Contando los árboles de la Amazonía

Contando los árboles de la Amazonía

El censo de árboles es una práctica que ha cobrado cada vez más importancia en el marco de la crisis climática debido a lo imperativo que es tener conocimiento y control sobre la vegetación de este ecosistema. Durante un censo de árboles, los expertos o voluntarios recorren un área determinada  y anotan información sobre cada árbol que encuentran. Toman nota de información como la cantidad, especie, tamaño, condición y ubicación de los árboles, así como otros datos relevantes. El objetivo de un censo de árboles es proporcionar una comprensión detallada de la población de árboles. Además de utilizar métodos tradicionales, como cintas métricas o dispositivos GPS, se pueden utilizar herramientas avanzadas como tecnología de detección remota, drones, sistemas de información geográfica, entre otros.

 

Y a pesar de que hacer un censo de árboles suena como una tarea controlable, es quizá inimaginable en un lugar como el Amazonas. Sin embargo, un grupo de colombianos liderado por el Profesor Álvaro Duque de la Universidad Nacional de Colombia está haciendo el esfuerzo de crear un censo de todos los árboles de la Amazonía colombiana; un censo de las 125,000 plantas individuales con un tronco de al menos un centímetro de diámetro.

 

El censo del Amazonas

Esta iniciativa es parte de un nuevo esfuerzo multimillonario en docenas de áreas de bosque en todo el mundo que tiene como objetivo determinar, con un enorme grado de precisión, hasta qué punto los bosques prestan un servicio épico a la humanidad al capturar y retener enormes cantidades de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero que calienta el planeta.

 

Como muestra representativa de la parte noroeste de la Amazonia, ésta contiene alrededor de 1,200 especies de plantas leñosas, desde enormes árboles de ceiba hasta enredaderas de lianas. Durante la mayor parte del año esta parte del bosque está inundada y solo se puede acceder a ella en canoa. Está plagado de animales como escorpiones, tarántulas y niguas, haciendo de este esfuerzo un enorme desafío para cualquier persona.


Información es poder

A escala global, este tipo de datos recopilados a mano pueden llenar un gran vacío en nuestra comprensión de los bosques. El año pasado, el Bezos Earth Fund invirtió 12 millones de dólares en la creación de al menos 30 de estos sitios (áreas censadas) en todo el mundo, principalmente en los trópicos. El esfuerzo está encabezado por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), que fue pionero en el cálculo de la biomasa forestal hace décadas. Se espera tener más sitios como éste en el futuro.

 

Una contabilidad más precisa del carbono fortalecerá los esfuerzos para establecer un precio comercial realista a las emisiones de dióxido de carbono como una forma de crear incentivos financieros para desalentar la deforestación y contaminar menos. Estos datos también podrían mejorar los modelos complejos que los científicos utilizan cuando intentan comprender la extensión y naturaleza de la crisis climática.

 

Los bosques tropicales y otras tierras absorben un tercio de todas las emisiones de dióxido de carbono del mundo que calientan el planeta. La Amazonia, a pesar de su inmensidad, es en realidad particularmente frágil. Este año, los incendios en la Amazonia brasileña alcanzaron su nivel más severo en 14 años. Toda la región estaba cubierta de humo al momento de que el censo fue realizado.

 

La comunidad científica ha advertido durante años que la Amazonia se está acercando a un punto de inflexión en el que pasa de capturar dióxido de carbono a ser un emisor neto de este. A medida que se encoge, se vuelve menos capaz de extraer agua del océano y mantener su exuberancia (que, en una forma de pensar del sistema climático, es también su capacidad de almacenar carbono).

 

Este tipo de esfuerzos permiten observar dinámicas de la Amazonia que no son para nada obvias, a pesar de que se tenga conocimiento sobre algunas características del ecosistema.

Por ejemplo, nuevos estudios proponen que, a pesar de la biodiversidad arbórea, aproximadamente la mitad del carbono de la región se contiene en apenas el 2% de sus especies. Y esas especies, típicamente árboles enormes de madera dura, pueden ser las más susceptibles al cambio climático (y a la tala ilegal).

 

Es por eso que es importante promover y apoyar este tipo de esfuerzos. Entre más información y datos duros tengamos para hacer conciencia sobre los daños irreversibles que estamos infringiendo al planeta y lo necesaria que es la naturaleza para nuestra supervivencia, quizá podremos encontrar un balance.

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