto ambiental a través de las energías renovables, el hacerlo sacrificando el ecosistema marino más remoto y menos intervenido de todos, definitivamente no es la manera de hacerlo.
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