Debido a que la existencia del huemul se ha visto amenazada por la cacería indiscriminada a lo largo de la historia, Werner Flueck y Jo Anne Smith-Flueck han dedicado sus vidas a investigar al ciervo más austral del planeta.
Se estima que quedan entre 350 y 500 ejemplares que viven con graves problemas de salud, por ello también la pareja de biólogos trabaja contrarreloj en un paraje recóndito de la cordillera de los Andes en la Patagonia argentina
La existencia del llamado ciervo más austral del planeta a la vez se ha visto amenazada también por el avance del hombre sobre las áreas que habitó en los últimos cientos de años, lo que modificó sus tradiciones migratorias y complicó su alimentación.
Werner Flueck, de 65 años, y su esposa, Jo Anne Smith-Flueck, de 67, dedicaron sus vidas a investigar al huemul y el ciervo colorado.
Al llegar a Argentina la pareja se avocaron a ver si el huemul y el ciervo colorado estaban extintos o si quedaban poblaciones, reconstruye Flueck en diálogo con América Futura.
La publicación revela que hace miles de años, en lo que ahora es la Patagonia de Argentina y Chile, hubo más de 300.000 huemules, sin embargo, del lado argentino quedan apenas entre 350 y 500, que habitan en hasta 60 grupos, según las últimas investigaciones.
En Chile estiman que hay alrededor de mil y también se multiplican los esfuerzos para salvarlos de la extinción. Flueck explica que uno de los factores que más influye es el nulo temor al hombre que tiene la especie. Consideran que el huemul no considera al hombre como un depredador y eso derivó en que, para el hombre, hace muchos años, fuera muy fácil cazarlos y matarlos, eran una fuente de comida.
El biólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), que concluye: “Es un animal que te ve y no se asusta. Está casi domesticado”. Una investigación publicada en 2022 por Werner y Jo Anne en la revista Conservation analizó el comportamiento espacio temporal actual e histórico de la especie.
“El huemul se puede matar fácilmente a corta distancia con el simple uso de piedras, garrotes o cuchillos”, dice el estudio, que además enumera otros elementos para la desaparición del animal como los ataques de perros, la fragmentación de su hábitat o la desnutrición debido a la falta de nutrientes.
Para recuperar la especie, se debe trabajar en la reintroducción en las áreas que históricamente habitaron en invierno, estimular la recuperación de sus tradiciones migratorias y luego avanzar en la recuperación numérica y espacial, dijeron los investigadores.
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