En agosto de 2025, Brasil alcanzó un nuevo hito en su transición energética: por primera vez en la historia, la energía solar y eólica generaron más del 34 % de toda la electricidad consumida en el país, de acuerdo con datos oficiales analizados por el centro de estudios Ember.
Con un récord mensual de 19 teravatios-hora (TWh), estas fuentes renovables produjeron suficiente electricidad para abastecer el equivalente a 119 millones de hogares brasileños. La marca superó el récord anterior de 18,6 TWh, logrado en septiembre de 2024, y confirma la aceleración de un cambio estructural en la matriz energética del país.
Diversificación energética frente a la caída hidroeléctrica
La energía hidroeléctrica, históricamente el pilar de la generación eléctrica en Brasil, cayó en agosto a su nivel más bajo en cuatro años, aportando solo el 48 % del total. Es el segundo mes consecutivo en el que esta fuente no alcanza a cubrir la mitad de la demanda nacional, un hecho inusual que refleja la vulnerabilidad del sistema ante periodos de sequía prolongada.
Pese a esta baja, el uso de combustibles fósiles se mantuvo controlado en un 14 % del total, cifra considerablemente menor al 26 % registrado en agosto de 2021. Este descenso se explica por la expansión acelerada de las renovables, que han permitido a Brasil depender cada vez menos de fuentes contaminantes para equilibrar su sistema eléctrico.
“El sol y el viento se han convertido en aliados estratégicos de los recursos hidroeléctricos brasileños”, afirmó Raul Miranda, director del programa global de Ember. “Una matriz diversificada no solo fortalece la seguridad energética, también es clave para reducir riesgos asociados al cambio climático”.
Evolución de la matriz eléctrica brasileña
El avance ha sido notable: en 2024, la energía solar y eólica representaban ya el 24 % de la generación nacional, más del doble de lo registrado apenas cinco años antes. La energía solar pasó de cubrir apenas 1 % en 2019 a casi 10 % en 2024, mientras que la eólica creció del 8,8 % al 15 % en el mismo periodo.
Gracias a este crecimiento, las emisiones del sector eléctrico brasileño se redujeron un 31 % desde su punto máximo en 2014, a pesar de que la demanda de electricidad aumentó un 22 % en la última década.
“Ya no hablamos de energías alternativas, sino de pilares fundamentales de la matriz eléctrica brasileña”, subrayó Ricardo Baitelo, del Instituto de Energía y Medio Ambiente.
Brasil y el liderazgo renovable en el G20
Brasil se perfila como un referente global. Según Baitelo, es el único país del G20 que avanza de manera consistente hacia el cumplimiento del compromiso asumido en la COP28 de Dubái: triplicar el uso de energías renovables en un plazo de cinco años.
Este logro refuerza el liderazgo del país en el debate climático internacional, pero también plantea nuevos desafíos. “El reto no es solo mantener el crecimiento, sino asegurar que este liderazgo no se vea debilitado por problemas internos de política energética”, advirtió Baitelo.
Subsidios, distorsiones y desafíos regulatorios
A pesar de los avances, el sistema eléctrico brasileño enfrenta tensiones estructurales. Actualmente, el modelo regulatorio sigue favoreciendo el uso de energía térmica costosa, lo que reduce parte de los beneficios económicos de la expansión renovable.
Desde el sector empresarial, Paulo Pedrosa, presidente de Abrace Energia, advirtió que los subsidios otorgados a la energía solar residencial, aunque positivos en sus inicios, han generado distorsiones en el mercado eléctrico, elevando costos generales y forzando en algunos casos la contratación de generación térmica cara para mantener el equilibrio del sistema.
Pedrosa subrayó que Brasil debería aprovechar su energía limpia, barata y abundante no solo para el consumo interno, sino como motor de su política industrial y como una ventaja competitiva en la transición energética global. “El país tiene la oportunidad de consolidarse como un protagonista de la descarbonización, pero necesita reglas claras y reformas profundas para que su potencial renovable se traduzca en prosperidad y liderazgo internacional”, concluyó.
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