Los peores desastres de 2024

Los peores desastres de 2024

A lo largo de este año, en medio del alza de las temperaturas de los océanos, el derretimiento de los glaciares y temperaturas cada vez más altas, hemos atestiguado algunos de los peores desastres no sólo del año, sino de la historia.

 

Parece que cada año que pasa los desastres hacen la vara está cada vez más alta en el nivel de destrucción. Que cada tragedia que vemos es la peor de todas (en lo que llega la próxima). Y a pesar de que sea difícil, es importante recordar algunos de los peores desastres que vivimos en 2024 para así finalmente empezar a adoptar los hábitos y exigir las políticas que nos ayudarán a detener esta ola de destrucción que no cede.

 

Algo que la mayoría de estos desastres tuvieron en común (que se ha vuelto una tendencia con el nuevo nivel de destrucción) es la capacidad prácticamente nula de poderlos ver venir, o simplemente poder ver venir su nivel de fuerza.

 

Lo vimos desde el huracán Otis en Acapulco en octubre de 2023, como en unas pocas horas pasó de ser una tormenta tropical a un huracán categoría 5. Y los municipios que azotó no estaban ni cerca de estar preparados para un desastre de esta magnitud. Pero, ¿será que realmente hay manera de estarlo? ¿Será que tenemos la capacidad de estar preparados para el nivel de destrucción que están dejando a su paso los destastres en medio de la crisis climática? La respuesta probablemente es no.

 

La DANA – octubre, Valencia, España

La DANA es un fenómeno en el que una masa de aire polar muy frío queda aislada y empieza a circular a altitudes muy elevadas (entre 5.000 y 9.000 metros), lejos de la influencia de la circulación de la atmósfera. Luego, al chocar con el aire más cálido y húmedo que suele haber en el mar Mediterráneo, genera fuertes tormentas, sobre todo a finales del verano boreal y principios del otoño, cuando las temperaturas marítimas son más elevadas.

Durante este desastre, más de 200 personas murieron y decenas se reportaron como desaparecidas por las graves inundaciones que afectaron principalmente a la región de Valencia, en el este de España. 

En unas cuantas horas cayó en algunas zonas el equivalente a un año de lluvia, lo que provocó grandes corrientes que arrasaron localidades enteras, dejando atrapadas a miles de personas. En algunos lugares se registraron más de 500 litros por metro cuadrado.Las precipitaciones, que llegaron acompañadas de fuertes vientos y tornados, fueron provocadas por un fenómeno meteorológico conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que ha afectado a una amplia zona del sur y el este del territorio español.

Horas antes de que las lluvias torrenciales empezaran a caer, el Alcalde de Valencia pidió mantener la calma y no ordenó evacuar la zona ni permanecer en casa. Solo fueron unas cuantas empresas que dejaron a sus empleados volver a casa desde temprano, por exceso de cautela. Cientos de víctimas dijeron que las consecuencias fueron mucho más graves por la cantidad de gente que había volviendo a casa en sus coches cuando las lluvias torrenciales ya estaban cayendo, al igual que las personas que estaban en plantas bajas en edificios y casas, y que no evacuaron a tiempo.

Huracán Helene – septiembre, Carolina del Norte, Estados Unidos

Una semana después de que el huracán Helene azotara el sureste de Estados Unidos, se convirtió en el tercer peor huracán de su historia. El número de muertos se calcula en aproximadamente 300.. Más de la mitad de las muertes hasta ahora ocurrieron en la región montañosa occidental de Carolina del Norte, donde pueblos enteros fueron aplastados bajo el peso de las incesantes lluvias y los deslaves.

 

Helene, que causó la mayor parte de sus muertes lejos del alcance del mar, es un emblema de una nueva tendencia en las muertes. Según datos del Centro Nacional de Huracanes, entre 2013 y 2022, la principal causa de muerte por ciclones tropicales fue el ahogamiento por inundaciones por lluvias, no por marejadas ciclónicas, y el cambio ya está teniendo efectos profundos. 

 

Para las personas, esto significa reevaluar la sabiduría establecida sobre la seguridad ante huracanes. Y las organizaciones de preparación para emergencias estadounidenses, que han pasado décadas trabajando para minimizar las muertes por marejadas ciclónicas, no se han adaptado por completo para combatir al nuevo enemigo principal.

 

Las condiciones meteorológicas hicieron que el ciclón se intensificara y se convirtió en huracán a principios del 25 de septiembre. Se intensificó de forma más pronunciada y rápida cuando Helene atravesó el Golfo de México al día siguiente, alcanzando una intensidad de categoría 4 en la tarde del 26 de septiembre. A última hora del 26 de septiembre, Helene tocó tierra con su máxima intensidad en la región de Big Bend en Florida.

Huracán Milton – octubre, Florida, Estados Unidos

El huracán Milton fue un ciclón tropical extremadamente poderoso y destructivo que se convirtió en el segundo huracán atlántico más intenso jamás registrado sobre el Golfo de México, después del huracán Rita en 2005. Milton tocó tierra en la costa oeste del estado de Florida, menos de dos semanas después de que el huracán Helene devastara la región Big Bend del estado. Milton es el ciclón tropical más fuerte que se ha producido en todo el mundo en 2024 hasta el momento. Sin embargo, se fue degradando en camino a tocar tierra (a diferencia del huracán Otis en 2023)

 

Milton se formó a partir de una perturbación tropical de larga trayectoria que se originó en el oeste del mar Caribe y se consolidó en la bahía de Campeche el 5 de octubre. Se produjo una intensificación gradual a medida que avanzaba lentamente hacia el este, convirtiéndose en un huracán a principios del 7 de octubre. 

 

Se debilitó a un huracán de categoría 4 y se volvió a intensificar a un huracán de categoría 5 al día siguiente. El huracán se debilitó nuevamente mientras giraba hacia el noreste en dirección a Florida, cayendo a la categoría 3 antes de tocar tierra cerca de Siesta Key a última hora del 9 de octubre.

A pesar de que estos desastres sean distintos entre ellos, existe un innegable factor en común: el hecho de que están detonados por la crisis climática, el creciente calentamiento de los mares (que da pie a estas fuertísimas corrientes impulsadas por aire y agua caliente que se vuelven  energía acumulada). Y todo esto está causado por el exceso de emisiones humanas, por la quema de combustibles fósiles y por la actividad humana que modifica el curso normal de la naturaleza.

 

No hay manera de observar estos desastres sin ver nuestra responsabilidad en ellos. Sería una visión incompleta de ellos. Y reconocer nuestro papel será la única manera para intentar controlar que eventos así se repitan en el futuro.

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