El fenómeno de “El Niño’ que se extenderá hasta los primeros meses de 2024, provocó la furia del huracán Otis en Acapulco, México; y además la sequía en el Amazonas, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para América del Norte, Centroamérica y el Caribe.
Rodney Martínez Güingla, representante de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para América del Norte, Centroamérica y el Caribe, explicó a América Futura que El Niño se caracteriza por un calentamiento anómalo del océano Pacífico ecuatorial, está impactando de manera especialmente fuerte en la región por las condiciones atmosféricas inusuales que encuentra debido al cambio climático.
El País publica que Otis dejó a la vieja joya turística mexicana de Acapulco devastada, con hoteles y lujosos edificios descascarados, barrios enteros sin agua, luz, ni señal telefónica y negocios saqueados después de que Otis pasara en pocas horas de una tormenta tropical a huracán categoría 5 -la mayor registrada- dejando un rastro de destrucción y casi medio centenar de muertos.
“Existe la hipótesis de que podría estar relacionado con la subida de la temperatura de los océanos”, le dijo a EL PAÍS Claudia Rojas, del departamento de Ingeniería de Procesos e Hidráulica, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), después del impacto de Otis. “No significa que haya más huracanes, pero sí que cuando hay uno, el ciclón acelera su formación tomando más energía bajo estas condiciones”.
Martínez Güingla coincidió que las temperaturas de hasta 31 grados centígrados del mar fueron un “combustible muy eficiente para el sistema tropical”, a lo que se sumaron una mayor humedad atmosférica, y la falta de factores en el aire como viento de cizalladura, que interfirieran en su formación.
Ahora, el representante de la OMM cree que la ciudad debe aprovechar el momento para evaluar los códigos de construcción y los parámetros para volver a poner en pie un emblema turístico en primera línea de playa en un área expuesta a los huracanes cuya severidad podría incrementar debido al cambio climático.
Otra severa afectación de El Niño: La Sequía
El Amazonas, el río más caudaloso del mundo, seco, con delfines y peces muertos, barcos varados y comunidades enteras de la Amazonia brasileña con temor a quedarse incomunicadas, sin agua y alimentos en medio de una inédita sequía.
La sequía, típica en esta época, pero agravada por el fenómeno de El Niño, está causando graves problemas de desabastecimiento de agua potable y alimentos a decenas de miles de personas que viven en cientos de aldeas repartidas por un territorio que equivale al de la Unión Europea.
Las autoridades intentan paliar la escasez con ayudas económicas y el reparto de ayuda humanitaria, pero navegar por los ríos -considerados en la Amazonia el equivalente a las autopistas- también se ha vuelto más complicado.
Los suministros de emergencia consisten en alimentos básicos y 20 litros de agua potable por familia. Por culpa de la escasez de lluvias, unos han perdido sus cosechas, otros no han logrado transportarlas hasta los mercados para venderlas.
El climatólogo Carlos Nobre, uno de los grandes estudiosos de la Amazonia, explicaba recientemente a Deutsche Welle de Brasil que esta región ha tenido cinco sequías en los últimos 20 años relacionadas con el fenómeno de El Niño en el océano Pacífico ecuatorial.
“Las sequías intensas eran raras y ocurren cada vez más a menudo en el sur de la Amazonia. Y tenemos Niños más fuertes. Todo eso acelera la degradación de la selva y podemos alcanzar un punto de no retorno”, avisa.
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