París 2024 está a solo tres semanas de distancia, pero algunos eventos y la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos siguen en duda debido a la continua contaminación de las aguas residuales en el río Sena.
Está previsto que el río acoja competiciones como los 10 km de estilo libre y el triatlón. Después de los Juegos, hay planes para mantener el Sena apto para nadar para el público en general, revocando una prohibición de 100 años.
Y está previsto que la ceremonia de apertura cuente con delegaciones olímpicas internacionales que surquen el río en barcos, pero el ensayo de ayer para el evento fue cancelado debido a las peligrosas concentraciones de bacterias fecales en el agua.
Así se desprende de los nuevos análisis del agua publicados el viernes por el Ayuntamiento de París.
Las muestras tomadas en el Sena entre el 18 y el 20 de junio revelaron concentraciones preocupantes de bacterias E. coli y enterococos a niveles que superan con creces los límites establecidos por las autoridades deportivas.
Había 10 veces más E. coli en el agua que el umbral máximo establecido por la Federación Mundial de Triatlón y los niveles no cayeron por debajo del umbral en absoluto durante el período de prueba. Los niveles de enterococos tampoco fueron seguros.
Lionel Cheylus, de la organización medioambiental sin ánimo de lucro Surfrider Europe, también analizó las aguas, destacando la posible presencia de otros contaminantes.
«La normativa europea dice que eso es todo lo que hay que vigilar. Solo esas dos bacterias. Nada sobre la contaminación farmacéutica, industrial o química», dijo a USA Today. «Cuando dices: ‘Sí, esta agua es apta para nadar’, solo se refiere a esas dos bacterias».
La eliminación de las bacterias es fundamental para el desarrollo de los Juegos. El año pasado, el organismo rector de la natación, World Aquatics, canceló la Copa del Mundo de Natación en Aguas Abiertas después de encontrar que el agua del Sena «seguía por debajo de los estándares aceptables para salvaguardar la salud de los nadadores».
El presidente francés, Emmanuel Macron, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, tenían previsto darse un chapuzón el 23 de junio para demostrar que el Sena es seguro para nadar.
Esto desencadenó la campaña en las redes sociales #JeChieDansLaSeineLe23Juin, traducida cortésmente como «Depogo en el Sena el 23 de junio».
Los activistas protestan por los 1.400 millones de euros que Francia ha gastado en la limpieza del río, la presión que los Juegos ejercerán sobre el transporte público y la seguridad, y las elecciones anticipadas convocadas por Macron que han dado un impulso al partido de extrema derecha Agrupación Nacional.
Cabe destacar que ambos políticos se retiraron en el último minuto, citando «razones políticas».
Pero se tomaron muestras oficiales de agua del río antes del 23 de junio, por lo que los resultados no pueden atribuirse al exceso de efluentes de las sucias protestas.
«La calidad del agua continúa deteriorándose como resultado de las condiciones hidrológicas desfavorables», dice un informe emitido por las autoridades parisinas, citando «precipitaciones, alto flujo, poco sol, temperaturas por debajo de las normas estacionales y contaminación aguas arriba».
Meses de clima húmedo han dejado al río fluyendo a cuatro o cinco veces más de su nivel habitual. Las tormentas abruman regularmente la red de alcantarillado de la ciudad del siglo XIX, creando descargas de efluentes sin tratar directamente en el río.
Los organizadores tienen la esperanza de que las próximas tres semanas traigan suficiente clima seco y sol para reducir las bacterias a niveles aceptables.
Con información de euronews
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