Cambio climático amenaza legado histórico y el patrimonio cultural de toda la humanidad

El cambio climático acelera la pérdida de la biodiversidad, agrava las desigualdades sociales y deteriora la salud pública, pero también es una seria amenaza para nuestra herencia artística y cultural.  

No sólo las obras y monumentos que se encuentran localizados en exteriores son vulnerables a estos cambios, también lo son las obras de arte que están almacenadas en almacenes, galerías de arte o museos. 

La mayoría de estos edificios han sido diseñados y construidos según las condiciones locales existentes en la época de su construcción, pero las fluctuaciones climáticas pueden provocar variaciones en el comportamiento de estos espacios, modificando su microclima y afectando a las obras en ellos almacenados.  

Este problema requiere de nuevas estrategias para lograr una conservación efectiva de las obras de arte. 

Un reciente estudio interdisciplinar publicado en la revista Scientific Reports en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha analizado las interacciones existentes entre la atmósfera exterior de la cueva de Altamira y el microclima de su interior, destacando cómo las variaciones atmosféricas relacionadas con el cambio climático afectan al ambiente interno de la cueva y por ende, a sus pinturas. 

¿Por qué la Cueva de Altamira?

Las cuevas son estudiadas como microclimas aislados de la atmósfera exterior que las rodea, debido a que gran parte de estas cavidades están prácticamente cerradas y el flujo de intercambio es mínimo. 

Los estudios en cuevas con arte prehistórico en su interior han sido llevados a cabo durante décadas para determinar cómo los cambios en las condiciones ambientales de éstas influye directamente en su conservación, incidiendo en el número de visitantes. Y la Cueva de Altamira es de gran importancia por contar con pinturas del Paleolítico recorriendo más de 15000 años de historia del ser humano. 

Los investigadores han desarrollado ecuaciones dinámicas para controlar la variabilidad temporal y espacial de los flujos de intercambio de gases, energía y materia entre el ambiente exterior y el medio subterráneo. 

El estudio publicado analiza las interacciones entre estos factores, y las influencias internas y externas en el microclima de la Cueva de Altamira. Además, mediante un modelo matemático basado en series temporales de imágenes satelitales, se han realizado estimaciones de las concentraciones de gases en la cueva desde 1950 hasta 2100, abarcando el pasado y el futuro de su atmósfera exterior e interior. 

¿Cuáles son los factores críticos de conservación?

El CO2 activa diversos procesos de deterioro en las pinturas rupestres, aumenta la acidez del agua, disuelve la roca y arrastra los pigmentos, provocando la formación de costras debido a la sobresaturación y re-precipitación del mineral. 

El incremento en la concentración de CO2 dentro de la Cueva de Altamira es un factor crítico, pero no es el único. 

El aumento de CO2 también acelera la colonización bacteriana en las ilustraciones, pero la humedad también es un factor crítico que favorece el desarrollo de colonias microbianas. El aumento de la humedad relativa del aire puede ser fatal para el deterioro de las obras promoviendo procesos de disolución en sus materiales. 

En el escenario más pesimista barajado por el IPCC, el aumento de la temperatura global será de +3,5 ºC en 2100, lo que se traduciría un incremento en la concentración de CO2 en el interior de la Cueva de Altamira y una mayor inestabilidad atmosférica con oscilaciones de temperatura y humedad que agravarán los procesos de corrosión de la roca en la que se encuentran las pinturas, además de la aceleración de los procesos de colonización microbiológica. 

El deterioro en las obras localizadas en el exterior

También existe una iniciativa liderada por el Instituto Geológico y Minero de España que analiza el impacto de los distintos escenarios climáticos en el patrimonio histórico y artístico español que se encuentra localizado en el exterior: esculturas, monumentos y edificios expuestos a eventos hidrometeorológicos extremos, que cada vez son más frecuentes e intensos debido al cambio climático. 

Esta iniciativa es el proyecto RESCUhE, que analiza la dirección de los agentes erosivos como son el viento, la lluvia o las oscilaciones térmicas con 60 estaciones meteorológicas. También se recogen datos de seis estaciones de exposición directa, donde son colocadas rocas que son expuestas a diferentes orientaciones.

Los análisis que han sido realizados en diversos materiales como rocas y metales representativos del patrimonio español, permiten desarrollar modelos para la simulación de la degradación futura en estos artefactos.  

Además, estudian las medidas preventivas de conservación directa o conservación preventiva frente a las afecciones climáticas, como barreras artificiales o naturales para mitigar los efectos. 

La afección climática en las obras dentro de los espacios interiores 

Aunque el efecto de las alteraciones climáticas debería ser mínimas en la conservación de obras de arte en museos, edificios históricos o almacenes climatizados, también puede impactar en ellas.  

Como en las cuevas, estos espacios poseen microclimas ya que no están aislados completamente del exterior, y las alteraciones ambientales pueden provocar impactos sobre el arte que albergan. 

Cada uno de estos microclimas debe estudiarse para establecer las mejores medidas preventivas, siendo en algunos casos necesario implementar membranas de aislamiento eficiente en muros, instalar ventanas con rotura de puente térmico o antecámaras de atemperación, por ejemplo. 

La madera, tejidos o pinturas son mucho más sensibles a cambios termohigrométricos, debiendo monitorizar e intervenir, para prevenir posibles daños. 

Desde la Universidad de Málaga se ha estudiado cómo el clima y los futuros escenarios climáticos impactan en el patrimonio mueble e inmueble, evaluando la propensión de estos ambientes al biodeterioro, riesgos mecánicos por fluctuaciones higrotérmicas, y pérdida de color debido a la radiación UV. 

Los cambios y fluctuaciones en los patrones climáticos hacen más complicado mantener las condiciones estables dentro de los edificios, exponiendo las obras de arte a daños que pueden ser irreversibles. Por otro lado, esta prevención va asociada al aumento del gasto energético y emisiones de gases con motivo de la adaptación y climatización de estos edificios para mantener las condiciones ambientales en su interior, siendo también objeto de este estudio. 

Con información de METEORED 

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reddmemp

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