Un reciente estudio advierte que las estaciones del año se encuentran desfasadas en varias regiones de la Tierra, con consecuencias directas para la vida silvestre, la producción agrícola y los ecosistemas marinos.
La investigación, publicada en Nature, analizó imágenes satelitales recopiladas durante dos décadas y detectó que la primavera se retrasa en latitudes y altitudes elevadas.
“El estudio ofrece un retrato sin precedentes de los ciclos estacionales de los ecosistemas”, señaló el ecólogo Drew Terasaki Hart.
Cabe mencionar que los científicos identificaron “puntos calientes” de asincronía estacional, donde territorios cercanos muestran calendarios muy distintos. Este fenómeno se observa especialmente en zonas mediterráneas y áridas de California, Chile, Sudáfrica, Australia y la cuenca del Mediterráneo.
Por otro lado, también se detectaron desfases en cordilleras tropicales como los Andes, África oriental y el sudeste asiático, donde la altitud y los microclimas generan marcadas diferencias en los ciclos vegetativos. Según Terasaki Hart, este patrón “podría ser clave para entender la distribución de especies en regiones de gran biodiversidad”.
El mar tampoco escapa de la falta de sincronía: el fitoplancton presenta desfases de hasta 50 días en áreas cercanas, alterando la pesca, los ecosistemas marinos y la capacidad del océano de absorber carbono.
La alteración del calendario natural tiene impactos en migraciones de aves, polinización, cosechas y pesca. En la agricultura, genera incertidumbre en las siembras y cosechas, incluso entre granjas vecinas. En Colombia, por ejemplo, plantaciones de café separadas por un día de viaje muestran ciclos tan distintos como si estuvieran en hemisferios opuestos.
Los expertos plantean que estas variaciones pueden aportar cierta resiliencia frente a sequías o plagas, pero también aumentan la vulnerabilidad de comunidades humanas y ecosistemas. Por ello, recomiendan planificar la agricultura considerando estos desfases y diseñar áreas protegidas que incluyan la diversidad de ritmos ecológicos.
“Comprender cómo varían las estaciones en espacio y tiempo es esencial para anticipar las consecuencias del cambio climático en las especies, los ecosistemas y las actividades humanas”, concluyó Terasaki Hart.
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