Desastre en Chernóbil: ¿Qué pasa en el ADN humano por la radiación?

ADN

Una noche de abril de 1986, en la ciudad de Chernóbil tuvo lugar el mayor accidente nuclear de la historia.

La tapa del reactor 4 estalló dejando al descubierto el núcleo del reactor y, con él, un enemigo invisible que avanzaba implacable: la fuerte radiactividad emitida.

La forma que tiene la radiactividad de afectar a otras moléculas, ya sean nuestras o de cualquier otro organismo, es mediante la emisión de partículas.

De tres tipos para ser exactos: alfa, beta y gamma. Dependiendo de contra qué “choquen” estas partículas, se producirá un cambio u otro.

Qué le pasa al ADN humano con la radioactividad de Chernóbil

Cuando las partículas radiactivas interactúan con alguna de las bases nitrogenadas, pueden provocar su alteración o su pérdida. Por ejemplo, puede suceder que donde debe haber una A, haya una C o una T, o sencillamente nada.

Es lo que se conoce como mutación. Y puede ser peligrosa si afecta a uno o varios genes que sirvan para el funcionamiento de nuestro cuerpo. Entonces, si heredamos los genes de nuestros padres, ¿podemos heredar genes mutados por la radiactividad?

Lo que encontraron fue que la radiactividad de Chernóbil había causado roturas en el ADN, y durante su reparación por parte de las células se habían fusionado y mezclado genes.

Es como si al intentar pegar los trozos de una carta hecha añicos unimos mal los trozos: la carta pierde el sentido. Exactamente esto pasa con los genes: al fusionarlos no pueden llevar a cabo correctamente sus funciones y se producen alteraciones en nuestro organismo.

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