Las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus), un pequeño pájaro de color verde y gris, es una especie de ave catalogada desde el año 2011 como especie invasora en España que puede apreciarse en Barcelona, Madrid o Malaga.
El ave se mueve en grupo y juntos emanan un ruido que a muchos les puede parecer molesto; sin embargo, un estudio sobre el sonido de las cotorras argentinas de Barcelona ha usado la inteligencia artificial para revelar por primera vez que los individuos de una especie no humana podrían tener una voz propia.
National Geographics publica que una nueva investigación elaborada por el prestigioso Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y publicada en octubre en Royal Society, revela que las cotorras argentinas tienen su propia huella vocal.
El estudio ha combinado grabaciones del canto de estos animales y la inteligencia artificial para arrojar más luz sobre una especie que, en ocasiones, ha despertado controversia en España.
Juan Carlos Senar, doctor en Biología y Jefe de Investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y coautor del estudio sobre la huella vocal de la especie, explicó que para su estudio sacó provecho de lo acostumbradas que están las cotorras argentinas a la vida urbana.
Estudio con ayuda de IA
A partir de la investigación sobre las cotorras, el biólogo Simeone Smeele, investigador del Max Planck de Comportamiento Animal de Alemania (MPG, por sus siglas en alemán) y un apasionado de la acústica, basó su tesis doctoral en lograr identificar si la cotorra argentina tenía su propia huella vocal.
El investigador refiere que los seres humanos tienen una huella de voz que los distingue unos individuos de otros, y desde hace tiempo los científicos suponían que, teniendo en cuenta que hay animales muy inteligentes y sociables, como por ejemplo las cotorras, estas especies debían poseer sonidos muy particulares que distinguieran unos individuos de otros.
El estudio que realizaron MPG y el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona tuvo una duración de unos cuatros años, combinados entre trabajo de campo y laboratorio, y donde la inteligencia artificial empleada por Simeon Smeele fue imprescindible.
Smeele tomó en cuenta los coeficientes ceptrales de frecuencia mel (MFCC, por sus siglas en inglés), que brindan información sobre el timbre o color subyacente de una vocalización, utilizado a menudo en reconocimiento de voz humana, como lo hacen Siri o Alexa.
La IA fue entrenada para reconocer patrones en grabaciones de las cotorras argentinas, recogidas por Smeele, donde se podían encontrar sonidos de gruñido, alarma, entre muchos otros, descubriendo, junto con los coeficientes ceptrales MFCC y pDFA, sonidos singulares en cada ejemplar, que aún sigue en estudio.
“Este estudio aporta una nueva visión sobre la destacada habilidad de esta especie para discriminar entre las llamadas de diferentes individuos”, dice Senar.
Cabe resaltar que los autores del estudio advierten que los resultados son preliminares y se necesitan más datos de más individuos y confirmar que los pájaros reconocen los diferentes timbres de otros congéneres.
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