Los arrecifes de coral de aguas cálidas enfrentan una muerte sin precedentes. El nuevo informe Global Tipping Points 2025 advierte que estos ecosistemas ya superaron su punto de inflexión térmico, un umbral crítico que provoca daños irreversibles.
El documento, elaborado por 160 científicos y liderado por la Universidad de Exeter, con el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK) y otras 85 instituciones, confirma que el calentamiento global actual —de entre 1,3 y 1,4 °C— sobrepasa el límite estimado para la supervivencia de los corales.
El estudio alerta que, incluso si el calentamiento se estabiliza en 1,5 °C, la probabilidad de colapso de los arrecifes es superior al 99 %. Para revertir la tendencia, los expertos estiman que la temperatura global debería regresar a 1 °C o menos.
La crisis del blanqueamiento coralino
El blanqueamiento de los corales ocurre cuando el aumento de la temperatura marina hace que estos organismos expulsen las algas microscópicas que les dan color y alimento. Sin ellas, los corales se vuelven blancos y vulnerables.
El profesor Michael Sweet, de la Universidad de Derby, explica que los corales “entran en soporte vital” cuando pierden sus algas simbióticas. Si las aguas no se enfrían pronto, mueren de inanición.
Este proceso afecta la capacidad de los corales para reproducirse, protegerse de enfermedades y mantener su papel en el ecosistema. Según la ecóloga marina Molly Timmers, los corales “son la primera línea de defensa de los océanos, como los mocos en nuestra nariz”.
Desde 2023, el planeta atraviesa el cuarto episodio global de blanqueamiento en 25 años, el más intenso registrado. En mayo de 2024, más del 80 % de los arrecifes de aguas cálidas ya estaba afectado.
Impactos ecológicos y humanos
Los arrecifes de coral son el hábitat del 25 % de la vida marina del planeta. Proveen refugio, alimento y zonas de reproducción para miles de especies. Sin ellos, la cadena alimentaria oceánica se desestabiliza.
Además, cerca de mil millones de personas dependen directa o indirectamente de estos ecosistemas. En el Caribe, los arrecifes mexicanos reducen hasta en un 43 % los daños causados por huracanes, evitando millones de dólares en pérdidas cada año.
Sin embargo, la degradación avanza. Un estudio en Nature liderado por el investigador de la UNAM Lorenzo Álvarez Filip advierte que los arrecifes del Caribe mexicano crecen hoy apenas un centímetro cada diez años, cinco veces menos que en el pasado.
Para 2040, más del 70 % de los arrecifes de la región podría alcanzar un estado de erosión que les impediría proteger las costas. Esta situación incrementa el riesgo de inundaciones, erosión y daños a la infraestructura turística.
Otros sistemas al borde del colapso
El informe no solo alerta sobre los corales. También señala otros sistemas de la Tierra que se acercan a sus puntos de no retorno: el deshielo del permafrost, las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental, el colapso de la selva amazónica y la desaceleración de corrientes oceánicas clave como la AMOC.
Según la científica del PIK Sina Loriani, existe un riesgo creciente de “bucles de retroalimentación” que aceleren los cambios globales. El colapso de la selva amazónica, por ejemplo, podría ocurrir con apenas 1,5 °C de aumento, una temperatura más baja de lo que se creía.
Estos fenómenos no solo afectan la biodiversidad, también amenazan la estabilidad climática, la producción agrícola y los recursos hídricos del planeta.
La situación en México: un ejemplo alarmante
En el Caribe mexicano, los arrecifes están perdiendo su capacidad de funcionar como barreras naturales. “Si se reducen, la energía del mar golpeará las costas con más fuerza”, advierte Álvarez Filip.
Las consecuencias podrían ser devastadoras: playas erosionadas, daños a hoteles, pérdida de pesca y un impacto directo sobre el turismo, fuente esencial de ingresos para la región.
Además, la degradación compromete la biodiversidad marina, poniendo en riesgo especies clave. Si el calentamiento global supera los 2 °C, la separación entre el arrecife y la superficie del mar podría aumentar más de un metro para 2100.
Entre la amenaza y la esperanza
A pesar del panorama desolador, los científicos destacan avances positivos. La expansión de la energía solar, la eólica, los vehículos eléctricos y el almacenamiento en baterías son señales alentadoras.
Sin embargo, los especialistas insisten en que estas medidas deben acelerarse para reducir las emisiones y evitar que se superen más puntos de inflexión climática.
Existen también esfuerzos de restauración y conservación. Algunos proyectos protegen corales bajo el agua con estructuras de sombra, mientras otros trasladan especies más resistentes al calor o las conservan en “biobancos” controlados.
Aun así, la escala de estas acciones sigue siendo pequeña frente al daño global. Por ello, los expertos enfatizan la necesidad de eliminar gradualmente los combustibles fósiles y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Salvar lo que aún se puede
Los arrecifes no solo son ecosistemas coloridos; son los pulmones del océano y un escudo natural para millones de personas. Su colapso marcaría una pérdida ecológica sin precedentes.
“Lo que está sucediendo es devastador”, reconoce Timmers, “pero aún hay esperanza”. Con acciones urgentes, restauración y compromiso global, los arrecifes podrían recuperarse y volver a prosperar.
El planeta está en una encrucijada. Si no se actúa ahora, los corales serán solo el primero de muchos sistemas naturales que cruzarán su punto de no retorno.
Te puede interesar: Semarnat niega autorización ambiental a la Sedena en Quintana Roo












