El impacto ambiental del turismo

El turismo es una de las industrias más grandes del mundo. Según la ONU, se estima que tiene un valor del 10% del PIB mundial cada año, además de tener un impacto significativo en el medio ambiente. Existen comunidades enteras que sobreviven de la actividad económica generada por el turismo.

 

Es importante mencionar que este impacto suele ser negativo en una gran parte de los casos, pero también puede llevar a una mayor apreciación de las zonas turísticas, lo que puede  traducirse en una mayor financiación para los parques nacionales, la conservación de la vida silvestre y la preservación de los sitios del patrimonio cultural.

El turismo y su impacto

El exceso de turismo, que ocurre cuando el número de turistas supera la capacidad de una zona, puede dañar los ecosistemas, perturbar o dañar la vida silvestre local y generar contaminación. 

 

La huella de carbono del turismo es otra preocupación crítica. Los viajes aéreos, un componente importante del turismo mundial, contribuyen sustancialmente a las emisiones de gases de efecto invernadero. El sector de la aviación contribuye alrededor del 2% de las emisiones globales anuales de dióxido de carbono.

 

Hoy en día incluso existen las llamadas “compensaciones de carbono” que son créditos que una persona puede comprar al viajar para compensar las emisiones personales realizadas durante el viaje. Sin embargo, varios expertos han dicho que su impacto es engañoso, ya que genera una creencia falsa de que se puede volar y emitir gases de efecto invernadero y pagar por estos créditos y eso automáticamente borra el impacto generado. Se estima que se emitieron 1,700 millones de dólares en créditos de carbono en todo el mundo, según un análisis de la empresa de contabilidad global KPMG. 

 

Esto es un monto de dinero que podría ser invertido en iniciativas que verdaderamente tuvieran un impacto positivo en las emisiones de la industria de aviación, como lo es el sustainable aviation fuel o SAF.

 

En relación con el cambio climático, el turismo contribuye al calentamiento global y se ve afectado por él. Si bien la industria aumenta las emisiones globales, los destinos, particularmente aquellos en regiones costeras o áreas montañosas, enfrentan la peor parte del aumento del nivel del mar o los cambios en los patrones climáticos. 

 

El derretimiento de los glaciares en lugares como los Alpes o los Andes afecta a la industria turística local que depende del esquí y el montañismo. Las zonas costeras, como las Maldivas o algunas partes de Tailandia, enfrentan la amenaza de hundirse o el aumento de las marejadas ciclónicas, lo que podría desplazar a las comunidades locales y amenazar las mismas atracciones que atraen a los visitantes. Es un desafío cíclico: el turismo impulsa el cambio climático, que a su vez perturba el turismo. Equilibrar los beneficios económicos del turismo con la urgente necesidad de sostenibilidad ambiental es un desafío global continuo.

 

Principales daños del turismo global

Es importante conocer las principales maneras en las que el turismo afecta a las comunidades, para así poder ejercer un turismo más consciente y apoyar iniciativas que intenten mitigar estos daños.

 

  • Uso excesivo del agua

Al albergar a tantos visitantes pasajeros y tener que proveer un sinfín de necesidades como cocinar, higiene de blancos, llenar fuentes y albercas, entre otros. Uno de los ejemplos más emblemáticos son fuentes de entretenimiento como los campos de golf. Un campo de golf promedio en un país tropical, por ejemplo, utiliza tanta agua como 60,000 habitantes de una zona rural. También utiliza 1,500 kilos de fertilizantes químicos, pesticidas y herbicidas al año. Además del uso indiscriminado de recursos, la contaminación a los mantos acuíferos es muy grande.

 

  • Contaminación acústica y lumínica

La contaminación acústica y lumínica son preocupaciones adicionales en zonas con mucho tráfico turístico. El constante zumbido de embarcaciones, vehículos y la actividad humana pueden perturbar la vida silvestre, afectando sus comportamientos naturales y patrones de reproducción. Las tortugas marinas, por ejemplo, que dependen de la luz de la luna para encontrar su camino desde la playa hasta el océano, pueden verse desorientadas por las luces brillantes de las propiedades frente a la playa, lo que hace que su supervivencia sea aún más precaria.

 

  • Problemas de gestión de residuos

La gestión de residuos plantea otro desafío. En muchos destinos populares, la afluencia de turistas supera la capacidad local de gestión de residuos, lo que genera contaminación. Por ejemplo, el Monte Everest, a menudo denominado «el vertedero de basura más alto del mundo», está lleno de cilindros de oxígeno, desechos plásticos e incluso equipo de campamento desechado por los escaladores. Estos desechos incontrolados no sólo estropean el paisaje sino que también pueden contaminar las fuentes de agua locales, impactando tanto a las poblaciones humanas como a las de vida silvestre.

 

Todos estos son problemas que exceden nuestro control pero que a la vez pueden ser factores que impactan nuestras decisiones de cómo vacacionar y dónde. Podemos preferir lugares donde nuestro dinero llega directamente a personas de la comunidad, donde los hoteles no causan disrupción a las especies nativas y donde el turismo no esté controlado por las grandes cadenas que no cuidan los recursos locales. La manera en la que invertimos nuestro dinero al realizar turismo es clave para mitigar estos daños.

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