En Mozambique, el café sirve para salvar un bosque tropical único

En Mozambique, el café sirve para salvar un bosque tropical único

(Con información de AFP).- En Mozambique, el café sirve para salvar un bosque tropical único. Y es que en las pendientes del monte Gorongosa, los daños a la naturaleza son visibles. 

La capa verde oscura que cubre al bosque tropical, ubicado en el parque nacional Gorongosa en el centro de Mozambique, ahora está lleno de huecos.

Kilómetros de laderas fueron despejadas, dejando lugar a una tierra reseca donde solo crecen hierbas y arbustos enanos.

Sin embargo, desde hace algunos años el bosque renace gracias a un cultivo prácticamente desconocido en Mozambique: el café.

La historia detrás de este renacer

Juliasse Samuel Sabao, empleado del parque, cuenta a AFP que descubrió el cultivo de café en Zimbabue, país vecino, después de haber huido de la guerra civil que causó un millón de muertos tras la independencia de Portugal.

Desde hace diez años Juliasse vela por las plantaciones del monte Gorongosa. «El café requiere de sombra para crecer. Por cada planta de café se planta otro árbol», dice este empleado del parque.

Mientras recorre las plantaciones a mil metros de altura, Juliasse mide los avances logrados. De un lado de la pista, un paisaje casi desértico. Del otro, un bosque tupido y hectáreas de plantas de café cuidadosamente alineadas.

Además, el parque fue bastión de los rebeldes durante el conflicto entre rebeldes y gobierno, que golpeó a Mozambique veinte años después de la guerra civil, que duró hasta 2019.

«Los milicianos bajaron a vernos, y nos ordenaron parar la explotación», recuerda Juliasse.

Durante todos esos años, el macizo les sirvió de reserva de recursos naturales. Los combatientes despejaron el bosque para cultivar ahí la tierra y asegurar la subsistencia y algunos viven aún en la montaña.

Nomadismo agrícola

En la víspera de los últimos combates, el director del parque, Pedro Muagara, agrónomo de formación, había plantado los primeros cafetos. A su regreso, las plantas habían crecido en medio de la indiferencia de los ocupantes del lugar, mayoritariamente milicianos y sus familias.

«Esas personas dependen de la agricultura de subsistencia, porque no tienen recursos para adquirir máquinas como tractores, y eso crea nomadismo agrícola», dice Muagara.

«Despejan varias zonas y la deforestación priva al suelo de sus nutrimentos. La tierra se empobrece, y ahora van a despejar más tierra», añade. Pero «cuando abaten un árbol, es la propia susbsistencia la que pierden con él».

Para tratar de incluir a los habitantes de la montaña, el proyecto mezcla cultivo de café, que necesita varios años antes de dar los primeros granos, con cultivos alimenticios indispensables.

Unos 300 mil cafetos y 400 mil anacardos fueron plantados, creando así 300 empleos y beneficiando a 200 mil habitantes de la región, según el Banco Mundial.

El café de Gorongosa, cuyas ventas son revertidas integralmente al proyecto, apoyado por el millonario y filántropo estadounidense Greg Carr, ahora se exporta a todo el mundo.

Cerca del 70% de los mozambiqueños trabajan en el sector agrícola, según la Agencia estadounidense de desarrollo (USAID), pero solo el 16% de las tierras arables son cultivadas.

Con la guerra en Ucrania, «la inflación del precio de los productos de base afecta también a Mozambique. Debemos aligerar esta presión a las familias, y nuestra única solución es aumentar la producción», explica a la AFP el ministro de la agricultura, Celso Correia.

Uno de los grandes desafíos del sector local, que sufre de falta de mecanización y tecnología, es su modernización.

«La agricultura es un sector esencial. No podemos depender de proyectos internacionales, debemos ser autosuficientes», concluye Correia.

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