Los menonitas causan “ecocidio” en la Península de Yucatán

Los menonitas en la Península de Yucatán causan “ecocidio”, con prácticas agrícolas que dañan el ambiente, las abejas, la selva y la biodiversidad, dice Jorge Jiménez Alvarado, tesorero de la cooperativa Miel de Flores Mayas. 

En entrevista para el Diario de Yucatán, el también productor apícola coincidió con la aseveración que hizo Alicia Isabel Adriana Bárcena Ibarra, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) este martes 17 de junio, cuando dijo que “los menonitas en Yucatán son verdaderamente un problema gravísimo ambiental”, y “han salido con armas” al intentar frenar sus actividades nocivas. 

Hay que precisar que desde 2014, en la Península de Yucatán, organizaciones apícolas han registrado la mortandad de 600 millones de abejas, que se detalla más adelante.

Recordó que en fecha reciente tuvo la oportunidad de ver en un evento en la Ciudad de México a la funcionaria federal, donde le externaron su preocupación y habló del caso específico de Quinta Roo, donde reconoció que existen “serios problemas de devastación de la selva por la adquisición de tierras ejidales por la comunidad menonita”. 

“Entonces coincidimos completamente, su actividad agropecuaria se basa mucho en el uso intensivo de agroquímicos y eso definitivamente hay un daño… en ocasiones no es porque se puedan o no morir las abejas, sino que cuando la miel tiene exportación hemos sabido que -en algunos otros años- en la miel, se han encontrado trazas de agroquímicos que está prohibidos por la Comunidad Económica Europea (CEE)”, dijo al Diario. 

El tesorero de la cooperativa habló de los municipios de Bacalar y Othon P. Blanco, que es donde más se ha notado la presencia de comunidades de menonitas. 

“Repitiendo sus prácticas agropecuarias son tumbar toda la vegetación existente para aprovechar la tierra, sin dejar prácticamente algunas barreras que pudieran servir para los vientos, para erosiones, etcétera”, apuntó Jorge Jiménez Alvarado. 

Y en Yucatán ese proceder lo ha registrado la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en este 2025, pues hace menos de un mes se registró tala ilegal en la reserva Bala’an K’aax en Yucatán, una zona habitada por menonitas.

Antes, también se documentó la deforestación de 11 hectáreas en la Reserva Biocultural del Puuc en Yucatán, también una zona maya donde habita una comunidad menonita. 

En este contexto, Jiménez Alvarado explicó que “esas prácticas (la deforestación) tienen una afectación alrededor de todos los apiarios que se encuentran en la zona porque toda esa vegetación eliminada es fuente de alimentación para las abejas”. 

“Entonces empieza a haber una presión fuerte hacia las colmenas que no tienen los alimentos que normalmente pudieran tener de manera natural; implica que la producción se va para abajo y eso implica que el apicultor ya no le sea una actividad rentable, porque no hay producción”. 

Así, con la forma de expansión de sus granjas y cultivos que no es amigable con el medio ambiente, los menonitas están afectando las abejas, la selva y la biodiversidad en la Península de Yucatán, pero también perjudican de manera directa a los apicultores. 

“Entonces sí hay una afectación directa a los apicultores, aunado al uso de agroquímicos que contaminan no sólo la producción de miel, sino que también el suelo, incluso el aire”. 

“En los últimos años en el municipio de José María Morelos (Quintana Roo) es donde hemos sabido de estas afectaciones por agroquímicos, en el caso de Bacalar aún no han sido tan masivas, aún no hay registro de que haya sido una mortandad (de abejas) pero lo que sí vemos es que muchos apicultores se quejan de esa devastación”, señala el representante de la cooperativa apícola.

Y Jorge Jiménez Alvarado también hace referencia a información divulgada por el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) que ha hallado trazas de agroquímicos utilizados por menonitas, concretamente el glifosato. 

Y, de acuerdo con la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), el glifosato se relaciona con el cáncer. 

“La exposición al glifosato se relaciona con retrasos en el desarrollo, enfermedades intestinales, daños en hígado y riñones. Ha sido considerado cancerígeno por la OMS y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer”. 

Y al revisar un estudio publicado en 2020 titulada Interacción entre plaguicidas y la diversidad funcional de macroinvertebrados edáficos en sitios agrícolas de la región de los Chenes, Campeche, México, se observa que hallaron glifosato en una zona habitada por menonitas en el municipio de Hopelchén, Campeche, en el sureste México, que es parte de la Península de Yucatán. 

“En el 2013 más de 38 mil hectáreas de cobertura forestal en el estado de Campeche desaparecieron. Dentro de los principales cultivos sembrados en la región se encuentra la soya (Glycine max) transgénica, lo que ha generado un aumento en la aplicación del herbicida glifosato ya que la cepa RR-SOJA (Roundup Ready) o soja 40-3-2 es resistente al glifosato. 

“Hopelchén, es donde se ubica la mayor parte de las colonias menonitas que producen ese grano, cuyos integrantes cultivaron en 2013 alrededor del 80% de las 6.851 hectáreas de soya cosechadas en el municipio (Huacuja 2016).

“Entre dichas colonias, destacan Las Flores y La Nueva Trinidad, que producen la mayoría de la soya de Campeche”, se lee en la investigación de Ecosur. 

En 2021, comunidad menonita firmó un acuerdo con el gobierno de México para frenar la deforestación de zonas de la selva maya en el estado de Campeche y establecer sistemas de producción más amigables con la naturaleza. No obstante, a juzgar por los hechos, parece que lo han incumplido. 

Sin embargo, Jorge Jiménez Alvarado reconoció que los menonitas son una comunidad trabajadora y de gran productividad, por lo que consideró que lo hace falta es que modifiquen sus prácticas agrícolas para que sean más amigables con el ambiente; es decir, que continúen produciendo, pero cuidando, la selva, los recursos naturales y la biodiversidad. 

Hay que recordar que apenas el 10 de junio pasado, Leticia Guadalupe Yáñez Estrada, investigadora de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP)y Leydy Aracely Pech Martín, del Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes y conocida como “La Guardiana de las Abejas”, alertaron sobre la muerte de 600 millones de abejas en la Península de Yucatán.

Eso lo relacionaron también con el uso indiscriminado de agrotóxicos o plaguicidas que, también, contaminan el aire, agua, alimentos y ponen en grave riesgo la salud del ser humano. 

“Seiscientos millones de abejas muertas es lo que consideramos que tenemos, esto solo las que hemos podido registrar desde el 2014 en la Península de Yucatán. Es importante decir que todos los días se mueren abejas y ya sabemos por qué, por toda esta forma de producción de agronegocio”, dijo entonces Pech Martín en entrevista con Aristegui en Vivo, al recordar una carta abierta que productores apícolas enviaron a la presidenta Claudia Sheinbaum en enero de este año, para denunciar la muerte masiva de abejas. 

Con información de Diario de Yucatán 

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