China tiene un plan para liberarse del petróleo y dominar la energía del futuro

China tiene un plan para liberarse del petróleo y dominar la energía del futuro
China tiene un plan para liberarse del petróleo y dominar la energía del futuro

Desde 2009, China se ha consolidado como el mayor consumidor de energía del planeta. Actualmente, demanda una cuarta parte del suministro global, superando en un 35% el consumo anual de Estados Unidos.  

Esta creciente necesidad ha generado serios problemas de dependencia energética, por lo que el país asiático explora múltiples alternativas para asegurar su abastecimiento, especialmente en un contexto marcado por el auge de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial. 

La mayor parte del suministro energético chino proviene aún de fuentes fósiles. En 2019, alrededor del 67.3% del petróleo crudo que utilizó el país fue importado. China compra electricidad, principalmente de Rusia, Myanmar, Corea del Norte y Laos.  

Ante este panorama, el gobierno ha intensificado sus políticas energéticas para disminuir la dependencia del exterior y acelerar la transición hacia fuentes limpias y sostenibles. 

En el país, este año, entró en vigor la nueva Ley de la Energía, que prioriza el desarrollo de energías renovables e hidrógeno con el objetivo de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mejorar la seguridad energética. La legislación obliga a las autoridades a establecer metas mínimas de consumo de energías verdes. 

Paralelamente, se impulsó una reforma profunda del mercado eléctrico: A partir de junio de 2025, toda la energía solar y eólica deberá comercializarse mediante subastas o precios de mercado, eliminando las antiguas tarifas reguladas.  

Estas medidas, sumadas a incentivos financieros y la eliminación progresiva de subsidios del pasado, buscan fomentar la inversión nacional en energías limpias y optimizar el sistema energético. 

Aunque las fuentes renovables cubren más del 80% del aumento en la demanda energética, los combustibles fósiles aún representan el 62% del total de la electricidad generada en el país, según datos de Ember, una organización internacional especializada en energía. 

Ante este desafío, China ha anunciado diversos proyectos para lograr su independencia energética. 

Torio: la nueva esperanza energética 

Una de las principales apuestas del gobierno de Xi Jinping es el torio, un elemento que podría garantizar el suministro energético del país durante miles de años.  

Según un estudio desclasificado citado por el South China Morning Post, China contaría con reservas suficientes para abastecerse durante 60,000 años. Este recurso se encuentra en los residuos mineros del país, que permanecen prácticamente intactos. 

El principal reto es su adecuada extracción. Si se logra superar esta barrera tecnológica, el torio podría reemplazar a los combustibles fósiles no solo en China, sino a nivel mundial.  

El informe señala la existencia de 233 zonas ricas en torio, siendo el distrito minero de Bayan Obo, en Mongolia Interior, un ejemplo destacado. Allí, cinco años de residuos mineros bastarían para obtener un millón de toneladas de torio, lo cual sería suficiente para abastecer las necesidades energéticas de los hogares estadounidenses durante un milenio. 

Liderazgo solar imbatible 

China ha consolidado su supremacía en la energía solar con la instalación de 329 gigavatios (GW) de nueva capacidad en 2024, lo que representa el 55% del total mundial desplegado ese año. Esta cifra supera a la de los nueve países siguientes combinados, según un informe de Solar Europe. 

En total, se alcanzaron 597 GW nuevos de capacidad fotovoltaica a nivel global, lo que significó un incremento del 33% respecto a 2023. El 70% de esta expansión se concentró en la región Asia-Pacífico, que experimentó un crecimiento anual del 37%. 

Entre las razones de este avance se encuentran los avances tecnológicos que han convertido a la energía solar en la opción de generación eléctrica más asequible en muchas partes del mundo, así como la baja histórica en los precios de los componentes solares, impulsada por el exceso de capacidad productiva. 

Dominio en energía eólica 

El gigante asiático también lidera en el sector eólico. En 2024, los tres mayores fabricantes de turbinas fueron chinos: Goldwind encabezó la lista con 20,000 megavatios instalados, seguido por Envision y MingYang. De hecho, seis de las diez compañías más importantes del mundo en esta industria son de origen chino, desplazando a empresas europeas como Vestas y Siemens Gamesa del podio. 

Según la consultora Wood Mackenzie, este dominio se debe al vigoroso mercado interno, que en 2024 sumó más capacidad eólica que el resto del mundo combinado. Además, se espera que el mercado doméstico siga creciendo, sin señales de desaceleración en el corto plazo. 

