Después de los desastres vividos durante 2023, la temporada de huracanes 2024 es una para la que sin duda deberíamos de prepararnos mejor. Ya se ha confirmado que el alza en las temperaturas tiene un efecto sumamente negativo en los océanos, por lo que es necesario intentar estar lo mejor preparados posible para cualquier desastre.
Los expertos han advertido que las temperaturas cálidas de la superficie del mar en el Atlántico y el desarrollo de La Niña en el Pacífico pueden crear una “tormenta perfecta”, con las condiciones necesarias para los grandes huracanes. La clave para la formación de cualquier ciclón tropical, (se les puede referir como huracanes, tifones y ciclones según su ubicación) es la combinación de temperaturas cálidas del océano y la ausencia de lo que se conoce como cizalladura del viento.
Combinado con el patrón climático de El Niño que disminuye rápidamente, está generando una confianza cada vez mayor entre los expertos en pronósticos de que habrá un número excepcionalmente alto de tormentas en esta temporada de huracanes.
Aunado a esto, el área clave del Océano Atlántico donde se forman los huracanes ya es anormalmente cálida, mucho más cálida que la temperatura ideal de una piscina de aproximadamente 27 grados y a punto de sentirse más como agua tibia.
La región donde es más probable que se formen tormentas suele denominarse “Atlántico tropical”, y se extiende desde África occidental hasta América Central y entre Cuba y América del Sur.
Durante períodos que van de tres a siete años, las aguas del Océano Pacífico tropical central y oriental se calientan y enfrían alternativamente como resultado de un patrón climático recurrente llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS).
Durante El Niño, las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico oriental aumentan, y esas temperaturas más cálidas afectan la trayectoria de la corriente en chorro del Pacífico, lo que a su vez trae un clima más seco y cálido al norte de Estados Unidos y Canadá, y condiciones más húmedas a la costa del Golfo.
En la temporada 2023, ENOS estuvo en una fase de El Niño. Los cambios en la temperatura del agua y otras pistas sugieren fuertemente que, cuando comience la temporada 2024, habrá pasado a una fase “neutral”, pero que en los meses pico, es probable que se haya convertido completamente en un episodio de La Niña.
Los efectos afirman que hay un retraso, por lo que pueden pasar uno o dos meses antes de que se asienten todos los efectos del patrón. De manera que, si bien se espera que la transición ocurra a mediados del verano, puede que no sea hasta finales del verano o en el otoño cuando podamos realmente ver los efectos en toda la cuenca del Atlántico.
Y si bien es difícil predecir llegadas a tierra específicas con tanta antelación a la temporada, la gran probabilidad de que haya más tormentas aumenta el riesgo esperado para las zonas costeras.
Al mismo tiempo, hoy en día sabemos que el huracán Otis, que terminó por devastar el puerto de Acapulco y pasar de tormenta tropical a huracán categoría 5 en menos de 12 horas, fue severamente afectado por el alza de temperaturas en el océano.
La temperatura del mar con 30° C, el calor contenido en el mar y la temperatura del viento son los factores que fortalecieron al huracán Otis tan rápido. Todos estos se pueden relacionar directamente al cambio climático y el alza apresurada de temperaturas, tanto en el océano como fuera de él, terminaron por hacer de una tormenta tropical uno de los huracanes más devastadores que el planeta ha visto hasta ahora.
A pesar de que el avasallador impacto y rápido escalamiento nos demostró la falta de preparación que tenemos para los desastres naturales de este tipo, la realidad es que ahora debemos poner mucho más esfuerzo para prepararnos para ellos. Incluso cuando el pronóstico inicial no sea de tanta potencia, es necesario invertir muchos más recursos en prepararnos mejor para lo que pueda venir.
En el marco de la prevención, la Secretaría de Marina construirá una base naval en Acapulco, en función de atender a la población en caso de algún desastre. La secretaría solicitó a la Hacienda Pública 486.8 millones de pesos para este proyecto que, entre otros elementos, contará con una bodega para el resguardo de equipamiento especializado empleado para el apoyo a la población civil.
Es importante que como sociedad le exijamos mucho más a los gobernantes para mantenernos seguros a nosotros ya nuestro patrimonio en el evento de un huracán. Especialmente en los tiempos inciertos con los que lidiamos actualmente.
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