Té de agua salada’, un documental que habla sobre cómo proteger el mar con la pesca sostenible

Té de agua salada’, un documental que habla sobre cómo proteger el mar con la pesca sostenible
Té de agua salada’, un documental que habla sobre cómo proteger el mar con la pesca sostenible

Entre las olas del mar golpeando en la costa y la imaginación de una niña que se pregunta cómo es el mar, cinco pescadoras almejeras de Sinaloa la llevan a conocer el litoral del noroeste mexicano mientras, juntas, se reúnen para tomar un té de agua salada, publica Animal MX. 

Té de agua salada es un cortometraje documental de Oceana México dirigido y escrito por Guillermo Sosa, quien durante un viaje a Sinaloa con talleres de pesca sostenible a las comunidades pesqueras, se reunió con cinco pescadoras almejeras en el estado donde conoció cuál la situación actual de esa pesquería, los problemas y retos que enfrentan. 

Atender la pesquería de la almeja chocolata en Sinaloa ha sido la respuesta para que, a través de prácticas sostenibles, este recurso pesquero se recupere y siga siendo una actividad económica que da sustento a las familias que dependen de ella. 

Ante esto, Guillermo Sosa, junto con el equipo de Oceana México, se encargaron de construir la historia de una niña gracias a los testimonios que obtuvieron de personas que viven en una comunidad pesquera en Sinaloa. 

En la historia, una niña y sus amigas se sientan a tomar el té, juntas imaginan cómo es el mar, ya que ninguna lo conoce. Así inicia el cortometraje documental Té de agua salada, que le cuenta a las infancias cómo es el mar y por qué importa protegerlo. 

En el documental aparecen las pescadoras almejeras de Altata, Sinaloa, con Yanett Miranda Castro Medina; Vanesa Noemi Valenzuela Castro pescadora y estudiante de ingeniería ambiental; Guadalupe Zazueta Angulo; Yorjana Yurimia Pérez Mondragón y María Rojo Rodríguez. Para ellas el mar es toda su vida.  

En entrevista con Animal MX, Yanett Castro cuenta que la experiencia de ser parte de un documental estrecha la brecha de desconocimiento que hay sobre las mujeres en la pesca. 

“Existimos, trabajamos, participamos, porque también tenemos amor por lo que hacemos y es más que una actividad económica, es una cultura de la cual somos parte y que también nos tiene preocupadas, que buscamos la equidad de género no para decir que somos más que los hombres sino por todo lo que nosotras podamos ofrecer en la restauración del ecosistema”, añade. 

En su conexión con el mar, las pescadoras cuentan que el litoral es el sitio que proveé de alimentos y recursos pesqueros a las personas. 

De acuerdo con Oceana México, el impacto que ha generado el documental es que ha tenido buen recibimiento entre la gente y la comunidad pesquera que ya vio la película desde que se proyectó. 

“El impacto ha sido mayor (…) Con las pescadoras me emocioné y me conmoví mucho el ver cómo ellas se sintieron representadas, visibilizadas, que quedaron contentas con el proyecto, que lo han apropiado, lo han compartido y que en su comunidad se reunieron cuando fue el estreno virtual”, relata Guillermo Sosa. 

Además, asegura que desde la trinchera en la que se trabaje considera que cada acción suma para hacer un mundo mejor, como el que las pescadoras almejeras construyen todos los días para ellas, para sus familias y los consumidores de sus productos. 

Durante la presentación de Té de agua salada en el Festival de Cine Documental DocsMx, la pescadora Yanett Castro, coprotagonista del documental, subraya la urgencia de que las autoridades volteen a ver al sector pesquero.  

“Se habla de héroes de la alimentación, pero no se habla de que hay mucha desigualdad para nuestra actividad; que no tenemos servicios de educación, ni de salud, no podemos pagar una casa digna”. 

En el mes de julio, Guillermo Sosa acompañó a Esteban García-Peña, coordinador de investigaciones y política pública en Oceana México, al estado de Sinaloa para reunirse con pescadoras en el puerto de Altata para saber cómo ayudar en la restauración pesquera de esa comunidad. 

Ahí, Sosa tuvo la oportunidad de realizar una serie de entrevistas a las pescadoras que, al final, se convertirían en lo que ahora es Té de agua salada.  

Para construir la historia el director tomó la experiencia que tuvieron con la acción que realizó Oceana México, también en el verano, con el colectivo Barrio Warrior de la colonia Guerrero en la Ciudad de México, con quienes realizaron un mural con las infancias dedicado al impacto negativo de la contaminación plástica en los mares. 

“Mucha de la experiencia que ha sido trabajar con gente en la Ciudad de México es encontrarnos con gente que se ha sumado a las acciones, los talleres y firmas donde muchos y muchas no conocen el mar, (…) y de cualquier manera se suman a las acciones para protegerlo”, cuenta el director. 

Para Yanett Castro, quien también es representante legal de la sociedad cooperativa Almejeras de Santa Cruz, el documental representa una oportunidad importante para mostrar cómo las mujeres pescadoras de Sinaloa han adoptado prácticas sostenibles en la pesca. 

Restaurar la pesquería a la que pertenecen y cuidar del medio ambiente suma a todo lo que han hecho generaciones de pescadores con una nueva visión que es conservar para continuar teniendo productos marinos que sus hijos puedan aprovechar y la tradición pesquera se mantenga. 