Expansión nuclear estratégica 

China continúa fortaleciendo su apuesta por la energía nuclear. En abril de 2025, el Consejo de Estado aprobó la construcción de diez nuevos reactores, manteniendo el ritmo anual iniciado en 2022.  

La inversión total será de 200,000 millones de yuanes (alrededor de 27,500 millones de dólares), una cifra considerablemente superior a los 146,900 millones destinados el año anterior. 

Los nuevos reactores ampliarán la capacidad de cinco plantas existentes: Fangchenggang (Guangxi), Sanmen (Fujian), Haiyang (Shandong), Xiapu (Chongqing) y Taishan (Guangdong). Esta expansión busca diversificar las fuentes de generación eléctrica y garantizar el suministro estable en todo el país. 

El “sol artificial” chino 

El reactor Experimental Advanced Superconducting Tokamak (EAST), conocido como el «sol artificial», ha establecido un nuevo récord de operación continua: 17 minutos y 46 segundos. Su marca anterior era de poco menos de siete minutos. 

Inspirado en el proceso de fusión nuclear que ocurre en las estrellas, este reactor busca replicar la unión de núcleos atómicos (principalmente de hidrógeno) para formar helio, liberando grandes cantidades de energía sin residuos radiactivos a largo plazo. 

Desde 2017, el Instituto de Física de Plasma de la Academia de Ciencias de China (ASIPP), ubicado en Hefei, ha logrado ampliar progresivamente el tiempo de funcionamiento del reactor. Aunque la tecnología de fusión lleva más de 70 años en desarrollo global, apenas se han comenzado a superar las marcas de mil segundos de operación.  

Según Song Yuntao, director del ASIPP, lograr un funcionamiento estable y prolongado es crucial para hacer viable esta fuente de energía en el futuro. 

Batería nuclear de larga duración 

Una batería nuclear capaz de generar electricidad durante siglos podría dejar de ser ciencia ficción. Un equipo de investigadores chinos, liderado por el profesor Wang Shuao, de la Universidad Soochow, y en colaboración con el Instituto de Tecnología Nuclear del Noroeste y la Universidad de Xiangtan, ha desarrollado una célula fotovoltaica basada en radiación alfa. 

El diseño, publicado en la revista Nature, incorpora una capa incrustada que actúa como panel solar, aprovechando de forma eficiente la radiación emitida por isótopos nucleares.  

Esta innovación soluciona el problema de la autoabsorción, un obstáculo técnico que había limitado el uso de radioisótopos en baterías micro nucleares. 

Si se confirman estos resultados, las aplicaciones serían vastas: desde naves espaciales hasta sensores remotos, dispositivos médicos y sistemas energéticos autónomos. La durabilidad teórica de estas baterías podría superar los 100 años. 

Energía optimizada para la era de la inteligencia artificial 

El gobierno chino es consciente de que generar energía ya no basta. En un mundo donde el procesamiento informático demanda un consumo exponencial, también se requiere optimizar su uso. 

En esta línea, científicos de la Universidad de Beijing han desarrollado un transistor bidimensional a base de bismuto, cuya eficiencia supera ampliamente la de los chips convencionales.  

El nuevo diseño, libre de silicio, ofrece una velocidad un 40% superior a los transistores actuales de tres nanómetros, y consume un 10% menos de energía. 

La clave de este avance radica en su estructura atómica bidimensional, formada por una capa delgada de oxicalcogenuros de bismuto. Esta configuración permite una mejor conducción electrónica, menor pérdida de energía y mayor resistencia mecánica.  

Al igual que el grafeno, el bismuto presenta propiedades extraordinarias debido a su disposición molecular. 

Aunque el transistor aún no está listo para aplicaciones industriales, los investigadores aseguran que puede escalarse a tamaños de obleas convencionales, lo que lo convertiría en una solución prometedora para los centros de datos y supercomputadoras que impulsan la inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas. 

La transición energética de China no es solo una cuestión ambiental o económica, sino una estrategia geopolítica de largo alcance. Desde la explotación de nuevos materiales como el torio y el bismuto, hasta la expansión masiva de energías renovables y nucleares, el país está trazando un camino ambicioso hacia la autosuficiencia energética, en medio de un entorno geopolítico y económico que dictará nuevas reglas. 

Con información de WIRED 

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