Mucho se habla del Amazonas y la necesidad de su conservación para el mundo, sin embargo la discusión también debería abordar otros ecosistemas igual de importantes como el Pantanal, una llanura aluvial que se extiende principalmente por el estado brasileño de Mato Grosso del Sur, y en menor medida por partes de Bolivia y Paraguay.
La importancia del pantanal
Distribuidos a lo largo de todos los continentes excepto en la Antártida, los humedales brindan alimento, agua potable y refugio a innumerables personas y animales de todo el mundo. Los humedales, lugares donde la tierra está cubierta por agua, ya sea salada, dulce o salobre, cubren poco más del 6% de la superficie del planeta. A pesar de su importancia global, se estima que la mitad de los humedales del planeta han desaparecido.
Entre los que aún existen destaca el Pantanal. Con una extensión de casi 20 millones de hectáreas (más de 42 millones de acres), el Pantanal es el humedal más grande y uno de los menos alterados del mundo. Por lo menos hasta ahora
El Pantanal es el humedal tropical más grande de la Tierra y alberga algunas de las mayores concentraciones de animales del mundo. Sin embargo, los proyectos de infraestructura que se quieren desarrollar en la región amenazan con la supervivencia de todo el bioma.
La extensión salvaje de 170,000 kilómetros cuadrados (42 millones de acres). Su extensión es tan grande que si se comparara con Europa sería más grande que al menos nueve países, incluidos Inglaterra, Austria, Hungría, Grecia o Irlanda.
Este ecosistema alberga uno de los entornos biológicamente más ricos del mundo, con al menos 380 especies de peces, 580 tipos de aves y 2,272 plantas diferentes. Es uno de los principales refugios de jaguares y alberga una gran cantidad de especies vulnerables y en peligro de extinción, incluidas nutrias gigantes de río, armadillos gigantes y guacamayas jacintas.
La amenaza del proyecto Hidrovia
Pero hay planes en marcha para revivir los planes para convertir el río Paraguay, una de las principales arterias del Pantanal, en una ruta de transporte industrial para cultivos como la soya y el azúcar.
Los defensores políticos dicen que la vía fluvial reduciría los costos y el tiempo para exportar productos agrícolas a América del Norte, Europa y Asia, pero los críticos advierten que su creación (que implica la construcción de nuevos puertos posiblemente enderezar curvas y meandros, y un dragado a gran escala) causaría daños irreversibles al humedal y su vida silvestre.
La amenaza del desarrollo, conocido como la Hidrovía Paraguay-Paraná, ha perseguido al Pantanal durante décadas (aproximadamente desde los años noventa). Las primeras iteraciones –que implicaban excavar y enderezar las curvas de los ríos en cientos de sitios– fueron archivadas por el gobierno brasileño en 2000 debido a preocupaciones ambientales.
No obstante, el impulso para desarrollar vías fluviales a través del humedal ha continuado. Ahora los expertos creen que se está implementando una nueva estrategia, una que consiste en aprobar secciones del proyecto parte por parte.
Los científicos temen que el dragado y la profundización creen en efecto un “gran drenaje”, desconectando el río Paraguay de su llanura aluvial y reduciendo el área de humedales.
Los científicos advierten que esto podría destruir hábitats acuáticos, poblaciones de peces, áreas de anidación de aves y, en consecuencia, afectar a otras especies a lo largo de la cadena alimentaria.
Entre los que corren mayor riesgo se encuentran el rayador negro, el cormorán neotrópico, el hormiguero de Mato Grosso y la cola de espina blanca, según la Dra. Angélica Vilas Boas da Frota, bióloga local, aunque los mamíferos más grandes, como los jaguares, también podrían verse afectados por la disminución de las poblaciones de peces.
La importancia de los humedales y el Pantanal
Los humedales son de gran importancia mundial para el medio ambiente. A pesar de cubrir sólo entre el 5 y el 8 % de la superficie terrestre de la Tierra, podrían almacenar hasta el 30% del carbono terrestre. El Pantanal es un sumidero de carbono fundamental, pero el dragado perpetuo –que sería necesario para el paso de las barcazas, debido al sedimento arenoso a lo largo del lecho del río– conduciría a la liberación de gases de efecto invernadero, lo que contribuiría aún más al calentamiento global.El riesgo de incendios también forestales podría aumentar, pero los científicos dicen que esas preocupaciones no se escuchan.
Los proyectos de infraestructura como éste dejan ver una especie de dilema en el que las únicas dos opciones son conservar el ecosistema u optar por el desarrollo, en el que aparentemente no existe un punto medio o una alternativa. La realidad es que sí la hay, pero nuestros gobiernos y las compañías detrás de estos proyectos no suelen buscar más opciones debido a múltiples razones. Y son éstas las que debemos de exigir, pues acabar con el ecosistema de esta forma no debería de siquiera estar entre las opciones, y mucho menos como una imposición.
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