La reforestación de la isla de Redonda

Los tenaces habitantes de Antigua y Barbuda que lideraron la metamorfosis de la poco conocida isla de Redonda, la tercera que forma el país, celebran una hazaña impresionante.

El gobierno acaba de designar al lugar como área protegida, garantizando así el apoyo para mantenerlo como refugio para especies en peligro y como lugar de anidación para aves migratorias. Esto fue posible gracias a la importante labor de reforestación que se ha hecho durante los últimos años.

La historia de Redonda

Durante 50 años, a finales del siglo XIX y principios del XX, Redonda solía ser el emplazamiento de una mina que usaba un gran sistema de poleas para bajar los cubos de guano y fosfatos (usados como fertilizante) a la orilla. 

La mina cerró tras el comienzo de la Primera Guerra Mundial, y dejó a su paso cabras y ratas. Durante el siglo siguiente, estas especies extranjeras devoraron todo lo que había a la vista hasta que no quedó nada excepto polvo y restos de maquinaria antigua.

Apenas hace algunos años Redonda lucía como un verdadero desierto a causa de estas ratas que se nutrían de reptiles y de huevos de pájaros, mientras que las cabras devastaban su vegetación. Fue entonces cuando la población, apoyada por la ONG local, Environmental Awareness Group en cooperación con el gobierno y socios extranjeros, incluido Fauna and Flora International (FFI) dieron inicio a un ambicioso proyecto para la recuperación ambiental de la isla. 

Desde que comenzaron las labores de recuperación, 15 especies de aves terrestres han regresado a la isla, mientras que el número de lagartos endémicos como el dragón terrestre Redonda, en peligro crítico de extinción, se ha disparado.

¿Cómo lo hicieron?

El primer paso fue reubicar a la manada de casi 60 cabras salvajes de Redonda. Este proceso fue especialmente difícil pues las cabras son especialmente inteligentes, lo que hacía el capturarlas especialmente difícil. Fue necesario acorralarlas y sacarlas de la isla en helicóptero. Lo más importante era calmarlas, por lo que colocaron a cada cabra dentro de una bolsa de plástico que les llegaba hasta el cuello, las vendaron con una capucha hecha con mallas deportivas y les protegieron los cuernos con churros de piscina de espuma para el vuelo de 20 minutos a Antigua.

Una vez que se logró sacar a las cabras y erradicar la plaga de ratas, la vegetación se recuperó con una rapidez sorprendente. En tan solo un año las poblaciones de aves terrestres crecieron dramáticamente. Las poblaciones de especies endémicas raras como el dragón de Redonda y el lagarto arborícola también aumentaron.. Incluso cambió el color de la isla, de marrón a verde, conforme la vegetación y los árboles autóctonos regresaban a mayor velocidad de lo previsto.

La población de Antigua ve esto como un gran motivo de orgullo, pues lo que solía ser una isla completamente árida hoy es el hogar de múltiples especies únicas a la región que se recuperaron después de varias décadas.

¿Cómo lo conservarán?

El EAG está estableciendo un sistema de gobernanza sólido para garantizar que la isla permanezca libre de especies invasoras. Eso incluye cámaras de vigilancia para detectar ratas errantes y monitorear las actividades pesqueras locales, que deben cumplir con estrictas pautas.

Al igual que sus compatriotas, esta ONG es muy consciente de las condiciones climáticas sin precedentes que enfrenta el país. Hace seis años, Barbuda fue devastada por el huracán Irma y el calentamiento de los mares sigue planteando una amenaza existencial para las islas de toda la región. Los habitantes de la región han sentido en carne propia los efectos del calentamiento global, especialmente el aumento de las temperaturas (como sucedió este verano) sin embargo comparten la creencia de que si todos ponen de su parte pueden hacer una diferencia positiva para su región.

 

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