Sin embargo, para que esto se logre, las autoridades también deben ser parte de estos cambios de la mano de las pescadoras y los pescadores.  

“Voltear a ver el sector y emprender iniciativas de la mano con los pescadores, con las autoridades, con las asociaciones de la sociedad civil a que empiecen a suceder realmente cosas buenas alrededor del mar, del océano y de la actividad de la pesca ya que tenemos muchos años haciendo pesca de subsistencia”, explica. 

Castro Miranda describe que tras años de extracción, hasta quedarse sin recursos marinos, las pescadoras de su estado reconocen que es importante trabajar por el cuidado del medioambiente para garantizar una vida digna para las personas que viven de la pesca y sus familias, esto no solo permite que tengan alimento en casa, sino también en la de millones de consumidores. 

En el documental, Oceana México muestra las principales amenazas que enfrenta el mar como lo es el cambio climático, el aumento de la temperatura, la sobrepesca y la contaminación. Esto ha llevado a que las especies que antes se capturaban ya no crecen o ni se reproducen como ocurría años atrás. 

Sobre el significado de una veda pesquera, que es período en que no se puede pescar una especie hasta tener la talla adulta, una de las pescadoras dice en el documental que este período es la muestra de lo mal que se ha cuidado al océano. 

“Si no hay que pescar es porque tenemos un océano muy mal cuidado y que, yo creo, si se agotan los recursos pesqueros, se agota la vida del planeta”, declara. 

De acuerdo con la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, una veda de pesca se define como: “el acto administrativo por el que se prohíbe llevar a cabo la pesca en un periodo o zona específica establecido mediante acuerdos o normas oficiales, con el fin de resguardar los procesos de reproducción y reclutamiento de una especie.” 

Un artículo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) explica que las vedas tienen como objetivo proteger el periodo de reproducción, reclutamiento y crecimiento de diversas especies, entre ellas destacan: atún aleta azul, camarón, mero, entre otras.  

El tiempo de veda está establecido por la Norma Oficial Mexicana NOM-009-PESC-1993 y el organismo la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca). 

La pesca sostenible es un trabajo que las pescadoras han adoptado poco a poco y con acompañamiento de organizaciones de la sociedad civil en el sector pesquero para trabajar juntos en la restauración de las pesquerías donde el conocimiento de las personas pescadoras ha sido importante. 

“Esta es una ideología nueva que venimos aprendiendo como cuando, por primera vez, escuché de equidad de género, de pesca sustentable y sostenible. Yo no conocía esos conceptos. Nací y vine de una cultura donde uno creía que extraer lo más que se podía del mar era bueno, porque cuando era pequeña había mucho producto”, cuenta Castro Miranda. 

Sin embargo, con el paso del tiempo así como hubo días buenos para la pesca, también llegó la escasez del producto pesquero como consecuencia de la sobrepesca.  

La pescadora explica que también fue testigo de cómo habiendo mucho producto marino, al mismo tiempo, se quedaban sin nada como fue el caso de la almeja chocolata que, por más de 16 años dejo de haber hasta que restauraron el producto. 

“Gracias al esfuerzo y a lo que EDF México (Environmental Defense Fund de México) nos enseñó, me enganché con esa ideología donde pescando con pesca responsable se podía garantizar un mejor futuro para mí como mujer, para mi familia y mis nietos”, comenta Castro Medina. 

Uno de los mayores logros para Yanette fue restaurar la almeja chocolata en Altata, Sinaloa. Ella cuenta que su última hija, de 12 años de edad, cuando ella nació no había almeja chocolata, sino hasta que cumplió 7 años fue que volvieron a ver este producto marino en su pesquería, de nuevo.  

“Para mí ese es un gran momento. Algo que marca mi historia de ‘sí se puede’ y siempre digo: si con voluntad y teniendo poco financiamiento porque siempre requerimos de que alguien más nos apoye, logramos recuperar un recurso, entonces se abren esas brechas de desigualdad para las mujeres”, señala. 

Ser pescadora que aplica prácticas sostenibles en la actividad pesquera ha hecho que más mujeres lideren proyectos por el bien de sus comunidades mostrando un avance en la desigualdad que padece el sector. 

Sin embargo ser mujer pescadora y que ha adoptado la sostenibilidad es una muestra, como señala Yanette, se debe a que ser mujer significa también ser dadoras de vida porque siempre piensan en su familia. 

“Creo que por eso se nos da, de una manera más fácil, ver que la pesca es más que una actividad económica sino que es algo que hacemos desde el corazón y si no lo trabajamos hoy, no garantiza que nuestros hijos sigan disfrutando de lo que un día nosotros tuvimos el privilegio de tener en el mar. Esa es la motivación más grande que tengo como mujer de la pesca”, añade. 

Si te perdiste Té de agua salada, te contamos que tendrá una nueva proyección, pero en esta ocasión será en el Senado de la República el próximo miércoles 11 de diciembre a las 16:00 horas.  

Si no te encuentras en la Ciudad de México puedes disfrutar de él en este enlace  y contarle a Oceana México a través de sus redes sociales cómo aportas para crear una cultura de sostenibilidad en la pesca. 

Con información de Animal Político 

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