Proyecto Saguaro: la amenaza a las ballenas

En el marco de los proyectos de infraestructura que amenazan al planeta, probablemente el proyecto Saguaro se perfila como uno de los peores. El proyecto contempla la construcción del gasoducto “Sierra Madre” midiendo la cantidad exorbitante de 800 kilómetros, atravesaría el noroeste de México —partiendo desde Texas, en Estados Unidos, y pasando por los estados de Chihuahua y Sonora, en México— hasta el Golfo de California, donde se instalaría una terminal de licuefacción de 400 hectáreas, llamada “Saguaro Energía”, en Puerto Libertad, Sonora.

El pasado martes 10 de septiembre, en una conferencia de prensa, 30 organizaciones presentaron la campaña ¿Ballenas o Gas?, cuyo objetivo es la cancelación de este megaproyecto, que a su vez ha sido promovido por la empresa Mexico Pacific, que cuenta con el respaldo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Estas organizaciones denunciaron que este proyecto tendrá una salida anual de 64 enormes buques (midiendo 300 metros cada uno) cargados con 15 millones de toneladas de gas natural licuado, a partir de que inicie sus operaciones en el año 2027. El propósito es exportar el gas extraído mediante fracking.

Además de que el propósito del proyecto causará un impacto irreparable en la flora y fauna marina, el medio es también excesivamente contaminante. El fracking es uno de los métodos de extracción más contaminantes que existen; una técnica que envenena el agua, el subsuelo, la tierra y el aire. Su práctica está relacionada con incrementos directos en casos de cáncer y enfermedades respiratorias.

Amenazas del proyecto

Por si esto fuera poco, existe una serie de problemas con el gas natural que correría por los ductos. Al ser un gas con una combustión más eficiente, se le ha llamado “limpio”, pero la realidad es que es sumamente contaminante ya que está mayormente compuesto de metano. Y esto se vuelve más grave considerando que todos los ductos inevitablemente tienen fugas, y éste no sería la excepción, especialmente considerando su enorme extensión. Por él circularían cerca de 80 millones de metros cúbicos al día, equivalente a una tercera parte del consumo actual de todo el país.

Aunado a todo este daño, la contaminación acústica de este proyecto es otro factor que atentaría contra la estabilidad del ecosistema. Este factor es sumamente importante ya que los ruidos submarinos pueden interferir con la comunicación y el comportamiento de las ballenas. Además, el megaproyecto contribuiría a la crisis climática, debido a que las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el proyecto acelerarían este proceso, enfatizando también la contaminación marina.

 

Entre algunos de los -muchos- impactos potenciales del proyecto, destacan las posibles colisiones de las ballenas con embarcaciones por el incremento del tráfico marítimo, lo que podría aumentar significativamente la mortalidad de los cetáceos, pues las rutas de navegación de los buques se empalman con áreas críticas para estos animales.

 

Los científicos han descrito al Golfo de California como un sitio de belleza natural inigualable y con una enorme riqueza biológica. Localizada entre la Península de Baja California y los estados de Sonora y Sinaloa, esta extensión del Océano Pacifico tiene 1126 kilómetros de largo y casi dos millones de hectáreas, de las cuales el 25 % es superficie terrestre y el resto marina, según la SEMARNAT. Fue declarado Patrimonio Mundial Natural por la Unesco en el año 2005. 

 

No existe duda que un proyecto de esta magnitud y con este nivel de toxicidad arrasaría con la biodiversidad del Golfo de California. Es un hecho que el ecosistema que conocemos dejaría de existir. 

 

En esta región se ha documentado la presencia de 36 especies de mamíferos marinos. Las principales especies de ballenas que la habitan, son el rorcual tropical, el rorcual común , la ballena azul, la ballena jorobada y la ballena gris, cetáceos que cuentan con zonas de crianza, descanso y apareamiento en el Golfo de California que se verían seriamente afectadas por el megaproyecto.

 

Una investigación realizada por la organización Mar y Educación Ambiental (Marea) indica que las embarcaciones también atravesarían las mismas áreas donde estas especies tienen sus rutas migratorias. En ese sentido, está documentado que la contaminación auditiva por el ruido de los buques interrumpe la comunicación y la capacidad de escuchar de las ballenas, un sentido crucial para su supervivencia, dado que les permite localizar parejas, presas y navegar a través de vastas extensiones de océano.

 

Este ruido puede causar sordera temporal o permanente, así como afectar el comportamiento alimentario y desplazar a las ballenas de hábitats importantes, lo que puede afectar a su salud y reproducción y decimar la población de ballenas

 

Además del enorme daño a los ecosistemas, este proyecto tendría un profundo efecto en la actividad turística de la zona. Y esto sucedería en comunidades cuya economía depende en gran parte del turismo.

¿Qué podemos hacer?

Organizaciones como Greenpeace México, la Alianza Mexicana contra el Fracking, Cartocrítica, el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) han invitado a firmar una petición para que la presidenta electa Claudia Sheinbaum utilice sus gestiones para la cancelación del proyecto.

 

Es sumamente importante dar a conocer toda la información posible sobre este proyecto y hacer presión para que no se lleve a cabo, pues literalmente estaríamos sacrificando una de las áreas más biodiversas y valiosas del planeta por seguir apostando por los combustibles fósiles, y por facilitar su traslado hacia otros países.

 

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