Un reciente estudio internacional, liderado por la climatóloga Alexandra Jahn de la Universidad de Colorado en Boulder y Céline Heuzé de la Universidad de Gotemburgo, ha utilizado avanzados modelos informáticos para predecir el futuro de la región más septentrional de la Tierra, publica la revista National Geographic.
Según sus hallazgos, el primer verano sin hielo marino en el Ártico podría ocurrir entre 2027 y 2030, una fecha que ya no parece lejana, sino inminente. Este fenómeno, provocado por el calentamiento global, tendría repercusiones devastadoras en los ecosistemas locales, las comunidades indígenas y el clima global.
No será un cambio drástico inmediato, pero simbolizará que hemos transformado una de las características definitorias del Océano Ártico: su manto de hielo y nieve perenne. Este manto, hasta ahora una constante de los ciclos naturales, se está desvaneciendo bajo la presión de las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero.
El hielo marino del Ártico ha estado disminuyendo a una velocidad sin precedentes, perdiendo más del 12% de su extensión cada década debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En septiembre pasado, el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de Colorado (National Snow and Ice Data Center) informó que el día con menor cantidad de agua marina congelada fue uno de los niveles más bajos registrados desde 1978, alcanzando 4,28 millones de kilómetros cuadrados.
Este registro, aunque superior al mínimo histórico de septiembre de 2012, representa un marcado descenso respecto a la cobertura media de 6,85 millones de kilómetros cuadrados observada entre 1979 y 1992. Cuando el Océano Ártico presenta menos de un millón de kilómetros cuadrados de hielo, los científicos lo consideran “libre de hielo”. Estudios previos realizados por el mismo equipo sugieren que el Ártico podría experimentar un mes completo sin hielo en algún punto de la década de 2030, aunque las nuevas proyecciones adelantan este escenario crítico.
El deshielo ártico no es simplemente un fenómeno aislado. Representa un cambio profundo en los patrones climáticos y el equilibrio del ecosistema global. Sin el hielo marino, el Ártico pierde su capacidad para reflejar la radiación solar, lo que acelera el calentamiento del planeta.
Además, las corrientes oceánicas y los patrones de viento, que dependen en gran medida de la estabilidad ártica, sufrirán alteraciones significativas, desencadenando fenómenos climáticos extremos en latitudes medias y bajas.
Las consecuencias directas incluyen la amenaza a especies emblemáticas como el oso polar, dependiente del hielo para cazar y sobrevivir. Asimismo, las comunidades indígenas que han vivido en armonía con el hielo durante siglos enfrentan la pérdida de una parte integral de su entorno.
El deshielo también tiene implicaciones económicas y geopolíticas. Mientras que algunos países ven en un Ártico navegable nuevas oportunidades comerciales y de extracción de recursos, el costo ambiental y social supera con creces cualquier beneficio a corto plazo.
El equilibrio natural que regula gran parte del clima global está en peligro, marcando el inicio de una nueva era para el planeta. Este futuro, que antes parecía lejano, ahora llama a nuestra puerta.
¿Responderemos a tiempo? La historia del Ártico es un recordatorio elocuente de que el tiempo para actuar es ahora.
Con información de National Geographic
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