Las algas gigantes pueden ser una de las mayores aliadas en la lucha contra la crisis climática. Existen muchas propiedades que las hacen un potente actor contrarrestante en el enorme impacto de la crisis en los océanos.
¿Qué son?
El huiro o alga gigante es un tipo de alga que se encuentra en el sur de Australia, en Baja California, Alaska, América del Sur, Sudáfrica y las islas subantárticas.
El huiro es probablemente el organismo marino más grande, puede llegar a tener hasta 70 metros. En la mayoría de los sistemas costeros, son la base que sustenta la productividad. Ofrece hábitat, alimento y muchos de los procesos químicos que allí ocurren giran en torno a las algas. Es por eso que en ellos descansa el futuro de tantas especies,
En general viven a unos 30 o 40 metros de la zona costera y son ecosistemas muy productivos. Una de sus características más importantes es la cantidad de carbono atmosférico que pueden absorber para después convertirlo en tejido. Entre más oleaje haya, más se renuevan y su ritmo de crecimiento es sumamente rápido.
Es por eso que en ellos descansa el futuro de tantas especies, desde una gran variedad de moluscos y peces, delfines hasta nutrias y lobos de mar, así como también aves que encuentran alimento y defecan el guano que a su vez es nutriente para las algas.
El 40% de los bosques de huiro o kelp gigante del planeta están en el hemisferio sur, particularmente en la Patagonia chilena y argentina. En la parte chilena se concentra el 33% de la población total. Solamente en la Patagonia chilena hay 5,600 kilómetros cuadrados de bosques de huiro.
Más del 70% de las pesquerías a nivel global dependen del bienestar de estos ecosistemas de algas ya que son el hogar de numerosas especies. Pero también las algas son extraídas para el consumo y son fuente de sustancias químicas, antioxidantes, vitaminas y principalmente gelificantes para la industria alimentaria y farmacéutica.
Los bosques están amenazados
A nivel global, la tasa de pérdida de este tipo de bosque está alrededor de 1,8% al 2% por año, y esto está directamente relacionado con la crisis climática pues las zonas de mayor temperatura son las más afectadas. México ha perdido más del 50% de sus bosques de kelp.
La extracción ilegal, la insuficiente protección en áreas protegidas, el efecto del aumento de las temperaturas y los eventuales impactos de la industria salmonera en el sur de Chile han sido algunos de los principales motivos de su significativa reducción.
Mientras en otros lugares del mundo la desaparición de los bosques de algas está muy asociada a la crisis climática y se hacen muchos esfuerzos por repoblar, en Chile y en Perú se sacan con libertad sin reparar en el impacto que genera.
En una carta publicada en la revista científica Science, más de 230 científicos de 18 países alertan sobre la importancia de aumentar la protección efectiva de los bosques de huiros en las políticas ambientales de América Latina. Este recurso llama a aumentar las áreas protegidas como herramienta para conservar la biodiversidad y la resiliencia climática.
Luchando contra la crisis, un alga a la vez
Estas algas pueden ser, a su vez, un aporte en la lucha contra la crisis climática. Recientemente, las macroalgas han aparecido en el radar del cambio climático como organismos que podrían ayudar a mitigar los efectos de las emisiones de CO2, pues en algunas áreas ocupan grandes extensiones y son capaces de tomar del ambiente mucho CO2.
No debemos de desestimar esta herramienta pues la cantidad de CO2 en el océano puede llegar a ser enorme. El dióxido de carbono se almacena de forma natural en el océano a través de procesos químicos, ya sea como gas disuelto o, en un período más prolongado, como sedimentos en el fondo marino. Se calcula que más del 70% de las emisiones actuales de CO2 terminarán en el océano.
Las algas tienen la capacidad de absorber dióxido de carbono, por lo que pueden contribuir para afrontar el cambio climático. Asimismo, estas algas pueden ser usadas para la gastronomía, la cosmética y otros fines.
Recientemente se hizo pública la noticia de que granja de algas de diez hectáreas ubicada en las dependencias de un parque eólico en los Países Bajos abrirá el próximo año. Esta es una excelente estrategia que todos los países capaces deberían adoptar, pues podría ser una enorme aliada para reducir las probabilidades de huracanes y desastres al mismo tiempo que contribuyen positivamente al ecosistema marino.
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