La emergencia climática afecta a todos los países y todas las personas que habitan el planeta, sin embargo, la manera en la que nos amenaza es distinta dependiendo de nuestra ubicación geográfica. Algunos de los países que se muestran más vulnerables ante la emergencia son los llamados Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS por sus siglas en inglés).
Los SIDS y la emergencia climática
Los SIDS son un grupo de pequeñas naciones y territorios insulares que enfrentan desafíos similares de desarrollo sostenible. Algunas de sus características en común incluyen lejanía, poblaciones pequeñas, dependencia de los recursos oceánicos, dependencia de las importaciones, acceso limitado a la financiación y vulnerabilidad a los impactos del cambio climático.
Los impactos climáticos que afectan a los SIDS incluyen fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos, el aumento del nivel del mar y el calentamiento y la acidificación de los océanos.
Por ejemplo, en el caso de las Islas Maldivas -hoy en día uno de los destinos de lujo más popular entre los ricos y famosos- que comprende aproximadamente 1,192 islas repartidas en 90,000 kilómetros cuadrados en el Océano Índico, enfrenta una crisis a su existencia causada por la crisis climática.
Con el 75% de su territorio apenas a un metro sobre el nivel del mar, incluso un aumento menor del nivel del mar representa una grave amenaza.
A lo largo de la historia países como las Maldivas han soportado la peor parte del calentamiento global con un apoyo mínimo. Este país es responsable de solo el 0,003% de las emisiones globales, pero es uno de los principales países en soportar las consecuencias de la crisis climática que amenazan su existencia.
Los SIDS, incluyendo a las Maldivas, han intentado promover su situación enfatizando que las naciones más ricas tienen una responsabilidad moral hacia comunidades como estas, especialmente cuando los SIDS son usados como destinos vacacionales por personas ricas de países acomodados. Sin embargo, los SIDS reciben sólo alrededor del 14% de la financiación que reciben los países menos desarrollados.
El compromiso con la amenaza climática
Los SIDS se están comprometiendo con un futuro resiliente y con emisiones netas de carbono cero a través de ambiciosos planes nacionales de acción climática. En el caso de las Maldivas, su capital, Malé, tiene aproximadamente el doble del tamaño del Central Park de Nueva York y es una de las capitales más densamente pobladas del mundo.
A raíz de esto construyeron Hulhumalé, una isla recuperada del mar en medio del Océano Índico, físicamente elevada dos metros sobre el nivel del mar, con muchas características inherentes a la resiliencia climática, como zonas de amortiguamiento colocadas entre la isla y el arrecife, diseñadas para proteger la costa de fuertes olas.
Fue un plan de supervivencia que desde entonces se ha convertido en un próspero centro urbano. De manera similar cuentan con el proyecto Ras Malé, que aspira a ser la primera ciudad ecológica del Océano Índico, elevada a tres metros sobre el nivel del mar. Incluso con pocos recursos, las Maldivas toman liderazgo en la adaptación climática.
Apoyando el futuro de los SIDS
Para poder sacar adelante proyectos como este (y a los SIDS en general) existe una necesidad urgente de dirigir recursos financieros para responder a los impactos climáticos, aliviar la carga de la deuda y poner en práctica planes cruciales de mitigación y adaptación al clima en los SIDS.
Es por esto que las Naciones Unidas están trabajando con los SIDS en el desarrollo –e implementación– de un Índice de Vulnerabilidad Multidimensional (IMV). Un IMV con aceptación global nos brindará más datos y una mejor comprensión del rompecabezas climático.
Cuando se trata de financiación, alivio de la deuda y ayuda, el uso de mediciones del PIB inadecuadas, obsoletas y simplistas impiden injustamente a los SIDS acceder a la ayuda que necesitan. Un índice de vulnerabilidad multidimensional tiene el potencial de garantizar un desarrollo sostenible que sí sea inclusivo.
No es posible enfrentar la emergencia climática sin dirigir una buena cantidad de recursos a causas como esta. Especialmente países que son sede de resorts de lujo y cientos de personas millonarias que se benefician de sus bellezas naturales deberían también arcar con el peso de su conservación.
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