Las tasas de natalidad han ido en declive en un gran número de países. Incluso a pesar de que existan políticas para incentivar la tasa de natalidad en distintos países como Taiwán, Corea del Sur, Dinamarca y Noruega, éstas no parecen haber dado los resultados esperados.
El fracaso de tantas políticas pronatalistas -a menudo muy costosas- para producir un gran retorno hace que tanto los formuladores de políticas como los observadores se pregunten si existe alguna manera de que los gobiernos convenzan a sus ciudadanos de tener más bebés.
Razones para no tener hijos
Existen muchas razones por las que las personas no desean tener hijos hoy en día, las cuales van desde motivos políticos hasta razones personales. Una de las más comunes al día de hoy es el miedo al futuro ambiental, principalmente imaginando el mundo que enfrentarán las nuevas generaciones.
De ahí que ahora existan estudios que lo demuestran. Una nueva investigación ha descubierto que muchas personas ahora basan sus decisiones de no tener hijos en sus temores al colapso climático.
Se cree que este estudio, realizado por un equipo de académicos del University College London, es la primera revisión sistemática que explora cómo y por qué las preocupaciones relacionadas con el clima pueden estar afectando la toma de decisiones reproductivas.
Este análisis encontró que, en 12 de 13 estudios, las preocupaciones más fuertes sobre el colapso climático se asociaron con el deseo de tener menos hijos, o no tener ninguno.
Desigualdad en los motivos
Para quiénes se toman en serio el futuro del planeta, el tener hijos suele involucrar dos consideraciones importantes: la primera es el futuro de los hijos que se traigan al mundo, y cómo es que podrían ser afectados por los daños desastrosos del cambio climático. El segundo son las emisiones que se ocasionan inevitablemente al tener un hijo.
Sin embargo, las personas que toman en cuenta estos factores podrían ser, quizá, personas que pueden darse este “lujo”, citando el medio ambiente como su mayor preocupación. Esto podría indicar un factor de mayor poder adquisitivo, ya que el acceso a servicios médicos o sustento económico de los niños en cuestión no sea la mayor preocupación.
En el estudio antes mencionado, Hope Dillarstone menciona que estos motivos cambian incluso geográficamente. Se menciona que, durante la investigación, hubo una preocupación que surgió sólo en Zambia y Etiopía, que tenía que ver con la capacidad de una familia para subsistir y adquirir recursos. De manera que es un motivo que se ve claramente afectado por la crisis ambiental pero no la cita explícitamente como un motivo para desistir de tener hijos.
Además de la creciente conciencia de las personas acerca del mundo que estamos dejando para las siguientes generaciones, también está el hecho de que ahora las mujeres están en mayor control de su fertilidad en algunos países gracias a los anticonceptivos y los métodos más accesibles de interrupción del embarazo. Esto también evita que existan embarazos no planeados, impactando también la reducción de la tasa de natalidad.
Cabe mencionar que esta tendencia no es común a todos los países, ya que es más popular en los países desarrollados -que a su vez tienen mayor acceso a la información que los hace llegar a estas conclusiones- que en los países con menos recursos. Según Statista 2023 algunos países todavía llegan a tener una tasa de natalidad de casi 7 bebés por mujer, tal es el caso de Nigeria. Los países que están en el top 10 son: Nigeria, Angola, la República Democrática del Congo, Mali, Benín, Chad, Uganda, Somalia y Burundi. Todos se encuentran en vías de desarrollo y pertenecen al continente africano.

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Conclusión
Tener un hijo es un proyecto de vida, una decisión personal o entre una pareja que implica una seria responsabilidad y un constante compromiso, además de una gran cantidad de gastos e inversiones desde el momento de la gestación. La realidad es que traer una nueva vida al mundo viene con numerosas consecuencias, y serán las nuevas generaciones quiénes deban enfrentar el estado del planeta en el futuro. Independientemente de si deseamos tener hijos o no, cuidar el planeta para las futuras generaciones es una responsabilidad común a todos los seres humanos, que se debe tomar con la misma seriedad que traer a alguien al mundo.
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