De todos los desastres climáticos, los ciclones tropicales (conocidos como huracanes cuando ocurren en el Atlántico Norte, el centro del Pacífico Norte y el este del Pacífico Norte) han sido responsables por una enorme cantidad de muertes y destrucción.
Los daños económicos causados por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos se han vuelto más comunes debido al aumento de las temperaturas, los niveles del mar y el desarrollo económico en áreas vulnerables a estos fenómenos. En los últimos años, Estados Unidos ha experimentado, en promedio, más de un desastre que ha causado más de mil millones de dólares en daños cada mes. Para poner esto en perspectiva, hasta la última década, el país rara vez experimentó un año con más de un puñado de desastres meteorológicos y climáticos de miles de millones de dólares.
¿A qué se debe?
Los responsables de las políticas necesitan evaluaciones claras de estos daños económicos. Sin embargo, predecir los costos inmediatos o las implicaciones a largo plazo de los fenómenos meteorológicos extremos es difícil. Parte del problema es que los modelos generalmente se basan en datos históricos, lo que en este caso significa buscar datos informados por un clima que ya no prevalece ahora que los niveles de dióxido de carbono son más altos de lo que han sido en milenios y continúan aumentando.
Los economistas también se encuentran en medio de un cambio de paradigma en los métodos que utilizan para evaluar los daños económicos inmediatos y de largo plazo de los fenómenos meteorológicos extremos. Existe una necesidad urgente de desarrollar métodos más nuevos que puedan proporcionar información sobre cómo evaluar los daños económicos en un clima caótico. Este blog explica cómo los cambios en los métodos económicos están alterando la medición de los costos de los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático en general.
Aterrizando el costo de los desastres
Es importante mencionar que la mayor parte de los datos accesibles públicamente sobre el impacto económico de este tipo de desastres es de Estados Unidos, ya que existe un registro más amplio y mayor accesibilidad a los datos. Sin embargo, cada vez más los países y los medios de comunicación responden a la necesidad de apertura sobre estas cifras.
En un contexto más amplio, el costo total de los desastres de miles de millones de dólares en Estados Unidos durante los últimos 5 años (2017-2021) es de $ 742,1 mil millones, con un costo anual promedio de 5 años de $ 148,4 mil millones, los cuales son nuevos récords y casi el triple del costo promedio anual ajustado por inflación de 42 años. Los costos de daños por desastres de miles de millones de dólares en los EE. UU. durante los últimos 10 años (2012-2021) también fueron históricamente altos: al menos 1000 MDD de 142 eventos separados de mil millones de dólares.
Al mismo tiempo, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) informó que el monto estimado de las reclamaciones que han recibido las aseguradoras por los estragos del huracán Otis suman ya 30,622 millones de pesos, cifra que supera ya los 1 mil 600 millones de dólares, consolidándose como el tercer siniestro más costoso en la historia del país.
En los desastres naturales en México, Otis se ubicaría en tercer lugar un costo de 1,600 millones de pesos; el sismo el 19 de septiembre de 2017, con 1,449 millones de dólares; el huracán Odile 1,439 millones de dólares; el huracán Gilberto, con 1,299 millones de dólares; el sismo de 1985, con 1,099 millones de dólares, y el sismo del 7 de septiembre de 2017, con 699 millones de dólares.
Solo para que tengamos una idea, el 5% del total de las utilidades anuales de la Comisión Federal de Electricidad tuvo que ser destinada únicamente para la reparación de daños ocasionados por el huracán Otis en Guerrero.
En el monitoreo de desastres compartido por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOOA por sus siglas en inglés) es preocupante que 2021 fuera otro año en una serie de años en los que hubo una alta frecuencia, un alto costo y una gran diversidad de eventos extremos que afectan la vida y los medios de vida de las personas.
Y es preocupante porque sugiere que la actividad extremadamente alta de los últimos años se está convirtiendo en la nueva normalidad. El año 2021 marcó el séptimo año consecutivo (2015-21) en el que 10 o más eventos de desastre separados de mil millones de dólares han impactado a los EE. UU. El promedio anual de 1980-2021 es de 7,4 eventos ; mientras que el promedio anual de los últimos 5 años (2017-2021) es de 17,2 eventos.
Si las cifras de muertes, la pérdida de la flora y fauna y los daños permanentes al medio ambiente no nos asustan, entonces la enorme pérdida financiera debería hacerlo. Y quizá la peor parte es que si usáramos solo una parte de ese dinero para invertir en soluciones que contribuyeran a la salud ambiental de nuestro planeta, no veríamos estas pérdidas en lo absoluto. Parece ser que al final del día solo podemos escoger en qué preferimos gastar (en la prevención o en la destrucción) y no si existe una opción de no hacerlo.
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