Mucho hemos escuchado sobre las demandas a los grupos petroleros, pero escuchar sobre grupos petroleros demandando a asociaciones civiles es mucho menos común. Sin embargo, es eso lo que estamos presenciando el día de hoy.
Este lunes comenzará un juicio en Dakota del Norte por una demanda que podría obligar al grupo ambientalista Greenpeace USA a cerrar. La compañía detrás del controvertido oleoducto Dakota Access Pipeline, el grupo petrolero Energy Transfer demandó por primera vez a Greenpeace y otros activistas en un tribunal federal en 2017.
Energy Transfer afirmó que miles de manifestantes que acamparon cerca del sitio de construcción durante meses retrasaron el inicio del oleoducto y aumentaron los costos en al menos 300 MDD. Una demanda federal de la compañía fue desestimada, pero presentó una similar en un tribunal estatal de Dakota del Norte en 2019. Este es el caso que ahora se dirige a juicio.
La controversia detrás del Dakota Access Pipeline
El oleoducto Dakota Access Pipeline (DAPL) o Bakken Pipeline es un oleoducto subterráneo de 1,886 km en los Estados Unidos que tiene la capacidad de transportar hasta 750,000 barriles de petróleo crudo ligero por día. Comienza en los campos de petróleo de de la Formación Bakken en el noroeste de Dakota del Norte y continúa a través de Dakota del Sur y Iowa hasta una terminal petrolera cerca de Illinois. El oleoducto transporta el 40% del petróleo producido en la región de Bakken.
Durante casi una década, el oleoducto Dakota Access Pipeline (DAPL) ha provocado conversaciones nacionales sobre los peligros de la infraestructura de combustibles fósiles para la seguridad pública y el trato injusto a los pueblos indígenas en los Estados Unidos.
El oleoducto se encuentra cerca de la reserva de la tribu sioux, por lo que sus miembros comenzaron a protestar contra la construcción. La tribu sostiene que no se le consultó adecuadamente en el proceso de planificación federal, que la construcción atraviesa lugares sagrados y que el oleoducto representa un riesgo de contaminación para su suministro de agua. Cabe mencionar que Energy Transfer niega todas esas afirmaciones.
Las manifestaciones de la tribu ganaron atención mundial y miles de manifestantes viajaron y acamparon en el área a lo largo de la ruta propuesta del oleoducto en 2016 y 2017. La policía y los manifestantes se enfrentaron, y los oficiales usaron gas pimienta y «munición no letal» para expulsar a los manifestantes de las tierras federales.
¿Qué dice la demanda?
En la demanda, Energy Transfer afirma que Greenpeace mintió sobre el trabajo de la empresa para solicitar donaciones, que la empresa dice que utilizó para organizar y financiar protestas, incluidos «ataques violentos a los empleados y la propiedad de Energy Transfer«.
Greenpeace niega las acusaciones y afirma que desempeñó un papel limitado en las protestas, que fueron lideradas por grupos de nativos americanos.
«Todo el mundo tiene miedo de estos grupos ambientalistas y de que parezca incorrecto contraatacar a esta gente. Pero lo que nos hicieron está mal y van a pagar por ello», dijo Kelcy Warren, CEO de la compañía.
Greenpeace USA dice que si pierde el caso de Dakota del Norte, la organización «podría enfrentarse a la ruina financiera, poniendo fin a más de 50 años de activismo ambiental».
En una llamada con periodistas la semana pasada, el grupo intentó sonar optimista sobre ganar el caso, a pesar de que lo decidirá un jurado de residentes locales en un estado donde el petróleo es una industria importante.
La suma de los 300 MDD de la demanda es suficiente para llevar a Greenpeace a la bancarrota, pero es solo una fracción para Energy Transfer. La empresa generó más de 82,000 millones de dólares en ingresos el año pasado. De manera que, aunque parezca, no se trata solo de dinero.
La compañía petrolera dijo que las manifestaciones les hicieron perder grandes sumas de dinero. Sin embargo, lo más peligroso de este caso no es el (poco) dinero que pudiera perder Energy Transfer o incluso el mucho dinero que pudiera perder Greenpeace, sino el precedente legal que puede dejar.
Este precedente, independientemente del resultado, terminará siendo crucial para el futuro de activismo contra el petróleo. Si Energy Transfer gana, entonces se habrá sentado un precedente importante para que las compañías petroleras puedan sentirse cómodas y capaces de denunciar a los grupos activistas. Al mismo tiempo, si Greenpeace gana, esto podría darle mucha más fuerza al activismo y recursos que se toman en contra de las coompañías energéticas, y devolver el sentido de fuerza a la comunidad para luchar contra estos gigantes.
Greenpeace sostiene que Energy Transfer no es sincera con respecto al propósito de la demanda, algo que la empresa niega. «Este caso es simple. Las grandes petroleras quieren silenciar a sus críticos», dice Sushma Raman, directora ejecutiva interina de Greenpeace USA. Raman afirma que Energy Transfer está «abusando del sistema legal para silenciar a los críticos».
Es difícil (por no decir imposible) empatizar con cualquier causa cuya raíz sea una compañía petrolera reclamando sobre el dinero que no pudieron ganar o que perdieron. Simplemente porque esto es avaricia pura (porque ya son compañías multimillonarias) por parte de una industria que se ha encargado de destruir nuestro planeta. Y no solo eso, sino que ahora quieren, cobardemente, dejar sin fondos a una de las pocas organizaciones con el valor de oponerse a ellos directamente.
Estos casos suelen estar diseñados para costar dinero a los oponentes y obligarlos a dedicar tiempo a defenderse contra el caso. Más allá del veredicto, la meta es empobrecer al oponente mientras dure la demanda para que, al terminar, ya esté carente de recursos.
Más de 400 grupos ambientalistas y de otro tipo han firmado una carta abierta a Energy Transfer expresando su solidaridad con Greenpeace. La carta dice: «No permitiremos que demandas como esta nos impidan defender un futuro justo, verde y pacífico».
Y es que el retomar fuerza contra las compañías petroleras es más importante que nunca. Tanto por las tendencias que la administración Trump está perpetuando como por el momento crítico que el medio ambiente está pasando actualmente. Y el resultado puede ser crucial para la lucha que debemos reforzar si queremos seguir viviendo en este planeta.
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