Uno de los debates más polémicos sobre política climática gira, como era de esperar, en torno al dinero. ¿Quién debería pagar las monumentales sumas necesarias para protegerse contra los desastres y hacer la transición a la energía limpia, en particular porque el daño ha sido causado por la contaminación de combustibles fósiles de los ricos, mientras que los costos serán soportados desproporcionadamente por los pobres?
A eso hay que añadir una disparidad en el tiempo: las personas mayores han disfrutado de los beneficios de la quema de combustibles fósiles. Los jóvenes y los no nacidos sufrirán los daños.
Si bien gran parte de la atención se centra en que los gobiernos ricos paguen su parte justa, un nuevo estudio sostiene que las empresas de combustibles fósiles también deberían pagar «reparaciones climáticas».
En un artículo publicado en la revista One Earth, los investigadores utilizaron datos sobre emisiones vinculadas a las 21 empresas más contaminantes del mundo para determinar exactamente cuánto, y llegaron a un total de 5,4 billones de dólares en un período de 26 años. La mayor suma provendría de Saudi Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudita, que sería responsable de 1,100 millones de dólares, o 42,700 millones de dólares por año, seguida por la estatal rusa Gazprom, ExxonMobil, Shell, BP y Chevron.
Esas seis compañías obtuvieron más de 354.000 millones de dólares en ganancias el año pasado, un total récord.
Richard Heede, coautor del estudio, señaló todas las costas del mundo que tendrán que ser protegidas del aumento del nivel del mar inducido por el clima o abandonadas. En estudio reflexiona: “¿Quién va a ayudar a pagar esos costos?”, dijo. “¿Sólo los contribuyentes? ¿Los residentes? ¿Las personas que están aseguradas? ¿Las personas que no están aseguradas? Creo que las compañías de combustibles fósiles deben contribuir”.
El daño de los combustibles fósiles
No se trata únicamente de la disparidad en las emisiones de una persona normal frente a una enorme compañía de combustibles fósiles. Una de las partes más importantes del problema es que los ejecutivos de las compañías trabajaron para retrasar o diluir los esfuerzos para eliminar gradualmente los combustibles fósiles incluso cuando sabían que estaban causando daño.
El cambio climático nos afecta a todos, pero no por igual. Las personas que viven en países y comunidades de bajos ingresos, incluidas las del Pacífico, son las más afectadas por los desastres climáticos extremos, que profundizan la desigualdad y la pobreza.
¿Quiénes son los grandes contaminadores?
Las mayores corporaciones y el 1% más rico tienen la mayor responsabilidad por la crisis climática y deben asumir la mayor carga de la deuda climática.
Países como el nuestro deben exigir cuentas a las corporaciones y a los ultrarricos y obligarlos a pagar por los daños que han causado.
Los mayores contaminadores son:
Casos reales
Vermont y Nueva York se convirtieron recientemente en los primeros estados en Estados Unidos en crear leyes de “Superfondo Climático”, que obligarán a las compañías energéticas a contribuir a pagar los costos de lidiar con el clima extremo y el cambio climático.
Mientras los incendios forestales devastan el área de Los Ángeles, algunos se preguntan si California podría convertirse en el tercero.
“Los contribuyentes están soportando el 100 por ciento de la carga de los desastres provocados por el clima”, dijo Kassie Siegel, directora del Instituto de Derecho Climático del Centro para la Diversidad Biológica, y agregó que este tipo de legislación “aliviaría parte de la carga de los californianos”.
Pero aún queda por ver si estas nuevas leyes podrán sobrevivir a lo que se espera sean duros desafíos legales por parte de la industria petrolera y sus aliados. La primera salva fue presentada el mes pasado en el tribunal federal de Vermont por la Cámara de Comercio de Estados Unidos y el Instituto Americano del Petróleo. La demanda instaba al tribunal a bloquear la ley de Vermont, argumentando que era inconstitucional e impondría “castigos irracionales y arbitrarios” basados en cálculos defectuosos.
Las compañías petroleras siempre han visto (únicamente) por sus propios intereses. Ni siquiera los de sus propios usuarios. Es por eso que necesitamos leyes que protejan al mundo de su impacto destructor, ya que dentro de poco no tendremos la opción de lamentarnos de no haberlo hecho antes.
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