De Fukushima a Chernóbil: el peligro nuclear continúa

Energía nuclear

El 11 de marzo de 2011 tuvo lugar el accidente nuclear de Fukushima, el más grave hasta el momento después de Chernóbil.

Hoy, once años después, las alarmantes noticias sobre el grave riesgo que corren las centrales nucleares de Ucrania como consecuencia de la guerra nos recuerdan los acontecimientos de marzo de 2011.

La catástrofe nuclear de Fukushima no fue provocada por una guerra, sino por las fuerzas de la naturaleza, unida a fallos institucionales, con la influencia política y una legislación dirigida por la industria como telón de fondo.

La energía nuclear no es el camino

Pero en cualquier caso, Fukushima y Chernóbil nos muestran que las consecuencias humanas y ambientales de la energía nuclear son devastadoras e inasumibles.

A medida que los recuerdos del desastre y el accidente se desvanecen, nos enfrentamos a un grave problema. Todavía hay 59 reactores nucleares en Japón (incluidos aquellos que están cerrados permanentemente).

A fines de febrero de 2022, diez de ellos habían reiniciado sus operaciones. Gobiernos y empresas eléctricas en distintos lugares del mundo están promoviendo la idea de que las centrales nucleares serán una de las soluciones clave para la descarbonización.

Una de las conclusiones que nos permite sacar este trágico conflicto y este triste aniversario es que, en materia energética, no existe fuente de energía más peligrosa que la nuclear, que no es una opción válida frente a los combustibles fósiles que provocan la emergencia climática.

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