¿Sabes cómo el clima afecta tu humor?

Después de una ola de calor despiadada a lo largo de todo el país que, en sus peores consecuencias dejó 61 muertos y provocó que monos aulladores colapsaran de los árboles en Tabasco y Chiapas, las lluvias parecen habernos dado un respiro. Después de meses de temperaturas crecientes y una primavera que rompió récords en todo el país acompañada por la peor sequía de la historia, el inicio de la temporada de lluvias es, a todas luces, una buena noticia.

 

Sin embargo, más allá de las consecuencias ambientales que las diferentes temperaturas pueden tener, es importante recordar que los seres humanos tenemos una conexión permanente y profunda con el medio ambiente. Y por lo tanto es imposible pensar que las condiciones del medio ambiente pueden experimentar cambios tan profundos sin vernos afectados por ellos.

 

El impacto del clima en nuestro humor

El clima puede tener un impacto significativo en nuestro estado de ánimo y bienestar general. Por ejemplo, se sabe que la luz solar aumenta los niveles de serotonina, lo que puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo y nuestros niveles de energía. Por el contrario, el clima frío puede hacernos sentir aletargados y deprimidos. Además, el mal tiempo puede exacerbar condiciones preexistentes como la depresión y la ansiedad.

 

El calor extremo afecta a todo lo que toca (el cuerpo humano, la infraestructura, la flora). Es difícil ignorar las sensaciones físicas de malestar y sudor en un día caluroso, pero las altas temperaturas también pueden tener un efecto negativo en la salud mental. 

 

En 2022, la Dra. Nori-Sarma y sus colegas publicaron un estudio que examinaba la asociación entre el calor y las visitas a las salas de urgencias relacionadas con la salud mental entre adultos estadounidenses. Durante los días más calurosos del verano, más personas acudieron a la sala de emergencias por afecciones de salud mental como trastornos por uso de sustancias, trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, trastornos de estrés, otros trastornos del comportamiento y más.

 

De manera que la idea de que es únicamente durante el frío extremo que podemos sufrir afectaciones importantes a la salud mental es un mito. Esto se vuelve todavía más relevante cuando tomamos en cuenta que las altas temperaturas están rompiendo récords en todo el mundo, de manera que realmente no estamos acostumbrados a las consecuencias físicas que pueden provocar en nosotros.

 

Una de las principales molestias del calor intenso son las disrupciones que causa a la calidad del sueño. Cuando hace calor, es más difícil dormir debido a las incomodidades que genera. Si uno vive en un lugar sin acceso a aire acondicionado o un ventilador, esto podría alterar aún más la calidad del sueño. No debemos subestimar lo explosiva que puede ser la combinación de falta de sueño y el agotamiento que pueden generar el calor y la deshidratación en una persona.

 

¿Cómo afectan los niveles de energía y estrés?

Por lo general, el clima frío le da al cuerpo la señal para calmarse e «hibernar», lo que resulta en menos energía durante los meses de invierno. Aunado a esto, el trastorno afectivo estacional (SAD por sus siglas en inglés)

 

 Las temperaturas más cálidas pueden aumentar tu energía junto con tu estado de ánimo, pero solo hasta el umbral de aproximadamente 21 °C. Después de eso, es posible que te canses y sientas la necesidad de escapar del calor. De manera que la idea de poder realizar las actividades del día a día como trabajar, trasladarse de un lugar a otro, hacer el quehacer y cumplir con las obligaciones cuando la temperatura supera los 30°C significa exigirle a nuestro cuerpo más de lo que parece.

 

La luz del sol también afecta la energía: la luz le indica al reloj circadiano interno que todos tenemos que permanezca despierto mientras que la oscuridad le indica al cerebro que es hora de dormir. En otras palabras, los días largos y soleados pueden darnos energía. Pero en los días cortos o nublados, hay menos luz que anime a nuestro cerebro a permanecer despierto, por lo que puede sentirse que está trabajando más duro de lo habitual. 

 

Por otro lado, si alguna vez hemos tenido una sensación de inquietud antes de una tormenta, es probable que nuestro cuerpo haya sentido una caída en la presión atmosférica. Un estudio hecho en animales de 2019 sugirió que las caídas en la presión atmosférica pueden activar el núcleo vestibular superior (NVS), una parte del cerebro que controla el equilibrio y la percepción. En este estudio participaron ratones, pero los humanos también tienen un NVS.

 

Los autores del estudio sugieren que el NVS puede irritar el sistema de estrés de su cuerpo antes de una tormenta, haciéndolo sentir nervioso. Las hormonas del estrés circulantes también pueden sensibilizar las terminaciones nerviosas, lo que podría ser la razón por la que algunas personas sufren ataques de dolor crónico cuando la presión del aire es baja.

 

Las altas temperaturas también pueden aumentar los niveles de estrés. Algunas investigaciones más antiguas sugieren que las personas tienden a ser más irritables o incluso agresivas durante los meses más calurosos.Una investigación de 2018 vincula las temperaturas más altas con una mayor agitación y ansiedad.

 

A pesar de que puede haber personas menos tolerantes a ciertas temperaturas que otras, la realidad es que la emergencia climática nos expondrá a temperaturas a las que no estamos acostumbrados, y es por ello que debemos poner especial atención a las señales que nuestro cuerpo nos da. Aunado a esto es importante hidratarnos, alimentarnos sanamente y monitorear nuestras horas de sueño para evitar generar situaciones que puedan detonar problemas más graves.

 

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