La Amazonia brasileña puede ser potencia en bioeconomía

Si se conserva la selva amazónica de Brasil sin deforestación y logrando bajas emisiones de gases de efecto invernadero hasta el año 2050, podría convertirse no solamente en una zona ambiental sostenible sino también ser una potencia en bioeconomía, revela el estudio Nueva Economía para la Amazonia Brasileña.

En este estudio, más 70 investigadores del país cobijados bajo el World Resource Institute (WRI) y The New Climate Economy, concluyeron lo anterior tras crear un modelo con cuatro posibles escenarios:

+Escenario de referencia, la región amazónica seguiría el camino de la degradación actual

+El segundo detendría la deforestación, pero continuarían las emisiones de gases de efecto invernadero.

+El tercer escenario sería a la inversa: manteniendo las emisiones bajas, pero con deforestación.

+El cuarto escenario, el más óptimo, combinaría ambas: detener la deforestación y limitar las emisiones para que Brasil pueda cumplir con sus compromisos climáticos ante el Acuerdo de París.

 

Datos económicos fueron sorprendentes

Los expertos señalaron que, al comparar todos los escenarios, los datos económicos fueron sorprendentes ya que el último arrojó que para 2050 la Amazonia en pie generaría hasta 312.000 empleos extras en la región, más unos 365.000 empleos adicionales en Brasil de personas que se dedicarían a la bioeconomía y otros 468.000 enfocados en la restauración de los bosques.

Rafael Feltran-Barbieri, economista senior del WRI Brasil y uno de los autores del estudio durante el lanzamiento, sostuvo que un nuevo modelo económico en la Amazonia, hará de la región el gran catalizador de la descarbonización de toda la economía brasileña, es la mayor oportunidad de desarrollo económico y social de la historia contemporánea del país”.

De hecho, el último escenario puede agregar hasta 40.000 millones de reales (8.400 millones de dólares) por año a la economía nacional para 2050; pero también implica varios beneficios a nivel ambiental: como mantener un bosque en pie de 81 millones de hectáreas, debido a que se restaurarían unos 22 millones de hectáreas y se evitaría la deforestación de otros 59 millones.

La pérdida del agua en el bosque, igualmente, disminuiría en un 13%, se generarían 94% menos de emisiones de carbono netas a la atmósfera y habría una captura de carbono 19% mayor.

Uno de los puntos más interesantes al que apunta el estudio es que lograr llegar a este escenario no implica grandes innovaciones, sino escalar conocimientos que ya se tienen, dijo a América Futura, Ani Dasgupta, presidente de WRI.

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reddmemp

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