El agujero en la capa de ozono que hay por encima de la Antártida y protege a la Tierra de radiaciones solares peligrosas, crece cada primavera austral desde hace unas dos décadas, reveló un estudio.
La investigación refiere que la capa de ozono estratosférico está situada entre 11 y 40 kilómetros por encima de la superficie terrestre y filtra los rayos ultravioletas del Sol susceptibles de provocar cáncer, alterar el sistema inmunitario e, incluso, dañar el ADN de los seres vivos.
Hay que recordar que en 1987 se aprobó el Protocolo de Montreal, que prohíbe los los clorofluorocarburos (CFC), antes muy utilizados en los aerosoles y en los refrigeradores, principales responsables del adelgazamiento de la capa de ozono, causando «agujeros» cada año, uno de los cuales, especialmente grande, por encima de la Antártida.
Según los autores de un estudio publicado el martes en Nature Communications, pese a que el uso de los CFC ha disminuido, el agujero por encima de la Antártida todavía no se ha reducido de forma significativa.
Annika Seppala, del departamento de Física de la Universidad neozelandesa de Otago y coautora del estudio, reveló a la AFP, que seis de los nueve últimos años estuvieron marcados por niveles de ozono muy bajos y agujeros de ozono extremadamente grandes.
«Puede que esté sucediendo algo más en la atmósfera, quizá a causa del cambio climático, y que esto oculte una parte de la recuperación», añadió.
El agujero que hay por encima de la Antártida, en general, se abre de septiembre a noviembre, durante la primavera austral, y luego se cierra progresivamente.
Según los investigadores, el agujero se abrió más tardíamente en septiembre, lo que sería un indicio de que la capa se recuperó seguramente gracias a la reducción de los CFC.
Pero en octubre, cuando el agujero alcanza su tamaño máximo, el nivel de ozono en la capa estratosférica media bajó un 26% entre 2004 y 2022, según el estudio, basado en datos satelitales.
La disminución de los CFC en la atmósfera, regulada por el protocolo de Montreal, continúa sin embargo «por buen camino», subrayó Hannah Kessenich, autora principal de la investigación.
No obstante, «nuestras conclusiones revelan que estos grandes agujeros, formados recientemente, no estarían provocados únicamente» por esas sustancias, matizó.
Para Susan Solomon, una destacada especialista en ozono que no participó en el estudio, se deben leer los resultados del mismo teniendo en cuenta que «estos últimos años fueron bastante inusuales», dijo a la AFP.
Previamente, Solomon había mostrado que en 2020 el agujero en la capa de ozono había crecido un 10% a causa de los inmensos incendios que azotaron Australia.
La gigantesca erupción del volcán submarino Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai, en el océano Pacífico, en enero de 2022, también contribuyó a que se redujeran los niveles de ozono estratosférico, según un estudio reciente publicado en la revista PNAS.
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