La importancia de los derechos de los animales

La importancia de los derechos de los animales

Durante muchos siglos, la cultura occidental ha considerado a los animales como objetos, sujetos a la explotación y el abuso humanos. Esta visión está arraigada en la percepción pública y en el sistema legal y al mismo tiempo tiene una íntima relación con el criterio humano de ver a la naturaleza y los seres vivos como un medio para un fin (en este caso el fin es su propia satisfacción).

 

El movimiento por los derechos de los animales tiene como objetivo acabar con estas nociones dañinas y, al hacerlo, aumentar la comprensión, la compasión y el respeto por la multitud de especies animales con las que compartimos el planeta.

 

Defendiendo a los animales

Los defensores de los derechos de los animales creen que los animales tienen un valor inherente, un valor completamente separado de su utilidad para los humanos. Creen que toda criatura con voluntad de vivir tiene derecho a vivir libre de dolor y sufrimiento. Los derechos de los animales no son sólo una filosofía, son un movimiento social que desafía la visión tradicional de la sociedad de que todos los animales no humanos existen únicamente para el uso humano.

 

En muchos países, los animales se consideran como propiedad, una clasificación que permite su tratamiento como objetos explotables en lugar de seres sensibles. Esta categorización legal revela cómo la sociedad ha condicionado a las personas a priorizar los intereses humanos a cuestas de los animales y su bienestar. 

 

Estas actitudes se justifican por la creencia generalizada de que los animales no pueden poseer intereses, preferencias por sí mismos. Este tipo de creencias se vieron propagadas por pensadores como René Descartes, quien afirmó que los animales son esencialmente máquinas que responden a estímulos básicos. Por lo tanto, si pensamos a partir de este criterio, es fácil creer que los animales no merecen ninguna consideración.

 

La filosofía de los derechos de los animales tiene como objetivo revertir la cosificación de los animales, elevando su estatus formal de un objeto a un sujeto y, en última instancia, liberándolos de la explotación humana de cualquier tipo, ya sea en granjas, laboratorios o cualquier otro lugar donde se suele negar su autonomía. 

 

Los derechos de los animales se extenderían teóricamente a los animales que viven en hábitats salvajes, lo que convertiría en actividades como la caza recreativa de animales como ballenas o ciervos en una violación de los derechos de los animales.

 

Esto también afectaría la manera en la que se regule el acceso a actividades como la minería, la tala, la agricultura, etc. Esto se debe a que estas actividades implican la explotación de recursos y hábitats propios de los animales, por lo que tendría mayores consecuencias el invadirlos de esta manera.

Los efectos de las industrias

Los terribles efectos de las industrias pecuarias sobre el medio ambiente y la salud humana son bien conocidos: emisiones de metano que suben las temperaturas del planeta, deforestación, contaminación del agua, pérdida de biodiversidad, resistencia a los antibióticos, enfermedades zoonóticas que podrían provocar futuras pandemias, los efectos catastróficos de la sobrepesca sobre los sistemas biológicos del océano, entre otros.

 

Sin embargo, los efectos de estas industrias no se reducen a los animales, sino que tienen terribles efectos para los humanos que trabajan en ellas también. Estas industrias también conducen a la horrible explotación de los trabajadores, en su mayoría inmigrantes y personas racializadas (y a menudo niños), que reciben salarios sumamente bajos y sufren tasas muy altas de lesiones y traumas psicológicos mientras trabajan en la pesca comercial, las granjas industriales y las plantas empacadoras de carne.

 

El movimiento

A pesar de la prolongada represión y difamación, el movimiento por los derechos de los animales ha perdurado. La realidad es que millones de personas se oponen al sufrimiento animal. Sin embargo, la realidad es que muchos no logran ver las similitudes entre el hacer sufrir a sus mascotas y el consumir productos de origen animal o productos que requieren ser probados en animales. A pesar de que el sufrimiento animal es algo en lo que se está de acuerdo casi de manera unánime, lo importante es hacernos conscientes de cuántos productos (no solo los de origen animal) implican el sufrimiento y falta de dignificación de los animales para poder llegar a existir.

 

Es muy importante comenzar a entender este vínculo, no solo entre el sufrimiento de las diferentes especies animales, sino también entre la explotación de los animales y los sistemas más amplios de opresión. El continuar arrasando con todo lo que vemos a nuestro paso únicamente para hacer nuestra vida más cómoda (incluyendo a los animales y a los recursos naturales) es el camino más corto hacia creer que cualquier medio es válido para poder alcanzar las ganancias que queremos, o construir la empresa que queremos. El banalizar el sufrimiento animal es el camino más corto hacia banalizar el sufrimiento humano también.

 

Es por eso que, más allá de adoptar un estilo de vida vegano o no (que también es un paso importante) es esencial reconocer que nuestro estilo de vida en general se ha edificado descartando el sufrimiento de los seres vivos, empezando por la explotación animal y de los recursos naturales. Y es este el pensamiento que debemos de modificar urgentemente.

También te puede interesar: Voces indígenas por el medio ambiente

noticias relacionadas