Con la primavera a punto de empezar y nuestros alrededores mostrándonos cada vez más pronto el cambio de las estaciones, vale la pena reflexionar sobre cómo están cambiando las estaciones de transición, principalmente la Primavera, así como los efectos que eso puede tener en los ecosistemas, en el clima y en los propios seres humanos. Desde alteraciones en las alergias de las personas hasta un desbalance en la alimentación de los animales, los efectos pueden ser muy serios. No es solamente que podamos usar ropa fresca antes en el año.
Las estaciones están marcadas por un equinoccio o un solsticio y ocurren porque la Tierra gira sobre un eje, por lo que diferentes partes del planeta reciben más o menos exposición al sol a medida que orbita la estrella durante todo el año.
La primavera y el otoño están marcados por un equinoccio, que significa «noche igual» en latín. El sol pasa directamente sobre el ecuador en el equinoccio y hay aproximadamente 12 horas iguales de luz de día y 12 horas de noche. Durante el inicio de primavera, que marca la estación en el hemisferio norte, el hemisferio sur experimenta su equinoccio de otoño, que indica el comienzo del otoño en esa parte del mundo. El equinoccio de primavera y el inicio de la estación se dan el 21 de marzo en el hemisferio norte.
El impacto del florecimiento temprano
Hoy en día, muchas plantas y árboles florecen antes que durante el siglo pasado gracias a inviernos más suaves y deshielos primaverales más tempranos. En combinación con otoños más tardíos, la duración de la temporada de crecimiento en Estados Unidos se ha incrementado en más de dos semanas desde principios del siglo XX.
La mayoría de las personas reconocen intuitivamente que las hojas nuevas emergen en respuesta a las temperaturas primaverales: el calor hace que las hojas de los árboles y arbustos salgan de sus brotes Sin embargo, pocas personas son conscientes de que el calentamiento causado por el cambio climático derivado de los humanos está afectando el momento en que aparecen las hojas en los árboles en primavera y el momento en que cambian de color y se caen en otoño. Incluso menos personas aprecian cuánto están afectando estos cambios a los insectos, las aves, los ecosistemas enteros e incluso a los humanos de muchas maneras importantes.
Cada año, las hojas absorben una cantidad masiva de dióxido de carbono del aire, lo convierten en carbohidratos mediante la fotosíntesis y lo transfieren a la madera y las raíces. Los cambios estacionales en las concentraciones atmosféricas de CO2 demuestran la función e importancia de las hojas; las concentraciones globales de CO2 se acumulan durante el invierno a medida que las hojas y otra materia orgánica se descomponen, pero disminuyen en cuanto las hojas nuevas emergen en primavera e inician su fotosíntesis.
Durante este proceso, las hojas también liberan agua a la atmósfera, lo que afecta el clima local y los patrones de lluvia. Proporcionan alimento a orugas, ciervos y muchos otros herbívoros, y brindan refugio a aves, ardillas y muchas otras especies de fauna silvestre. Todos estos procesos e interacciones comienzan con la primera aparición de las hojas en primavera y terminan con su caída en otoño.
¿Las jacarandas en invierno?
En la Ciudad de México ya hemos observado este fenómeno de cerca, ya que acuerdo con algunos especialistas, el florecimiento de las jacarandas, que solía coincidir con el equinoccio de primavera alrededor del 21 de marzo, ahora ocurre semanas o incluso meses antes.
Este fenómeno, conocido como “primavera adelantada”, está directamente relacionado con el calentamiento global y con patrones climáticos como El Niño y La Niña, que incrementan las temperaturas y la humedad en diversas regiones.
El florecimiento temprano de las jacarandas tiene implicaciones significativas para el ecosistema urbano Este cambio puede afectar el desarrollo de los árboles, lo que los hace más vulnerables a la sequía, plagas y enfermedades. Las jacarandas, al florecer antes de tiempo, enfrentan un mayor riesgo de estrés hídrico, ya que sus hojas, que normalmente brotan después de las flores, son esenciales para resistir las condiciones de sequía.
Los verdaderos efectos de una primavera temprana
Como la primavera se adelanta y el otoño se retrasa, la temporada de crecimiento se alarga, lo que permite un mayor crecimiento de los árboles. El aumento del crecimiento de los árboles es bueno para los propietarios de tierras y para el planeta, ya que almacena más carbono, lo que puede mitigar (o reducir) los impactos del cambio climático. Sin embargo, como el carbono de la madera debe equilibrarse con proporciones específicas de otros nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo, cualquier aumento en el crecimiento de los árboles puede retener estos nutrientes en la madera. Esto, a su vez, los hace inaccesibles para otros organismos, que los necesitan para sobrevivir.
Por otro lado, los cambios provocados por el cambio climático presentan desafíos y oportunidades para la agricultura. Las condiciones más secas y las temperaturas más altas impactan el crecimiento de las plantas. La floración temprana afecta a ecosistemas enteros al alterar las relaciones entre plantas y polinizadores y aumentar los brotes de plagas. Es probable que los agricultores tengan que experimentar con nuevos cultivos, variedades y mercados para adaptarse a una temporada de crecimiento cambiante.
Se espera que las sequías se vuelvan más comunes, lo que traerá consecuencias económicas debido a los incendios forestales y los cultivos destruidos. El cambio de las estaciones de crecimiento y floración podría debilitar las poblaciones de plantas de las que dependen los polinizadores como las mariposas y las abejas, lo que también afectaría a las variedades de cultivos que dependen de la polinización.
Tener inviernos que se ven abruptamente interrumpidos por la llegada de temperaturas cálidas antes de tiempo tiene enormes consecuencias más allá de lo que nuestros ojos pueden ver, por lo que es importante encontrar maneras de mitigar los daños y, principalmente, hacernos conscientes de que la causa de esto son los humanos y no la naturaleza.
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