Reverdeciendo los campos de golf

Reverdeciendo los campos de golf

Los campos de golf se han vuelto una inversión recurrente para las industrias de lujo: desde los hoteles hasta los clubes, es difícil ver un campo de golf en una región marginal o en mal estado. El pasto está perfectamente verde y uniformemente cortado: incluso a cuestas del ecosistema.

 

El impacto de los campos de golf

Se utilizan enormes extensiones de tierra para el golf. Según un estudio reciente, muchos países de todo el mundo, incluidos el Reino Unido y los EE. UU., utilizan mucho más terreno para campos de golf que para energía eólica o solar. Estados Unidos es el país con más campos de golf en el mundo: sus 16,300 campos de golf ocupan unos 8.000 km2, una superficie de alrededor de un tercio del tamaño de Vermont.

 

En todo el mundo han surgido hoteles de lujo y clubes de golf, a veces dañando valiosos ecosistemas en el proceso. En un solo ejemplo, en 2017, un organismo de control del gobierno escocés descubrió que un campo de golf construido por Donald Trump, en Aberdeenshire, había «destruido» el sistema de dunas de arena sobre el que se construyó, lo que provocó la pérdida permanente del hábitat y la pérdida de su condición de sitio de especial interés científico. 

 

Existen otros impactos ambientales de los campos de golf junto con el uso de la tierra. En Estados Unidos, se estima que se utilizan 5,700 millones de litros de agua al día para regar los campos de golf, principalmente de lagos y pozos del lugar. Los campos también se tratan con unas 100,000 toneladas de nitrógeno, fósforo y potasio al año. Se ha descubierto que escurrimiento de estos fertilizantes y pesticidas causa riesgos para los humanos, la vida silvestre y el medio ambiente.

 

Activismo contra el golf

El golf se ha convertido cada vez más en un objetivo para Activistas ambientales. Activistas brasileños acamparon en una carretera en Río de Janeiro antes de los Juegos Olímpicos de 2016, para protestar contra la decisión de la ciudad de construir un nuevo campo en un área de protección ambiental. En 2022, activistas climáticos en Francia llenaron hoyos de campos de golf con cemento para protestar por una exención de las prohibiciones de agua en medio de una grave sequía. En 2024, activistas de Extinction Rebellion interrumpieron el Travellers Championship, una competencia de golf en Connecticut, rociando humo y polvos de colores y luciendo camisetas que decían «No hay golf en un planeta muerto».

 

Algunos movimientos antigolf rechazan por completo el deporte, una visión que se ha vuelto común ver en las redes sociales en los últimos años. Pero el impacto general de cualquier campo de golf individual depende de una gran variedad de factores: la cantidad de agua no reciclada y pesticidas utilizados en el mantenimiento, por ejemplo, y lo que había antes de que se construyera el campo de golf en primer lugar.

 

Sanando la tierra

En 2018, The Trust for Public Land (TPL), una organización sin fines de lucro de EE. UU., compró el campo de golf San Geronimo de 64 hectáreas) en California y se propuso crear un nuevo espacio común y restaurar su vida silvestre y arroyos. En ese momento, el campo de golf probablemente era uno de los 10 principales usuarios de agua en el condado de Marin.

Este campo de golf fue una oportunidad única en la vida para crear un ecosistema resistente al clima, al reconectar los arroyos y vías fluviales de la propiedad, así como recrear su llanura aluvial.

 

El fideicomiso abrió caminos al público y dejó de regar la tierra. Trabajó con socios para restaurar el ecosistema del salmón coho en peligro de extinción. La temporada de desove de 2024 trajo un número récord de salmones en desove a la cuenca del valle de San Geronimo, en particular al arroyo Larsen. En el parque se han avistado cientos de especies: desde ciervos, coyotes y linces hasta garcetas, patos y halcones autóctonos, junto con docenas de especies de plantas autóctonas.

Si bien algunas personas experimentaron la pérdida del campo de golf, muchos residentes y usuarios han expresado profunda gratitud por este bello paisaje ahora accesible al público. 

 

En agosto de 2024, la TPL transfirió la propiedad del campo de golf de San Geronimo, ahora conocido como San Geronimo Commons, al gobierno local, incluido el terreno reservado para una futura estación de bomberos. La TPL ha utilizado un modelo similar de restauración y transferencia a propiedad pública con varios otros campos de golf, generalmente aquellos que se estaban volviendo económicamente inviables.

 

Estrategias como esta han sido puestas en práctica en diferentes lugares del mundo; desde California hasta Pensilvania y desde Australia hasta Canadá, estos proyectos están produciendo grandes beneficios tanto para la biodiversidad como para la población local.

 

 Uno de ellos es también Escocia, donde el pedazo de tierra llamado the Plock of Kyle ha sido restaurado de ser un campo de golf en el que la tierra y la fauna habían sido severamente dañadas, a ser una extensión de tierra en la que se pueden reflejar todos los ecosistemas del país. Y no es un trabajo fácil, mucho tiempo, dinero y esfuerzo tuvo que ser invertido para lograr reverdecer este pedazo de tierra, pero tanto las personas como la flora y la fauna lo han agradecido. 

 

Esta puede ser una clave tanto para apoyar la biodiversidad como para ayudar a que más personas obtengan los inmensos beneficios que conlleva la interacción con la naturaleza. Y no solo eso, sino para darnos cuenta de cómo los campos de golf terminan siendo un enorme daño a la naturaleza que daña a muchos y solo beneficia a unos cuántos. Una inversión que, con lo que hoy sabemos, ya no puede valer la pena.

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