A veces no nos damos cuenta, pero nuestra dieta puede tener un impacto importante en el planeta. Desde la sobrepesca hasta la tala de bosques tropicales para plantaciones de soya, los alimentos que elegimos comer pueden tener un efecto enorme. Es por eso que vale la pena reflexionar sobre cómo nuestra dieta puede estar afectando al medio ambiente.
Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford ha descubierto que las dietas veganas reducen enormemente nuestro impacto sobre el medio ambiente: generan un 75% menos de gases de efecto invernadero, contaminación del agua y uso de la tierra que la dieta de un carnívoro. Las dietas veganas también reducen la destrucción de la vida silvestre en un 66% y el uso de agua en un 54%. También encontraron que la dieta vegana tiene solo el 30% del impacto ambiental de una dieta rica en carne.
Es importante mencionar que es poco realista pensar que el grueso de la población podrá alimentarse únicamente de vegetales frescos y comida no procesada. Sin embargo, si tomamos en cuenta que probablemente la gran mayoría de las personas que consumen una dieta alta en cárnicos tiene el presupuesto para cambiarse a una dieta vegana, entonces podríamos hablar de una potencial solución para una enorme cantidad de emisiones.
Pero sabemos que hacerse vegano no es perfecto. Las leches vegetales tienen menos emisiones de carbono y utilizan menos tierra que la leche de vaca, pero son un producto que necesita enormes agua. A menudo se acusa a los veganos de contribuir a la deforestación, ya que se talan los bosques para dar paso a los cultivos de soja. Pero, de hecho, los humanos solo comen el 6% de la soya producida, mientras que el 81% se destina a alimentar a animales como vacas, cerdos y pollos.
El impacto ambiental de la dieta
Se estima que en 2033 habrá casi dos mil millones de vacas, mil millones de cerdos, 32 mil millones de aves de corral y casi tres mil millones de ovejas ,es decir, unos 38 mil millones de animales individuales. A medida que transcurren sus vidas, todos ellos liberarán metano y óxido nitroso, potentes gases de efecto invernadero, moléculas que tienen efectos 28 y 265 veces (respectivamente) más fuertes en el calentamiento del planeta que el dióxido de carbono. Eso sin mencionar las enormes cantidades de tierra y agua necesarias para mantenerlos.
Como resultado, existe un amplio consenso entre la comunidad científica en que, para rescatar el clima global de las temperaturas cada vez más cálidas, una de las formas más impactantes en que nuestra especie puede cambiar su comportamiento es comer menos carne. Según un estudio del Reino Unido, los veganos tienen dietas que emiten solo el 25% de las emisiones de carbono de los carnívoros más carnívoros, mientras que tanto los vegetarianos como los veganos tienen un uso de agua significativamente menor y causan menos daño a la biodiversidad que los omnívoros.
¿Cuáles son las mejores opciones?
Los estudios demuestran una y otra vez que el veganismo es la mejor dieta para quienes se preocupan por el medio ambiente. Si todos nos volviéramos veganos, se reducirían las emisiones de CO2 relacionadas con los alimentos en un 68 % en 15 años, lo que nos permitiría limitar el calentamiento global a tan solo 2 °C. Una dieta vegana también puede ser buena para la salud, ya que reduce la presión arterial alta y la cintura.
Sin embargo, hacerse vegano implica un gran compromiso y puede que no sea adecuado para todo el mundo. Ya sea por disponibilidad de los alimentos o por los requerimientos de nuestro cuerpo según genética, edad y actividad física.
Los vegetarianos siguen comiendo productos lácteos y huevos, únicamente descartando la carne, lo que hace que el vegetarianismo sea una dieta bastante ecológica. De hecho, algunos estudios hechos en Países Bajos descubrieron que dejar la carne podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 34%, y otro estudio descubrió que hacerse vegetariano podría reducir la huella hídrica en un 55%.
El producto con mayor impacto en el medio ambiente son los productos lácteos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura afirma que la producción de productos lácteos es responsable de la enorme cifra de 1,700 millones de toneladas de emisiones globales de CO2 al año, casi el doble de las producidas por la aviación (3,4% y 1,9% respectivamente). Y el mayor gas entre esas emisiones es el metano.
El metano se libera en los eructos y el estiércol de las vacas, y tiene 28 veces el «poder de calentamiento» del dióxido de carbono. Si decides volverte vegetariano, es una buena idea reducir la cantidad de productos lácteos que consumes. O bien, opta por alternativas de origen vegetal hasta que las vacas con bajas emisiones de carbono sean una realidad.
Es muy importante recordar que todas las esferas de nuestra vida pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente si no las hacemos de manera consciente: desde cómo nos movemos hasta lo que compramos pasando por cómo comemos. El momento en el que logremos entender esto será mucho más fácil que nuestro impacto positivo supere al impacto negativo que podemos tener en el planeta.
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