¿Cómo nos afecta el racismo ambiental?

Las consecuencias del calentamiento global han parecido no discriminar entre clases sociales. Hemos visto cómo países ricos como Estados Unidos, España y Alemania sufren las consecuencias del cambio climático en diferentes ocasiones. Sin embargo, a pesar de que los fenómenos meteorológicos puedan suceder en cualquier país del mundo, no toda la población de cada país los sufre por igual. Las poblaciones marginadas suelen ser las mayores víctimas de las consecuencias del cambio climático. A esta segregación le llamamos racismo ambiental.

 

¿Qué es el racismo ambiental?

El término racismo ambiental fue acuñado por el defensor de los derechos humanos, Benjamin F. Chavis Jr. La definió como la ubicación intencional de instalaciones contaminantes y de desechos en comunidades que están pobladas principalmente por afroamericanos, latinos, pueblos indígenas, asiáticoamericanos e isleños del Pacífico, inmigrantes. trabajadores agrícolas y de bajos ingresos.

 

Al mismo tiempo, el sociólogo Robert Bullard, conocido como el “padre de la justicia ambiental”, identificó ejemplos adicionales y ayudó a solidificar el movimiento. También amplió la definición de racismo ambiental como “cualquier política, práctica o directiva que afecte o ponga en desventaja (de manera intencionada o no) de manera diferencial a individuos, grupos o comunidades por motivos raciales”.

 

¿Por qué existe el racismo ambiental?

El racismo ambiental es una forma de racismo sistémico. Y existe en gran medida debido a políticas y prácticas que históricamente, y hasta el día de hoy, han favorecido la salud, el bienestar y las opciones de consumo de las comunidades blancas sobre las de las comunidades no blancas y de bajos ingresos. La razón detrás de esto es que el desarrollo inmobiliario (además de quienes viven en los inmuebles) tienen más poder en las zonas ricas que en las zonas pobres de diferentes centros urbanos. Es mucho más fácil evitar que haya complejos industriales en zonas ricas que en zonas pobres. Muchas veces es incluso impensable que éste tipo de industrias decidan asentarse en zonas industrializadas y ricas (también por el hecho que tendrían que disponer de los desechos en donde viven las personas privilegiadas). De igual manera es mucho más común que haya más espacios de esparcimiento como parques, árboles en las banquetas y avenidas arboladas en las zonas ricas en las que hay mayormente una población blanca. 

De manera que Bullard y otros estudiosos llaman a esa toma de decisiones sobre el uso de la tierra por parte de los gobiernos locales una forma de opresión sistémica, donde la etnia y el nivel socioeconómico es un factor dominante. Si bien nadie quiere ver desechos peligrosos en su patio, las comunidades principalmente blancas y que son parte de la clase media-alta siempre han tenido más éxito en prevenirlos. Por  otro lado, las comunidades pobres e indígenas a menudo son percibidas como pasivas y no tienen la influencia ni los recursos para desafiar el vertido de desechos tóxicos en donde viven.

El racismo ambiental se manifiesta de muchas maneras y tiene varios impactos acumulativos para las poblaciones que lo sufren. Estos incluyen problemas de salud física y mental, desigualdad económica, profanación de espacios culturales y niveles desproporcionados de contaminación. 

 

Ejemplos de racismo ambiental en el mundo

En el norte de México, por ejemplo, el envío masivo de baterías de automóviles usadas desde Estados Unidos y otros países a recicladores de metales (ubicados en esta zona y no en su país para beneficiarse de leyes laborales y ambientales laxas) ha provocado altos niveles de envenenamiento por plomo entre los trabajadores y la contaminación. del suelo, el aire, el agua y el ganado.

Por otro lado, al menos el 23% de los desechos electrónicos de los países desarrollados se exportan a instalaciones informales de reciclaje en China, India, Costa de Marfil, Ghana, Liberia y Nigeria. Las poblaciones locales que realizan el trabajo utilizan técnicas rudimentarias porque no tienen la  tecnología para manejar los desechos electrónicos de manera más segura y no hay muchas regulaciones ambientales. Eso ha expuesto a pueblos enteros a materiales tóxicos, que han causado enfermedades y contaminación.

 

En una época en la que la inclusión y la visibilización de las poblaciones vulnerables ha sido una tendencia cada vez mayor, estas prácticas no deberían existir. Es importante darle voz a las personas afectadas por el racismo ambiental para que las grandes industrias que provocan los daños se hagan responsables y, finalmente, actúen de manera responsable con el planeta y las comunidades.

 

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