En el piso de la CES en Las Vegas, en enero pasado, vi a docenas de compañías mostrando productos diseñados para ayudarnos a adaptarnos al cambio climático. Fue un recordatorio inquietante de que hemos inclinado la balanza sobre el calentamiento global y que las temperaturas más cálidas, los incendios forestales y las inundaciones son la nueva realidad.
Basándonos en nuestras actuales emisiones de dióxido de carbono, podemos esperar un calentamiento de hasta 1,5 °C para 2033. Incluso si dejáramos de arrojar carbono hoy, las temperaturas seguirían aumentando durante un tiempo, y el clima se volvería aún más errático.
Las empresas de la CES reconocen que es demasiado tarde para detener el cambio climático. Frente a esta constatación, este grupo de empresarios se centra en la adaptación al clima. Para ellos, el objetivo es asegurarse de que las personas y la economía mundial sigan sobreviviendo en la mayor parte del mundo posible. Las empresas de estos empresarios están desarrollando aspectos prácticos, como prendas de vestir que se adapten al clima o nuevos materiales de construcción con puntos de fusión más altos para que las carreteras no se agrieten con las temperaturas extremas.
En otros lugares, Epicore Biosystems está construyendo sensores microfluídicos que se pueden llevar puestos y que monitorean a las personas para detectar deshidratación o altas temperaturas corporales. Los sensores de Epicore ya se están utilizando para los atletas.
Pero no es difícil imaginar que en un futuro próximo habrá un mercado para ponerlos en la construcción, en las granjas y en los almacenes que tienen que realizar trabajos en el exterior cuando hace calor.
Las temperaturas extremas -y las fluctuaciones extremas entre las temperaturas- también son terribles para nuestra infraestructura vial y ferroviaria existente. Empresas como RailPod, así como universidades, están construyendo aviones teledirigidos y robots alimentados por la IA que pueden monitorear kilómetros de carreteras o vías y enviar datos sobre las reparaciones.
Y luego están las inundaciones. Los caminos costeros y las carreteras cercanas a los ríos tendrán que soportar mareas gigantes, inundaciones repentinas y aguas de inundación sostenidas. Los ingenieros de pavimentación están trabajando en el hormigón poroso para mitigar los daños causados por las inundaciones y en sensores integrados para comunicar el estado de una carretera en tiempo real a los funcionarios de transporte.
Hay muchas incertidumbres sobre el calentamiento de nuestro planeta, pero lo que no está en duda es que el cambio climático dañará nuestra infraestructura y alterará nuestros patrones de trabajo. Muchas empresas se centran en el admirable objetivo de evitar un mayor calentamiento, pero también debemos prestar atención a las empresas que pueden ayudarnos a adaptarnos. Un planeta más caliente ya está aquí.
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