Entre tantos problemas que enfrentamos hoy a causa de los ingredientes tóxicos en el mundo que creamos (desde la ropa hasta el unicel) hoy conocemos el enorme problema de los PFAS (mejor conocidos como forever chemicals). Ahora se tienen pruebas de su presencia en el agua que bebemos también.
Cientos de productos cotidianos están elaborados con sustancias químicas fluoradas altamente tóxicas llamadas PFAS. Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés) son un grupo de más de 12,000 agentes químicos sintéticos, sumamente utilizados, que se acumulan a lo largo del tiempo dentro de nuestros cuerpos y en el medio ambiente. Dosis muy pequeñas de PFAS, o forever chemicals, se han relacionado con el cáncer, daños al sistema inmunológico y reproductivo y otras enfermedades.
Durante décadas, las empresas químicas encubrieron pruebas de los peligros para la salud de las PFAS. Hoy en día, casi todas las personas, incluidos los bebés recién nacidos, tienen forever chemicals en la sangre y es posible que más de 200 millones de personas estén bebiendo agua contaminada con PFAS.
Los PFAS se pueden encontrar en una larga lista de productos con los que tenemos contacto todos los días como lo son productos de limpieza, telas resistentes al agua (presentes en rompevientos, paraguas y tiendas de campaña), papel resistente a la grasa, utensilios de cocina antiadherentes, productos de cuidado personal (como shampoo, hilo dental, esmalte de uñas y maquillaje para ojos), recubrimientos resistentes a las manchas utilizadas en alfombras, tapizados y otros tejidos, entre otros.
El impacto de estas sustancias en el agua
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) estima que al menos el 45% del agua de la llave del país contiene uno o más tipos de PFAS, según un nuevo estudio realizado por la institución. Hay más de 12,000 tipos de PFAS pero no todos pueden detectarse con las pruebas actuales. Este estudio comprobó la presencia de 32 tipos.
Estados Unidos está introduciendo nuevas protecciones ambientales destinadas a limitar las sustancias químicas PFAS de larga duración en el agua potable, pero éstas solo son una pequeña parte de un enorme problema.
Están en el agua que bebemos, en los envases de los alimentos que comemos, en los utensilios con los que cocinamos, en las camas en las que dormimos, en la ropa que usamos e incluso en nuestro propio cuerpo. No hay forma de escapar de los llamados «forever chemicals«, un conjunto de sustancias duraderas y potencialmente dañinas creadas por el hombre que impregnan casi todos los entornos del planeta.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) dice que las restricciones podrían, con el tiempo, evitar miles de muertes y reducir decenas de miles de enfermedades. La Comisión Europea también se está preparando para prohibir una serie de compuestos PFAS en las espumas contra incendios.
Algunas empresas ya han comenzado a eliminar gradualmente los productos químicos PFAS más estudiados: PFOS y PFOA. Estos son peligrosos para el sistema inmunológico humano y se han relacionado con efectos negativos sobre la fertilidad, el desarrollo infantil y el metabolismo.
¿Cuánto duran los “forever chemicals”?
Esta larga lista de sustancias químicas son extremadamente persistentes. No sólo sobreviven durante mucho tiempo sin descomponerse, sino que también tienen la preocupante capacidad de acumularse dentro de los organismos vivos. Esto significa que incluso niveles bajos de exposición pueden aumentar gradualmente con el tiempo hasta el punto de volverse dañinos.
Su persistencia depende de la estructura molecular y la composición de las sustancias individuales. No todos estos químicos son iguales.
Todos los compuestos de forever chemicals tienen una “columna vertebral” formada por carbono: los que tienen menos de seis átomos de carbono son de «cadena corta», mientras que el resto son de «cadena larga». Los compuestos de PFAS de cadena larga pueden permanecer en el cuerpo durante mucho más tiempo que los de cadena corta, según un pequeño estudio realizado en Arvidsjaur, Suecia. Después de un accidente, trabajadores del aeropuerto habían estado bebiendo agua que contenía compuestos PFAS procedentes de espumas contra incendios. Sus muestras de sangre contenían PFOS de cadena larga con una vida media de 2,93 años y PFOA con una vida promedio de 1,77 años. Por el contrario, una molécula corta llamada PFBS tenía una vida media de sólo 44 días. Una razón para esto es que los riñones parecen ser mejores para eliminar las moléculas de cadena corta del cuerpo.
Vale la pena recordar que la vida media no significa que la sustancia química se elimine en ese tiempo. Más bien es el tiempo que tardan los niveles en la sangre en caer a la mitad de su valor original. Los químicos pueden permanecer en el cuerpo por mucho más tiempo, especialmente si se complementan continuamente bebiendo agua contaminada u otras fuentes.
Puede ser abrumador tener conocimiento de esta información, pero es importante saber qué tipo de materiales evitar y principalmente poder saber qué exigir a gobiernos y empresas para poder invertir nuestro dinero en materiales y alimentos que no vayan a ser fuentes de problemas en nuestra salud. Es importante recordar que nosotros tenemos el poder de dejar de comprar este tipo de productos y optar por alternativas más saludables, a pesar de que nos tome más tiempo y esfuerzo encontrarlas.
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